LVIII

55 10 13
                                    

Salí de la conferencia, debía decir, bastante exhausto. Eran horas y horas en las que estaba frente las cámaras y a muchas personas que preguntaban estupideces, pero no importaba lo suficiente, lo que importa era que dieran difusión a la desaparición de John, que nadie se olvidará de eso.

Ya casi se cumplían los ocho meses de desaparición de John y cada vez más la gente perdía la poca esperanza. Cynthia ya lo había hecho, George ya lo había hecho..., Pero yo no.

Abrí la puerta de mi auto y subí a el, dejándome caer en el asiento de piloto. Sin esperar más encendí el auto para ir al bar en el que solíamos ir John y yo.

•••

—¡Me quiso matar!

—Debes calmarte.

—¿¡Calmarme!?, Me golpeó, luego usted lo mato y....

—Ya lo sé, yo estuve ahí. —Rascó su sien, estaba muy estresado por mi culpa. —Pero respira.

—No puedo, no puedo. —Dí vueltas por toda la casa de campaña, mordiendo mis uñas y con las rodillas temblando. —Es la primera vez que veo una muerte así de cerca.

—Sé que puede ser impactante, pero era eso o que te matarán ahí. —Volteé a él y me acerque.

—¿Cree que nos digan algo?

—¿Tu crees que alguien va saber?, Estamos en medio de la nada.

—Pero si alguien dice algo.

—Nadie dice nada, aparte, fue en defensa. Te tienen bien vigilado, ¿Pues dónde te metiste?

—¡Yo que voy a saber! —Frote mis frente con ambas manos con desesperación intentando recordar. —Ahg, es una mierda, le juro que intento e intento, pero nada viene a mi mente.

—Solo toma tu tiempo. —Tocó mi hombro para luego darme la vuelta y se sentó sobre su cama. —De momento tendrás que quedarte aquí, malana pasaran por nosotros dos.

—Me van a matar, señor.

—No si te quedas aquí. —Se despojo de sus botas y emitió un quejido. —Nadie entra a no ser que yo lo autorice.

—Muy bien. —Suspiré. —Gracias señor.

—No agradezcas.

Quité mis zapatos y me eché al suelo. Mierda, iba soñar con eso todo el tiempo.

•••

Pasé todo el corredor y fui hasta los banquitos. Me senté hasta la orilla y espere a que alguien me atendiera.

—Hola, Paul.

Elevé mi cara y ví al rubio con una mirada llena de lastima.

—Hola.

—Te ves tan decaído. —Frunció sus labios y tomó mi mano. —Deberías buscar a alguien con quién pasar el momento.

—¿Hablas enserio?, Claro que no.

—No me refiero a eso, si no que busques a una persona con quien estar todo el rato, para que no pienses todo el día en eso, te vas a deprimir tanto.

"Voces Nocturnas". •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora