VIII

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—Dios santo, ¿Están todos bien? —Mi madre se apresuró hacia nosotros.

—Si, mamá. Tranquila, solo...se cayó la parte de abajo.

—Por el cielo, Jane. —James de acercó más al golpe y lo analizo. —Va a salir caro, y esto lo pagas tu.

Parecía como si a la madre de Cynthia le hubiesen mentado la madre ya que volteó muy ofendida hacia James.

—Aqui vamos. —Murmuré.

—¿Cómo que ella?, ¿Eres su novio o algo así?

—Si señora, es mi novia, pero ella chocó con John.

—¿Entonces jovencito?, Él que debe pagar aquí eres tú, eres el hombre. —Ella camino hasta Jane y acarició su melena rojiza. —Pobre muchachita, seguro es amigo de John, se nota su influencia malvada.

—Esta bien señora, tranquilícese. —Volteo a verme a mi con una mueca de bastante disgusto. —¿Podrías pasarme tu número de seguro?

—Esta bien, no pasa nada, solo debo ensamblar eso y ya queda como nuevo.

Y de nuevo la vieja metiche abrió su boca mientras los demás veían.

—¿Cómo dices?, Debes cobrarle. Eres tan pobre como el perro para que no estés cobrando este accidente.

—El carro es mío, eme, i, o. ¿Ya entendió? —La señora soltó a Jane. Algo me decía que podrían llevarse bien esas dos locas. —No te preocupes, James. Fue un accidente.

—Haré el carro para atrás. Dame las llaves. —Jane se las lanzó.

James entro a su auto. Yo voltee hacia las mujeres y cada una tenía una expresión distinta.

—Bueno, creo que me toca presentarlas. Jane, ella es mi madre, se llama Julia, ella es mi novia Cynthia y la cosa esa es mi suegra.

—John, no seas grosero. —Cynthia saludo a Jane con un beso en la mejilla. —Es mi madre, se llama Lillian.

—Un gusto señora, usted me parece encantadora y elegante.

No había duda, un par de locas.por suerte esa loca era mi suegra y no mi novia.
Jane saludo un beso a mi madre y pronto vimos a Paul.

—Listo, lo hice con cuidado de no hacer más grande el golpe.

—¿Entonces quieren salir a tomar un café o aquí mismo lo hacemos?

—Oh, iban a un café.

—Si, mi amor. Justo venía por tí.

—Tanto que me gusta el café. —La ponzoñosa de mi suegra hacía de las suyas.

—¡Ay! Pues que nos acompañen sus mamás. —Jane propuso con una sonrisa....¿Por qué Dios? ¿Por qué?

—Jane, no puedes invitar a gente así nada más porque...

—No, no se diga más. Andando. ¿Nos iremos en la carcacha del inútil de tu novio o en el auto de Jane? —Preguntó a Cynthia.

—No lo sé, mamá. Quien quieres que se vaya contigo mi amor.

—Con que no venga tu mamá.

—Pues no se diga más. Venga conmigo señora Lillian.

Jane y el vejestorio subieron al carro de James. Cynthia y mi madre subieron al mío.

—Te diria que tiraras el auto a un barranco con mi suegra dentro, pero ahí vas tú y no me gustaría que te pasara algo. Aún así te deseo paciencia con esa señora.

"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora