𝐒 𝐞 𝐠 𝐲 𝐞 • 세계

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Notas de Jeongin cap. 6
 
 
 
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En la tradición popular, siempre ha existido algo parecido al cielo y al infierno. Es algo común a todas las creencias, un lugar a donde van los buenos, y un lugar al que van los malos. Y luego está el purgatorio, para aquellos que necesitan un camino de redención y necesitan demostrar que pueden ascender. 

Como dicen las leyendas, al morir el alma debe de ir a uno de sus dos destinos, por lo que son guiadas y perseguidas por Jugeum y sus ángeles de la muerte. Y esos dos destinos son el Paraíso de Dasan y el infierno del Jiog, donde se sitúa el palacio del dios de la muerte.

Las buenas personas, las que han cometido actos nobles o las personas promedio, las que no han sido ni tan buenas, ni tan malas, acuden al paraíso después de terminar su tareas en este mundo. Son guiadas por los ángeles de la muerte, y en el paraíso pueden gozar de una felicidad y de una vida después de la muerte en la que cumplir todos sus caprichos. Entrando por una gran puerta de oro tras subir por las escaleras en forma de caracol que conectan el Jiog con el cielo.

El paraíso se describe según la tradición popular como una tierra fértil situada sobre las nubes. Allí hay ciudades, pueblos y  terreno montañoso, cascadas, ríos y pozos. La vegetación es frondosa y hay plantas que no se pueden encontrar en el mundo terrenal, los alimentos más deliciosos que se pueden encontrar y la música resuena en cada calle. El aire es limpio y el agua es clara como el cristal. 

En lo alto, sobre sus cabezas, hay una esfera cristalina, en la que orbitan orbes dorados, allí dentro está el sol que ilumina el mundo, y cuando llega la noche, desde el interior del palacio de Dasan, se gira un mecanismo para resguardar el sol dentro del interior de su morada para dejar salir la esfera de la luna, la cual permanece resguardada por el día. 

Una gran cantidad de dioses tiene su palacio en el paraíso, siendo así llamadas deidades del cielo o celestiales, por el contrario, los dioses cuyas moradas están en el mundo de los vivos, se les llama dioses terrenales. En este caso, sus palacios están situados sobre altas colinas, tan altas como el cielo, pero la entrada a estos está directamente conectada a nuestro mundo a través del templo. Los dioses celestiales carecen de conexión entre sus palacios y sus templos.

Mucho más arriba del paraíso, se encuentra la cúpula celeste. Donde reside Milae y la cámara del tiempo, situada en el espacio sideral y desde la que se puede ver todo el globo terráqueo.

Abajo es donde encontramos el Jiog, el infierno, sellado por una gran puerta que no deja entrar o salir un alma sin el consentimiento del protector del inframundo, Jugeum. Dentro del Jiog, se encuentran las almas de los pecadores y de las personas que más daño provocaron en su vida, allí, Jugeum les da un castigo proporcional a sus actos, y sus creyentes y fieles seguidores actúan como verdugos para aquellos que se lo merecen. 

Dentro del Jiog también se encuentra los Agmas, demonios encargados de la corrupción y de aterrar a los vivos, pero estos llevan encerrados por milenios, desde que el dios de los muertos apareció para evitar que sembraran el pánico entre los humanos.

El Jiog es oscuro y penumbroso, no hay fuego, llamas o lava. Es oscuridad. Muchas leyendas dicen que allí el tiempo transcurre el doble de lento, que el Jiog puede tener una apariencia distinta para cada persona que entre, pero nadie ha entrado y salido de ese lugar y se acuerda para contarlo, puesto que al completar el castigo, las almas ascienden al cielos para reencarnar y demostrar en otra vida que han aprendido la lección.

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𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora