𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang Jeongin

愛「48」

━━━ ཹ։ Porque es nuestra reconciliación

— ¿Sabes qué Renjun? Siempre me he preguntado como funcionan las cosas allí arriba, en el templo de JaeSan. Desde que empecé a servir a Aisoon, me empecé a cuestionar como los demás dioses hacían las cosas. Cada uno de ellos tienen formas muy distintas. — El dokkaebi, subido a su hombro, solo pudo afirmar ante sus palabras. 

— Pero usted es un dios. El dios de los pájaros. Se supone que usted ya sabe como funciona este mundillo. — Jeongin se quedó de piedra por unos segundos, pero descubrió como salvar la situación y procedió a seguir subiendo el camino que estaba detrás de su casa y que llevaba al templo del dios de la fortuna.

— Oh, pero es que yo nunca había salido antes de mi palacio, ya sabes. Soy un dios bastante ermitaño. Me gusta mí casita y estar en la cama, leyendo My magical boyfriend . — Respondió haciendo que Renjun procediera a abrir la boca, como si hubiera comprendido la verdad más absoluta.

— Ya, tiene sentido. Usted es un gallo. Los gallos son aves a las que les gusta estar en el corral y cuidar de él. Tiene sentido. 

— Exacto, por eso Seol y tú me tuvisteis que hacer la casita para pájaros, porque extrañaba mi... Corral. — Dijo con una expresión de incertidumbre, porque no se creía que estuvieran saliendo esas palabras tan raras de su boca. 

— ¿Cómo funciona su palacio? ¿Y su corte? — Le preguntó y Jeongin miró al cielo, rogándole a la diosa o dios de la inspiración por un poco de ayuda. Y como si el cielo le hubiera escuchado, se le ocurrió una maravillosa historia que contarle a Renjun para que siguiera creyéndole el cuento de que era el gran e irremplazable dios de los pájaros.

— Pues verás, me encargo de que las aves migratorias encuentren su camino durante los viajes, que la población nunca decaiga, a que los nidos estén protegidos y también ayudo a los avicultores que quieren criar algún pájaro. Los granjeros me adoran. — Aseguró extendiendo sus manos, haciendo líneas y movimientos exagerados. A lo mejor no era nada de lo que faldar, pero él siempre se consideró un buen mentiroso, y a esas alturas, ya se daba la razón a si mismo. Porque que Renjun fuera ingenuo no era el único motivo por el cual seguía creyendo aquello. 

— Oh, ya veo. Supongo que usted también tiene Siljaes y creyentes que le ayudan. — Sonó incluso feliz. — Cuando acabe su misión con la señora Kyun Seol Jin me gustaría ir con usted y ver su palacio. También quiero conocer a todos sus ayudantes y llevarme bien con los fieles a los que da cobijo en su nido.  — Jeongin acarició su cabeza con una mirada melancólica en sus ojos, sabiendo que eso nunca iba a pasar.

— Por supuesto, Renjun. Seguro que te vas a llevar bien con todos mis fieles. En mi corte, somos agradables, hospitalarios y tenemos mucho sentido de la familia y la pertenencia. Como lo que me explicaste tú de las palomas y su hogar. 

— ¿Cuándo tenga que volver, la diosa Kyun Seol Jin tendrá que volver a su palacio también? — Le preguntó haciendo que Jeongin afirmara con la cabeza, divisando a lo lejos la entrada del templo y los árboles que cubrían las murallas del templo. 

— ¿Entonces no podré volver a verla? Ustedes son pareja, señor. Deberían hablar de construir un palacio para los dos e irse a vivir juntos. Como hacen los dioses cuando se casan. Es más, cásense y jueguen a atrapar las castañas... ¿Quién sabe? A lo mejor pueden tener un hijo como la señora Haru y el señor Bultang. — Jeongin comenzó a ponerse rojo, por cada palabra que decía el dokkaebi los colores iban subiendo la intensidad en toda su cara. Si fuera realmente un ave, entonces en esos momentos se hubiera convertido en pollo asado. 

— Pero... — Titubeó haciendo a Renjun reír un poco. — Acabamos de empezar a salir, relájate Renjun. A mi me gusta hacer las cosas bien, no soy de esos que quieren casarse pronto y rápido. — Llevó sus manos a sus mejillas, y decidió ocultar su vergüenza culpando al sol de primavera. — De todas formas, obviamente volverás a ver a Seol. Cuando acabe esto... iré a buscarla cuantas veces haga falta, no importa lo que tenga que hacer o por lo que tenga que pasar. — Dijo pensando en el futuro.