XLII

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El doctor nos había indicado a dónde pasar. El cuarto treinta era en el que se hospedaba Cynthia, yo me sentía algo extraño estando al lado de John...Digo, se supone que era un momento íntimo entre los padres y el pequeño, pero John insistió varias veces en que lo acompañará.

—Pero es para ustedes ese momento. —Le aclaré luego de que ese doctor nos diera el número de cuarto.

—Paul, ¿Recuerdas lo que acordamos?, Tu también serás como el padre.

Y ahora, estábamos empujando suavemente la puerta para entrar a esa habitación completamente blanca.
Cuando entramos vimos a Cynthia con una deslumbrante sonrisa sobre sus labios.

—Buenos días. —Caminó hasta permanecer frente a John, a quien tomo de las mejillas y lo besó varias veces. —Hey, Paul. —Me saludo con un beso en la mejilla y volvió a la cama para tomar su maleta.

—Que alegre amaneciste hoy.

Dijo John mientras caminaba por la habitación. Yo permanecí parado muy cerca de la puerta, me sentía como un intruso...tal vez eso era.

—Es que por fin volvemos a casa. —Ella buscó un par de cosas, realmente no sabía, pero no dejaba su sonrisa de los labios —Amor, ayúdame a buscar los zapatos.

La pareja se puso de rodillas y comenzó a supervisar el lugar, mientras yo los veía, de pronto, la puerta se abrió y paso una enfermera.

—¿John Lennon?

Me volteó a ver y cuando pensaba abrir la boca me entrego a un bebé.

—Felicidades, puede pasar al pasillo a firmar junto a su esposa. —Mascaba el chicle como una cabra y su tono de voz chillón y apresurado me recordaba a Jane...ahg.

—Yo...yo no...

Y antes de poder agregar algún pequeño comentario se fue.
Clave mis ojos en esa pequeña criaturita..., Realmente no se parecía a sus padre, claro, los bebés no solían parecerse a sus padres hasta un tiempo después. Con mi dedo pulgar acaricié su naricita, sus pequeños deditos tomaron y mano, por lo que tuve que sujetarlo bien con el brazo que lo cargaba.

—Hey, ya tienes y mi pequeño.

John se levantó y camino hasta mi.

—Si, entró una enfermera y me dijo que si era John Lennon, pero ni siquiera me dejó contestarle. —John se rió y tomó a su pequeño.

—Tuvo que haber sido Margaret, esa mujer...—Gruñó Cynthia. —Como la detesto. —Me decía mientras se ponía sus zapatos. —Como sea, que bien que está mi bebito aquí.

Ella se acercó hasta John, ambos comenzaron a dormir a su hijo. Era lindo, por supuesto, pero...de nuevo, me sentía fuera de lugar, sentía que estaba siendo un intruso.

—Hey, ven acariciar a tu ahijado. —Me dijo John haciendo mover su cabeza para adelante. —Mira que bonito es, ¿Verdad?

Tomé la manita de Jules y él enredó sus deditos en ella.

—Si, es precioso.

Elevé mi vista y ví a Cynthia con una gran sonrisa.

—¿Entonces seré el padrino?

—Claro, si quieres. —Respondió Cynthia.

—Acepto. —Jules comenzó a llorar y de pronto un olor desagradable brotó en el salón.

—Bueno, ahí está tu primera tarea como padrino. —Dijo John con una burla notable en sus labios.

•••

Mi madre estaba haciendo esa voz que solía hacer cuando veía a un bebé, me despertaba un poco, pero se trataba de mi bebé, y él debía tener mucho amor.

—Uy, ¿Quien te ama? Que hermoso mi nieto, ay...¡Que hermoso!

—Ya mamá, lo vas a asustar. —Le dí un trago a mi café y ella me volteó a ver con una sonrisa en sus labios. —Dejé mi café sobre el mueble que estaba a mi lado.

—Hijo, déjame. Ya tenía ser la ilusión de ser abuela. —Volvio al bebé. Le hacía cariñitos en la carita con la punta de sus dedos y murmuraba cosas para él.

—Oye. —Ella volvió a voltear con la cara sería, ya sabía que quería estar con su nieto, pero preguntarle esto me mataba. —Crees que Cynthia y yo podamos ser padres distanciados.

Mi madre frunció el seño y se cruzó de brazos.

—¿Que quieres decir con eso?

—Es que...bueno, me refiero a que Jules seguiría con su papá y mamá, pero Cyn y yo no estaríamos unidos en un matrimonio.

—¿¡Que!? —Cerré los ojos, expectante de su próximo discurso. —¿Ya te escuchaste?, ¿Cómo que separados?

—Ay mamá. —Suspire y abrí mis ojos lentamente para encontrarme con su misma expresión de molestia y confusión. —Es que...

—¿Acaso estas con alguien más? —Me tomó de la muñeca, ah, y aquello lo dijo susurrando. —John, hijo...—Ante mi silencio concluyó lo evidente. —Dios santo, John.

—Tu sabes que en el corazón no se manda.

—¡Pero tienes un hijo! —Menciono con un tono desesperado, pero muy silencioso. —Dios bendito, ¿Quién es esa separa familias?

—Mamá, no voy a permitir que le digas así. Él...ella —Me corregí de inmediato. —Es una buena persona.

—¿Una buena persona le arrebataría a un niño su padre?

—Eso no va pasar. —Pasé la palma de mi mano por mi cara y bufé con bastante desgano. —Yo estoy más que feliz con mi hijo, solo que entre cynthia y yo no hay amor...

—¿No?

—No.

Y pareciendo una película de tragicomedia, Cynthia se apareció en la sala y vino a mi con una brillante sonrisa.

—Amor, mira. —Me extendió una carta y me vió a los ojos. —Toma amor. —Yo la agarré y antes de poder leerla me arrebató un par de besos. —Oh, por cierto, ya te hice la cena. No quiero que te vayas con tu barriguita vacía. —Volteó a mi mamá y lo mismo le dijo, luego abandono la sala.

Mi mamá me vio con una expresión de cinismo, por mi propio cinismo.

—¿Así que no hay amor entre ustedes?, Más bien quisiste decir "no hay amor de mi parte"

—Ahg, mejor dejémoslo así.

Guarde la carta en el bolsillo de mi pantalón y fui hasta mi bebé para darle un besito en su frente.
Antes de cruzar el umbral de la sala al pasillo, mi mamá tomó mi muñeca y me confrontó.

—Espero, Winston, que pienses las cosas.

Sin contestarle me alejé y le respondí. —Dile a Cynthia que comeré algo en el estudio.

Me asegure de tener mi permiso de entrada y salí de casa.

"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora