LXI •Bangladesh•

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El calor del desierto me hacía sudar como un cerdo. Limpie mi frente con el dorso de mi mano y la agite para eliminar las gotas.

—Hombre blanco. —Un tipo tocó mi hombro y me entregó una cantimplora. La abrí de inmediato y bebí de su contenido. Hice una mueca que lo hizo reír a él y al otro grupo. —Vino tinto.

—¿Es vino? —El hombre asintió sin borrar su sonrisa. —Vaya, eso explica mucho.

—No entendí. —Me arrebató la botella y la guardó sobre su bolsillo.

—¿No hablan el mismo idioma que yo?

—No, no. Hindi y nada más. —Repitió mientras negaba repetidas veces con su cabeza y manos.

—Ya veo.

Dejé que mi vista observara el camino que recorríamos en esa Jeep en medio de esas arenosas carreteras. Me quedé en completo silencio, escuchando como todos esos hombres hablaban en un idioma que no entendía en absoluto, y sintiendo el sol pegar en mi cabeza.

"¿De dónde soy?"

•••

P

aul abrió la puerta y me dejó pasar a su casa. Se suponía que Jane había salido con su padre a un corto viaje a Cambridge, lo que quería decir tiempo para estar con Paul. Ambos estábamos libres porque Cynthia se había ido a un parque acuático junto a mi mamá, Mimi, el tío George, Julian y su fea mamá y luego irían a casa de mi mamá para pasar la noche ahí. Yo me liberé con el pretexto de "es que tengo mucho trabajo", por lo que decidieron irse.

—Que bonito te ves. —Paul se giró y ambos nos vimos directo a los ojos. —Mira, te traje algo. —Estiré mi brazo para que él tomara la bolsa, y lo hizo.

Sus ojos se concentraron en el fondo y luego volteó a verme.

—¿Es lo que creo que es? —Asentí repetidas veces.

—Es como el regalo de aniversario. —Paul soltó una carcajada y sacó aquel libro que tanto anhelaba y que era muy difícil conseguir en Liverpool.

—Ay, yo lo olvide. Que mal novio soy.

Yo me acerqué a él y rodeé su cintura con mis brazos.

—Si, que mal novio eres, ¿Cómo no te vas a acordar?

—Lo siento, de verdad. Es solo que he estado tan centrado en los nuevos proyectos y los invitados. —Lo apreté más a mi cuerpo haciéndolo soltar un jadeó y me reí al ver su expresión. —Oye, te estoy contando mis preocupaciones.

—Lo siento Paulie. —Me incliné a él para besar sus labios, pero no me dejó  hacerlo. —¿Que pasa?

—John, ¿Te vas a casar con Cynthia? —Me quedé quieto, observando como la expresión de Paul cambiaba a una desanimada. —Bueno, tomaré eso como un si.

—¿Quien te lo dijo?

—Nadie, ya sabes. Las voces corren y a veces llegan a tí sin querer.

—Te lo iba a decir. —Tomé su mejilla para de alguna manera suavisar la situación. —Pero no hallaba el momento correcto.

—John, está bien. Escucha, era algo que debía pasar y no estoy enojado, solo estoy algo celoso y triste, pero se que no está en tus manos ni las mías.

Aquello me rompió el corazón y lo abracé con fuerza, dejando mi cara pegada a su pecho.

—Esta bien, Johnny. No estoy enojado, lo pensé y es lo correcto. —Dió besos sobre mi cabeza y sobó mi espalda. —Jules necesita un papá y una mamá unidos.

—Pero también necesita que se amén, y Paulie, yo no la amo. —Escurrió mi primera lágrima que resbaló por mi mejilla y cayó sobre mi nariz hasta el suelo. —De verdad quiero que todo acabe de una vez.

—No digas eso. —Susurro a mi oído. —Las cosas suceden por algo, John. Tal vez no tengas amor por Cynthia, pero la quieres, ¿No?

—Claro, Cynthia es muy buena mujer, pero tú sabes a quien amo. Paul, últimamente me he sentido muy vacío y sé que no debería, pero los pensamientos no paran de recordarme que soy un marica y que eso de alguna manera está mal.

—Hey, ambos somos unos maricas. —Agarró mi mentón y dió un par de besos en las comisuras de mis labios. —Tu y yo lo descubrimos cuando nos conocimos, y nadie nos enseñó a como evitarlo, solo nos dicen que nos alejemos de tipos así. Mírame, jamás me junte con alguien gay y aún así ve en que punto estoy: tomando a un hombro del mentón mientras me abraza muy de cerca y dándole besos, dime ¿Que hay más gay que eso? 

—¿Ser follado por un hombre en el concierto de los Rolling Stones?

—Hey. —Carcajeó, dejándome ver sus bonitos dientes aperlados. —Creo que follar a un hombre es más gay.

—Claro que no. —Sonreí. —Sabes, creo que lo más gay es enamorarse con todo el corazón de otro hombre tan bonito como tú.

—Y como tú. —Limpió mis lágrimas y tomó mi mejilla para darle un apretón. —¿Que te parece salir?, Hace mucho que no vamos al bar ese.

—Me encantaría. De alguna manera ese lugar me hace sentir pertenecido y respetado.

—A mi también.

Paul tomó mis manos y enlazó sus dedos con los míos.

—Pero me siento más respetado y pertenecido cuando estoy contigo, relamente encuentro en ti un soporte, John. Sé que suena demasiado cursi, pero es real.

—No me arrepiento por haberte besado en aquel lugar.

—Y yo agradezco que lo hayas hecho. De no haber sido por tí, yo jamás te hubiese dicho como es que me sentía hacia ti.

—Paulie, antes de irnos quiero que hagamos el amor. Darnos besos, escuchar música mientras ambos nos acariciamos.

—Johnny, no se dice, se hace.

Me tomó de la mano y me hizo avanzar hasta el sofá. Dejó la bolsa plástica en el otro sofá y volvió justo donde me había dejado.

—Creo que escuche que tener sexo levanta el ánimo. Supongo que tampoco has tenido sexo.

—Desde esa vez que lo tuve contigo ya no lo he visto a hacer.

—Pues que buen chico.

Cambio su tono de voz drásticamente a una traviesa.

—Y más te vale que subas esos ánimos jovencito, si no quieres ser castigado.

Me eché al sofá y Paul subió a mi regazo, dándome la cara.

—Te amo, tanto. —Lo rodeé con mis brazos, dejando mi cabeza sobre su estómago.

—Yo te amo un millón de veces más, mi cariño.

Elevé mi cara para verlo, justo el volteó a verme y sonrió.

—Y tienes todo mi amor.

Entonces se lanzó a mis labios, ambos comenzamos a sucumbir en una total locura de besos llenos de amor auténtico, porque para alguna situación mala habría una buena.

—Ahora quitese esos pantalones jovencito.

Se lanzó a mi cuerpo, haciéndome recostar sobre el sofá, y comenzó a besar mi cuello.

—¡No, no!, ¡Ahí no!

"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora