IV

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Estacione mi auto delante de mi casa, como siempre, tire el bote de basura, pero esta vez estaba muy agotado y borracho como para poder levantarlo. Si bien, era un amante del cigarro, una cosa que detestaba era el alcohol, y no, no era porque su sabor fuera malo, sino que mi madre solía beber al punto de colarse de casa y por ello siempre solían pelear mis padres y para empeorar el tema, siempre solía ser yo el culpable de las desgracias de mis padres. Pero en esta ocasión, el maldito de Martin, después de salir del edificio –Ya despidiendo a los tortolitos masoquistas— me recordó a la invitación al bar y como le dije antes, acepté.

Tenia tres años sobrio de esa cosa llamada alcohol, pero en mi cumpleaños número veinticuatro realmente no tuve pudor alguno como la ultima vez que bebi en casa de mi padre. Recuerdo que aquella vez Cynthia se había molestado conmigo y por ello compro un boleto para viajar a Estados Unidos para "liberarse del estrés", realmente fue una mala racha, y esta vez no sabía que podía esperar.

Baje del auto con bastante torpeza, mis pies tambaleaban y mi vista miope no ayudaba mucho con mi embriagues, cerré la puerta del auto y fui hasta la entrada principal y toque la puerta.

--Cariño.

Toque la puerta dos veces, pero esta no se abría.

--Cyn, amor. —eructé por mero impulso y justo se abrió la puerta mostrando a mi madre y al lado la madre de Cynthia sentada en el sillón junto a la puerta.

Sonreí y entre a casa, todas me vieron con desaprobación, si, mi madre era una hipócrita al juzgarme por mi estado.

--Hola, damitas. –si bien, estaba bastante ebrio y muy distraído para prestar atención, pude ver a la madre de Cynthia ver a su hija con una cara de "que novio llevas" –Disculpé la pregunta, pero ¿que no faltan veintidós días para Halloween?

La madre de Cynthia me miro con indignación entendiendo la clara referencia, que, para mí, ella era una bruja.

--Oh, claro, lo dice el alcohólico poco hombre que deja a su mujer sola en casa, y no digo mas por que tu madre esta presente y le tengo compasión por tener la desfortuna de criar a un hombre como tú. —Contesto ella, se cruzó de piernas y dio una calada a su cigarro. —He venido para ver a mi pequeña, no se si ya te enteraste que está embarazada.

­--¡Mamá, eso! ...ahg. --voltee hacia Cynthia y ella bajo la mirada, sus mejillas quedaron un poco sonrosadas como una bonita manzana.

--¿No que no sabias? –me acerque a ella, pero su madre se puso delante de mí.

--John, creo que no es momento para que...

Voltee hacia mi mamá y ella se intimido.

--¿Qué ibas a decir?, antes que digas algo, recuerda como fuiste conmigo.

Mi madre callo y volteo hacia otro lado, mientras la madre de Cynthia se interponía.

--¿Qué?, ¿ahora soy el malo por embriagarme una vez? –Pregunte con ironía. -- ¿Por qué ocultarme que estas embarazada Cyn?, ¿Por qué no solo dices "oh Johnny seremos padres" por qué? —eructe.

--yo te diré por qué. —me enfrento el vejestorio aquel-- porque eres un hombre explosivo y por qué jamás te deseas establecer con mi hija, te tiene miedo por lo poco hombre que eres y la has llevado al punto de querer hacer una atrocidad, si, mi pequeña hija quiere abortar por tu estúpida y poca valentía para enfrentarte a ser padre. Ah, si te atreves a acercarte no dudare en quemarte con mi cigarro. Así que ahora lárgate al cuarto.

Le quite el cigarro de sus manos y fume de el para soltar el humo en su arrugada cara e irme de ahí.

--Ja, poco hombre. –Dije con ironía, me acerque al cenicero y apague el cigarro. – iré a dormir por que quiero, no por que usted me lo pide.

Subí las escaleras y fui a mi habitación. Me quité los zapatos con mis pies y me acosté en la cama pecho abajo.

--Ahg, me duele la panza. —Me queje y la puerta se abrió a los segundos.

--John, se que estas muy ebrio para entender lo que te diré, pero quiero que nos casemos, no puedo ser una madre soltera, no podría sola.

Escuche, luego sentí que la cama se hundió, se había sentado a mi lado.

--Cyn, ahora no, ¿no ves que no puedo hablar bien?

--Lo sé, pero necesito que me ayudes, no puedes ser un padre irresponsable.

--Luego lo hablamos. Ahora déjame en paz.

Se escucho un bufido y luego la cama se elevo de nuevo y después la puerta se cerró. Yo por fin pude cerrar mis ojos y descansar mientras sentía un par de rugidos en mi panza.

°°°

Cerré la llave del grifo y escuché un sollozo más.

--Ya Jane, no llores. Ya estoy aquí.

Me senté a su lado y le acaricie la coronilla de la cabeza y le entregue el vaso.

--Ya no me vas a querer. Ve, estoy fea, fea.

--Amor, estas bien así. Ese granito en la frente se quita pronto.

Ella limpio sus lagrimas y bebió de el agua y me volteó a ver.

--Todo es tu culpa.

--¿¡Que!?, ¿Por qué mi culpa?

--Tu siempre me engañas, siempre estoy preocupada por que no estés con otra mujerzuela. –Tomo una de sus pastillas y volvió a beber del agua mientras yo frotaba mis manos contra mi cara. --¿Qué no sabias que el estrés produce granos?, ¿Qué no quieres que tenga trabajo?

--Claro que si jane, pero deja de ser tan...

--¿Tan qué?

--Ya dejémoslo por el amor de Dios, solo te pido que no armes una escenita así en mi nuevo trabajo. —Gire para apagar la radio ya que tan solo nos estorbaba el sonido.

--Entonces no me asustes. –dejo el vaso en la mesita de la sala y dio una ultima pasada a sus lagrimales para secarlos bien.

--Ya sé, ¿Qué tal si me acompañas a mi jornada?, Ayer cambiaron mi horario para las seis a ocho.

--No, no puedo y tampoco quiero, que pena. –Se levanto del sillón y volvió a prender la radio—Mejor vete con tu mamá. Quiero estar sola.

Me levanté del sillón, y fui por mi cartera.

--Paulie, dile a Mary que estaré mañana a primera hora en la reunión.

--Aja.

Tomé la cartera del mueble de la tele y salí de casa sin despedirme de ella.

--Al menos Dorothy si me valora. —Claro, iría con mi amante.

"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora