━━━ ཹ։ El corazón, a veces, miente
El viaje en coche había sido interesante después de aquel encuentro con JaeSan. No podía dejar de mirar a Seol desde el asiento de atrás. Sus padres habían rentado un coche familiar en el que podían sacar dos asientos del suelo del maletero. Como eran seis, por su mala suerte, él se quedó solo atrás, viendo como todos reían, hablaban o cantaban las canciones que ponía la amante del Rock en la radio. Luego iba Hye Rim y la obligaba a poner Knock de Astro. Él era más partidario de Twice, pero nadie pidió su opinión.
Renjun iba en el asiento de al lado, mirando por la ventana y flipando en colores. Sus ojos estaban bien abiertos, estaba pegado a la ventana como un pez al cristal de su pecera. Había llamado al coche "Carruaje metálico", cuando escuchó al padre de Seol hablar de los caballos que tenía el motor empezó a buscar como loco a los doscientos corceles que creía que tiraban el coche.
Ahora Renjun pensaba que los coches eran tirados por un batallón de caballos invisibles, pero ese no era el mayor de los problemas, Renjun seguía buscando al duende que encendía la luz de frigorífico cuando lo abría. Si lo miras en silencio desde el pasillo de la cocina, puedes ver como la nevera se abre y se cierra sola. Es una experiencia paranormal bastante interesante cuando no eres Jeongin.
— ¡Señor, señor! ¡Dragones! — Gritó el dokkaebi. Jeongin hizo un gesto con su mano para quitarle importancia y siguió jugando con su consola al mismo juego que estaba jugando antes de que el dios de la fortuna le interrumpiera. Sin embargo, Seol escuchó aquello y giró su cuello de inmediato. Su mandíbula cayó al suelo al ver dos flamantes dragones rojos de largos cuerpos y colas surcar a través de la montaña.
— Es un paisaje hermoso ¿Verdad? — Preguntó la madre de Seol al verla tan boquiabierta mientras miraba por la ventanilla.
La chica sonrió enormemente llena de ilusión, maravillada por las criaturas que surcaban la tierra al lado de la carretera por la que conducía su coche. — Viajar es algo hermoso, mamá. — Respondió mientras se apoyaba en el cristal, deseosa de seguir observando al animal de brillantes escamas. — Mamá ¿Qué era lo que se decía de los dragones? — Preguntó mientras ensanchaba su sonrisa, pues uno se sintió observado y al ver a la chica mirándolo decidió hacer un giro espectacular en el aire con su ondeante cuerpo.
— Se dice que representan la sabiduría. Están muy relacionados con Changjo, sobretodo el dragón azul. — La chica asintió ante las palabras de su madre, quien respondió aquella pregunta como quien recitaba la tabla de multiplicar del uno, aunque hay gente que se equivoca en esta incluso, como aquellos que suman dos más dos y les sale cinco.
Al escuchar aquel nombre, Jeongin alzó la cabeza, miró por la ventana y se pegó tremendo espanto al ver a la criatura mirándole con esos ojos reptilianos.
— Es un paisaje tan bonito que Jeongin se asustó. — Dijo Jisung después reír ante aquel grito agudo. Hasta el padre de Seol se asustó y pegó un volantazo.
— Jeongin, por favor. — Hye Rim se giró desde el asiento del medio para verlo. — ¿Qué te pasa? Me has asustado.
— Yo también... — Dijo llevando una mano a su pecho, aún infartado. Hye Rim lo miró confusa, queriendo preguntar, pero después se arrepintió.
— ¿Cómo se ha podido asustar? Renjun le avisó de que tenía un dragón en la geta...— Habló Seol Jin por lo bajo mientras soltaba un suspiro. — Con los duendes del río le pasó lo mismo.
— Señor Yang Jeongin, ¿Por qué eres así? — "Cállate, Renjun" Musitó el chico con la cara roja de la vergüenza.
El viaje duró una hora más, y cuando se dio cuenta, ya estaba frente al hotel-balneario. Un edificio bastante rústico con una pinta de hotel carero que no se lo quitaba nadie, aunque la fachada era hermosa y estaba bastante cuidada, para ser sinceros.
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𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang Jeongin
Fanfiction❸ 𝐓𝐋𝐆𝐋〡 ❝─Lo siento, pero no creo en esas cosas como el destino, el hilo rojo o la historia del alma gemela...❞ ❝─Menos mal, no sabía como decirte que esos eran métodos pasados de moda. Si quieres encontrar el amor, solo tienes que rezarme a mí...