XXVI

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—Tranquilita, ¿si?

Agarré el bowl y fui hasta la cocina, dejé el recipiente en el fregadero y abrí la llave para que comenzará a llenarse de agua, cuando estuvo lleno cerré la llave y lo agarré y volví al jardín donde Martha habitaba. Paul me había pedido darle de comer y beber, y ya lo había hecho, ahora solo debía volver y ver cómo estaba Paul.
Durante la tarde había estado estornudando y tosiendo mucho, así que debía estar atento a él.

Deslice la puerta hasta cerrarla y ví, ya que está era de vidrio, como Martha comenzaba a comer. Fui a la cocina de nueva cuenta y agarré la comida que, antes de traer el agua para Martha, había calentado y traído para Paul.

Tomé el plato y lo dejé sobre una más grande, así evitaría tirar la comida, y fui a la habitación de Paul., Estaba acostado viendo la televisión, sus ojos estaban muy cansados y tenía la piel algo pálida.

—Mira, tengo tu comida aquí. Me tocó alimentar a las perras.

—Ah, cállate. —Dijo con una sonrisita y se sentó sobre la cama y recargando su espalda.

Estiré el plato y él lo agarró con cuidado, reposandolo sobre sus muslos.

—Gracias, ya tenía hambre. —Tomó la cuchara y agarró parte de ese arroz blanco.

—Mi mamá lo hizo, hace bastante no probaba su comida. —Con su otra mano me indico con el pulgar que la comida sabía bien. —Si, ella siempre hace la comida muy bien, no como mi suegra que hace comida que se ve y sabe a mierda. —Me senté a su lado para ver la televisión.

—No seas tan malo. —Me dijo luego de tragar. —Tu suegra solo es una mujer difícil de entender.

—Y tu eres muy varonil. —Me golpeó con su puño en el muslo y me dió una miradita de molestia. —Broma, broma. ¿Cómo te sientes?

—Me duele la garganta y la cabeza. Ahg, es que Jane tiene la culpa...y yo también por obedecerla.

—Y todo por unos zapatos todos feos. —Me reí. —Debiste decirme y yo te acompañaba por ellos.

—No quería molestar, aparte, tu estabas con Cynthia en el ultrasonido. —Volvió a comer.

—Si, pero luego pude haber ido a acompañarte, como sea. —Paul recargo su cabeza en mi hombro, comía y veía la televisión.

Los días pasaban y nuestra convivencia aumentaba, así como nuestra confianza y eso se estaba haciendo algo complicado para mí. Estaba conciente que yo había iniciado todo esto con el beso que le dí en aquella salida al bosque, pero me costaba analizar bien todo lo que estábamos haciendo...ya no solo era ese pequeño detalle sexual en el que nos habíamos involucrado, ahora me estaba enamorando de él y comenzaba a asustarme todas las consecuencias, ya no solo con mi relación con Cynthia, sino lo que la gente comenzaría a decir de nosotros, aúnque nada iba enserio...¿No?, Si eso era así no tenía nada que temer...ese sentimiento confuso pasaría con los días.

—¿Puedes subir el volumen?

—Si, claro.

Me levanté de la cama y presioné los botones para elevar el volumen, cuando lo hice volví a la cama y Paul volvió a dejar su cabeza sobre mi hombro y tomó mi mano...
Tragué en seco y observé nuestras manos.

°°°

—Ya está el pavo, mi niña, ven.

Mi papá y yo estábamos sentados en el comedor esperando la cena. Él estaba contándome como había ido a la guerra y su estúpido patriotismo que a mí no me podía importar menos, no quería hacerlo sentir mal, así que solo me dediqué a escuchar lo que decía.

—Tu debes renovar tu plantilla. Uno nunca sabe que pase en el futuro. — Bebió de vino y luego sonrió. —Apuesto que te iría mejor como soldado que como locutor.

—Si tú dices.

Mi madre, junto a mi suegra y Cynthia entraron al comedor y acomodaron toda la comida. Era un gran pavo, puré de papa, ensalada de verduras y otros complementos para la cena navideña.

—Iba a servir para ustedes, pero me pareció mejor que cada quien agarré su parte. —Dijo mi mamá. Puso un plato delante de mi y beso mi cabeza. —Espero que te guste, mi niño.

Asentí con una pequeña sonrisa y agarré el cuchillo para comenzar a cortar.

—¿Y Mimi? —Pregunté al momento que cortaba el pavo.

—Esta con tu tío George, fueron a Estados Unidos de viaje. —Comentó mi mamá mientras tomaba asiento. —Dice que vendrá en Enero para entregarte tu regalo.

—Vaya. —Serví el pavo y ví a mi mamá. —Hace mucho que no recibo un regalo.

—Yo te daré el mío en unos meses. —Dijo Cynthia tocando su panza.

—El mejor regalo de todos, mi amor. —Me acerqué a ella y beso brevemente sus labios.

Ella se quedó viendo por un momento mi cuello y puso una expresión de extrañes.

—Bueno, a disfrutar la cena que ya hace bastante hambre.

Dijo mi padre y comenzó a comer, pero como siempre mi suegra la cagaba.

—¡Hey, hey! —Aplaudió varias veces para llamar nuestra atención. —Hay que rezar y decir unas palabras.

—Padre nuestro, amén. Nos espera otro año de impuestos muy caros y mantener a mi suegra. —Agarré mi cuchara y comencé a comer puré.

—Basta, John. —Dijo Cynthia con un tono molesto. —No voy a permitir que le hables así a mi madre, ella está pidiendo de buena manera que recemos y que digamos cosas lindas. Ahg. —Se levantó de su silla y caminó hasta subir las escaleras.

—¿Ya viste, animal?

—Oiga no voy a permitir que le hable así a mi hijo. —Dijo mi padre.

—¡Ya basta!, John. —Me miró mi madre. —Ve a disculparte con Cynthia, y nosotros comamos.

Me levanté de la silla y corrió a la habitación. Antes de entrar escuché los sollozos de Cynthia.

"Eres un completo idiota"

Toqué la puerta dos veces y la voz de mi novia no se hizo esperar.

—Vete, ¿Quieres?, Ya déjame en paz.

—Amor, vengo a disculparme. Sabes cómo soy, a veces hago comentarios fuera de lugar y...

—Ese es el problema John. —Abrió la puerta dejándome ver su rostro empapado de lágrimas. —Siempre dices estupideces..

"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora