XV

94 14 39
                                    

Carraspeé y de inmediato me puse de cuclillas junto a él.

—¿Cuánto te duele?

—Un...poco.

—No te toques ahí, cuando lleguemos al taller podemos pedir agua y te lavas para que no...

Parecía un idiota viéndolo a los ojos, pero ese chico era...¿Lindo?, Estaba muy confundido y bastante aturdido porque ahora me sentía un verdadero maricón de primera, pero su manera tan suave de hablar me provocaba un hormigueo en toda la cara y parte de la espalda.

—Y puedo llevarlos en mi auto si quieres, aunque hay pelo de Martha regado por los asientos y....

Lo agarré por el mentón y lo acerqué a mi para besarlo. Él se quedó estático y yo lo solté enseguida, sintiendo mis orejas calientes y el estómago con una presión fuerte por lo que había hecho.

"¿¡Que hiciste John!?"

Ambos nos quedamos en silencio y un trueno nos hizo reaccionar.

—¿Que...que fue?

Él apunto sus labios y yo reí de nervios y negué.

—No, no...nada. —Rasqué mi frente intentando liberar la tensión que en ese momento me estaba carcomiendo.

—Si, si fue algo. Me besaste. — Insistió.

—¿Cuando?

—John, lo acabas de hacer. —Me agarró por el mentón y paso una mano detrás de mi nuca y me besó. —Lo...lo hiciste así. —Dijo luego de soltarme de ese corto beso, pero aún mantenía su mano donde la había dejado.

—No, no...—lo agarré está vez yo y lo besé. Ambos comenzamos a mover nuestros labios con tanta templeza, empecé a temblar y me hizo sentir bastante vulnerable y fascinado. Él me hizo recostarme poco a poco sobre el polvoriento suelo y se acomodó en mi regazo sin dejar mis labios de lado. Sus manos comenzaron a pasajear por mi pecho y las mías por su cintura. Tuvimos que separarnos por la falta de aire y noté sus labios rojos y bastante hinchados. —A-así lo hice yo.

Relamí mis labios al ver su rostro bastante sonrojado y con un ligero toque de exaltación.
Él sin decir algo más me hizo elevar mis brazos y comenzó a besar mi cuello. Lo hacía lento y podía sentir la punta de su lengua pasear por dónde sus labios masajeaban.

—Mmh, no deberíamos estar así.

Me ignoro por completo y en su lugar agarró mi mano y la dejó sobre su pene, me quede pasmado y abri mis ojos como nunca lo habia hecho. Jamás en mis veinticuatro años había tocado un pene que no fuera el mío y ahora me sentía el más marica del mundo, pero me gustaba sentirme así, como uno de esos hombres que les gustaba chupar lo que ellos mismos tenían.

—Por Dios, James. —Succionó una parte de mi cuello y no pude evitar gruñir de la hermosa conmoción que eso me provoco.

Me estaba emocionado demasiado, ya eran casi dos meses en los que Cynthia y yo no habíamos tenido ni una sola pisca de intimidad y todo gracias a su madre que se había ido a vivir a mi casa, según ella, solo unos "mesesitos", y ahora que me encontraba en una situación así no podía dejarla a un lado. Mi cabeza de hombre prehistórico me exigía follar y follar.

No sería una paradoja adivinar cómo complacer a un hombre, yo me satisfacía solo en el baño con aquellas revistas que solía tener mi hermosa novia relacionado a sus productos de belleza y esas revistas que se vendían en tiendas de veinticuatro horas. Solo era masturbarlo hasta que se viniera, ¿Verdad?, Solo eso hacia la gente homosexual..., No había otro modo.

Escuché como había soltado un pequeño gruñido que me erizó completamente. Pronto sus labios subieron a mi mentón y volvió a succionar.
Lo agarré por su voluminoso y redondito culo y lo subí más a mí.

—Mmh.

Intenté bajar sus pantalones, pero no pude. Se levantó de mi regazo y bajó sus pantalones negros, yo aproveché y bajé los míos, levanté un poco mi pelvis para poder resbalarlos hasta las rodillas y cuando lo hice James volvió a subir a mi regazo y pegó su amiguito con mi amiguito, sus manos quedaron a los lados de mi cabeza y gruñí al sentir el grandioso roce entre su pelvis y la mía. Mis pies se arrastraron hacia atrás haciendo levantar mis  piernas y mis manos se engancharon a su preciosa cintura.

—Ah.. Mmh.

Estaba temblando y sintiendo esa rica sensación de placer sobre la parte baja de mi pelvis. Mi cabeza se hecho atrás y mis dientes chirriaron cuando un orgasmo tocó y penetró todo mi estúpido cerebro.

—Ah, te mueves tan bien...—James apegó su cara muy cerca de la mía y escuchaba sus jadeos susurrantes, y eso estímulo cada vez más mi cuerpo.

Comencé a mover mi pelvis en un movimiento de onda y agradecí al cielo haber hecho aquello porque la maldita sensación me hizo cerrar los ojos y disfrutar más y más al punto de jadear sin vergüenza.

—Ah,..Mierda, James.

Mis manos subieron con parsimonia hasta su espalda y lo abrace muy fuerte haciendo que nuestro pechos se tocarán de una buena vez.

—Ah, Johnny.

No podía aguantar más.

—Ah...

Ese último roce me hizo levantar mi pelvis, enterrar mis dedos sobre la suave piel de ese lindo hombre y haciéndome venir.

—Ah...mierda, mierda...

Los espasmos me hicieron sentir en el cielo y poco después al escuchar el gruñido de James supe que también se había corrido.
Mis piernas y pies cayeron al suelo y respiré hondo.

—No puedo creer lo que hicimos. —Reí con poco aliento y retire el cabello de mi frente sudorosa. —Fue lo más exitante que he hecho.

James se quedó en completo silencio y se paró de mi regazo. Levantó sus pantalones y los acomodo.

—¿Estás bien?

Tuve que levantarme y acomodar mis pantalones.

—Si, estoy bien. —Tocó su frente y camino a la ventana. —Solo vayamos al...al taller.

—James, estás todo pálido, ¿ Seguro que estás bien?

Intenté tocar su hombro, pero él se apartó y asintió.

—Estoy bien, solo vayamos dónde debemos, la lluvia ya paró.

Dejó sus manos sobre el muro y brinco, yo hice lo mismo. Él comenzó a caminar de prisa y yo pronto comencé a asimilar lo que habíamos hecho.

•••

Dios, es la primera vez que escribo algo así de explícito.




"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora