愛「36」

497 117 195
                                    

━━━ ཹ։ Somos un matrimonio feliz

Aquella noche estaba siendo normal. Feliz. Había conseguido conciliar el sueño de una forma espectacular, sabiendo que no tenía tarea, que los exámenes finales habían acabado y solo tenía que contar los días para las vacaciones de invierno y el final del curso. Sabía que JaeSan le había echado una manita y pasaría sin problemas a su próximo grado, así que solo tenía que disfrutar el momento.

No más noches de insomnio parte, la que fuera a estas alturas, solo le quedaba descansar para que el día llegara, ir a la escuela, luego a trabajar con uno de los siljaes de Dasan y volver para verse con Seol y luego cenar con sus abuelos.

Era el equilibrio perfecto.

Bueno, y hablando de equilibrio. 

Tremendo terremoto que sintió Jeongin. Tan fuerte que Renjun y él se cayeron de sus respectivas camas. El dokkaebi se subió al pecho de Jeongin, comprobando sus signos vitales, pues al estar dormido, estaba tardando un poco en reaccionar.

— Señor Yang Jeongin... ¿Está bien? — Cuestionó la criatura mientras lo zarandeaba, golpeando su espalda con el suelo repetidas veces por su increíble fuerza.

— ¡Au! Renjun ¡Au, au! ¡Renjun, para! — Pidió mientras le sujetaba las manos. — ¡Vas a hacer zumo de gallo como sigas así! — Al escuchar eso el chico dokkaebi se detuvo. Se bajó de su cuerpo y lo puso en pie, después lo trepó como alpinista al adquirir su tamaño reducido.

Sus abuelos no tardaron en aparecer por la puerta. — Jeongin, hijo ¿Estás bien? — Preguntaron mientras intentaban no perder la estabilidad, pues la tierra cada vez se agitaba con más fuerza.

— Sí, sí, estoy bien. Solo me he caído de la cama... — Respondió mientras se acercaba a la ventana. Notó que todas las luces de la casa de sus queridos y divinos vecinos estaban apagadas. — Es que estos dos no están sintiendo el terremoto ¿O qué? — Se preguntó en voz baja. Renjun cayó de su espalda ante una gran sacudida, por lo que Jeongin tuvo que sujetarse del marco de la ventana, y así terminó perdiendo el equilibrio, dando una vuelta campanada para acabar de cabeza en el suelo de su jardín, pues cayó por la ventana de su habitación. 

En el fondo, no tenía tan mala suerte, vivía en una casa de un solo piso, si su habitación hubiera estado en el segundo, a lo mejor se hubiera hecho más daño. 

— ¡Jeongin! — Gritó su abuela al asomarse por la ventana. — ¿Cómo se te ocurre acercarte a una ventana en un terremoto? — Le preguntó mientras tiraba de su pie para que este reaccionara y volviera a entrar en su habitación.

— ¡Abuela! Si me agarras de la pierna no puedo ponerme de pie, se me está subiendo la sangre a la cabeza. — Y como si su voz fuera una especie de interruptor, los temblores se detuvieron sorprensivamente. 

— ¿Eh? ¿Qué demonios ha pasado? — Su abuelo se escuchó malhumorado desde el fondo de su cuarto.  — Ya se ha acabado... Ha sido... Un corte muy limpio. Bueno, pues a la cama, que mañana tienes clases.

— Sí, abuelo. — Respondió el otro de mala gana, quejándose para sus adentros.

Jeongin se reincorporó y sacudió el polvo de su pijama, colándose en la habitación después de retirar sus calcetines sucios, estaban llenos de barro de la tierra de su jardín. Renjun se disculpó con una sonrisa y el chico solo pudo guardarse sus reproches para el dokkaebi.

A la mañana siguiente, en clases todos estaban hablando del temblor, pero al parecer, ellos decían que no había sido fuerte, entonces se quedó muy confuso, porque el lo vivió lo suficientemente fuerte como para que lo sacara de la cama.

𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora