愛「49」

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━━━ ཹ։ Te perdono

— Jeongin ¿Quieres beber algo conmigo? — JaeSan levantó su taza de té y el chico lo miró desde el otro lado de la sala. Cargando en sus hombros las pesadas prendas de ropa de la deidad, las cuales tenía que doblar y guardar en la habitación del todopoderoso. Soltó el aire por su boca, haciendo volar los mechones de su flequillo, que cada día era más largo, algún día se despertaría cegado por el pelo. 

— Me encantaría, pero tengo que terminar de guardar toda tu ropa. — Le recordó mientras alargaba la manga de uno de los trajes favoritos del dios. JaeSan negó con la cabeza, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia. 

— Deja eso por un momento y ven. — Le pidió mientras servía una taza para el chico justo frente a él. Jeongin suspiró y dejó la ropa en la cesta de la que la había sacado.  Se acercó a la mesita y se sentó. Comenzó a golpear sus hombros, sintiendo como estaban cargados. — ¿Estás cansado?

— Por supuesto que sí. — Respondió incluso ofendido por lo estúpida que sonaba la pregunta para él. Dejó de masajear los hombros y procedió a beber parte del té que le habían servido, que seguía siendo verde y caliente, al dios no le vendría mal expandir su selección de bebidas, a lo mejor le gustaban los granizados de limón, o los de coco como a Seol. — ¿Sabes? De todos mis encargos con los dioses, he aprendido cosas y he conseguido algo. Desde fuerza física a diferente valores como persona... Pero lo único que consigo contigo es gastar dinero en comprarme parches para el dolor muscular. — Le dijo haciendo que el dios pusiera mala cara.

— Te doy comida deliciosa. Calla. — Le metió a la fuerza un bollo de crema en la boca y Jeongin se quedó en la misma posición, sin siquiera intentar sacarlo de ella, simplemente lo miró con el dulce dentro, exigiendo una mejor respuesta. — ¿Sabes que estás aprendiendo conmigo? Obediencia. En la cultura oriental, la obediencia y la paciencia son esenciales. Respetar a los mayores y a los superiores es algo clave en tu vida como adulto, y conmigo ya lo estás experimentando. — Intentó convencerle de que lo que estaba haciendo podía ser útil. Jeongin puso los ojos en blanco y cedió ante el dios de la fortuna, porque a él siempre le gustaba tener la razón.

Agarró el postre de su boca y le dio un buen bocado, satisfaciendo a la deidad, que lo miró con buenos ojos al apreciar como el mortal disfrutaba de la comida. 

Pero esa sonrisa duró poco tiempo, puesto que una moneda cayó en su cabeza, haciendo que JaeSan se llevara las manos a la cabeza y comenzara a quejarse de forma melodramática, rodando en el suelo. 

— ¡Chen-...! — Iba a gritar el nombre de su dokkaebi, pero recordó que estaba de vacaciones.

Unas habitaciones más allá, Renjun y Chenle estaban recibiendo un masaje y estaban gozando del nivel de relajación más ideal del mundo, un masaje con aceites aromáticos que solo JaeSan había tenido el placer de recibir en ese palacio hasta el momento en el que la criatura recibió sus dos semanas de vacaciones, y cada día de los que había pasado, había ido a recibir uno.

— ¡Jeongin! — Gritó el nombre de su ayudante temporal, aún en el suelo. 

El chico no se movió del sitio, sacó el bollo de su boca y lo miró con cierta confusión. — ¿Qué te pasa? — Le cuestionó haciendo que JaeSan se sentara de nuevo para mirarle algo ofendido.

— ¿No has visto que me acaba de caer una moneda en la cabeza? — Le cuestionó en voz alta.

— Sí. — Respondió dando otro bocado. Después bebió para pasar la comida. 

El dios soltó el aire por la nariz y procedió a quejarse de nuevo. — ¡Ya me están cayendo otra vez las monedas encima! ¡No puede ser! Ha pasado menos de un mes desde la última vez que arreglamos eso. — Palpó su cabeza, comprobando si había algún chichón.

𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora