𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang Jeongin

愛 「10」

━━━ ཹ։ Debemos conocernos mejor

La jornada escolar había finalizado, Jisung, como siempre, fue el primero en irse puesto que él no tenía actividades pendientes con su club, a diferencia de Jeongin, quien tenía que limpiar como siempre los pasillos de la escuela. El problema era que, como todos los miércoles, ese día no había clases del club de debate, así que no tenía forma de perder el tiempo, solo le quedaba pasar el resto de la jornada en la biblioteca, cotilleando los libros que habían por ahí. Renjun estaba colgado de su hombro como era habitual, hasta que al llegar al lugar se bajó de un brinco y empezó a subir por las librerías, buscando algo interesante que hacer mientras esperaban a que Hye Rim diera la señal de que ya podían irse.

Jeongin notó como la profesora Shin hablaba con la bibliotecaria, quien limpiaba el sudor de su frente con un delicado pañuelo de seda. — Y entonces todos los libreros se cayeron, no había completamente nadie... ¡Nadie! Pero todos fueron derribados... Entonces corrí a buscar al jefe de estudio para que me ayudaran a levantar las estanterías, pero al volver todas estaban en su sitio y solo faltaba un libro de cuentos... ¿No es raro...? — Comentó mientras que la profesora se llevaba un dedo a su mentón.

— ¿No dijiste que dejaron una nota? — Preguntó por consecuente, Jeongin fingió buscar un ejemplar en la librería en la que estaba Renjun mientras escuchaba aquella conversación, si algo sabía hacer bien era cotillear conversaciones ajenas y escuchar de forma discreta, una habilidad que había desarrollado con el tiempo. 

— Sí, dejaron en mi mesa una tarjeta en la que ponía que ya se habían encargado de acomodarlo todo, sobre ella había una moneda de 100 wons... La verdad es que yo no doy para disgustos, hablé con la líder del club de mantenimiento y me dijo que sus chicos no habían hecho nada, pero que si alguien lo había hecho debería ser Yang Jeongin porque el trabaja a los alrededores de este pasillo, tu clase y demás... — Jeongin miró hacía abajo sabiendo que era lo que había pasado en aquel lugar. "JaeSan..." Susurró para sí mismo mientras miraba al sitio en el que aquel chico estaba siempre sentado. Ese día ya no estaba allí, y era extraño, pues siempre estaba sentado en el mismo sitio leyendo el mismo libro. 

Se acercó al lugar y encontró bajo la silla aquel cuento del que hablaban, el libro que aquel chico tenía siempre en sus manos, era más extraños que no hubieran notado que aquel libro de un rosa chillón estuviera bajo una simple silla.

Lo tomó para entregárselo a la mujer, pero la inesperada entrada de su querida y amada Go Hye Rim intervino en medio de su acto. — Jeongin, bien que te encuentro... ¡Ya has terminado tus actividades por hoy! — Gritó llevándose una mirada desaprobatoria de ambas mujeres, pidió disculpas con algo de vergüenza y tomó a Jeongin de la mano, haciendo que el corazón de este pegara un brinco en su lugar, por lo que acabó saliendo de la escuela, tomado de la mano con la chica de sus sueños, Renjun corrió tras él al ver que lo había olvidado en aquel lugar y saltó a su cabeza cuando tuvo la oportunidad, pero Jeongin apenas lo notó porque estaba ensimismado en el tacto de la chica, quien aún no le había soltado de la mano. 

El color de su anillo cambió drásticamente a un rosa apagado, agotando todo lo que había en el anillo con aquel simple gesto que fue cogerle de la mano para llevarlo a la salida de la escuela. Al estar fuera, mientras quitaba el candado de la bici se percató de que Hye Rim seguía observándolo. — Señor, la chica no le quita los ojos de encima... — Habló Renjun mientras se balanceaba frente a ella. 

— Hye Rim... ¿Estás bien...? — Continuaría su frase, pero tuvo que llevarse una mano a su boca para no gritar del miedo al notar como la chica crecía unos cuantos, bastantes, centímetros y su pelo se oscurecía rápidamente para pasar al negro, además de su altura, el largo de su pelo aumentó drasticamente consiguiendo aquella gran melena, que llegaba a la altura de sus muslos.