愛 「5」

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━━━ ཹ։ Predestinados

— No tengo permiso para escuchar una conversación entre deidades. — Renjun bajó a Jeongin al suelo y este lo observó desde arriba algo preocupado. — Lo espero fuera. — Antes de irse Jeongin agarró la tela de su traje con cierto nerviosismo.

— ¿Me vas a volver a dejar aquí? Hiciste lo mismo con el señor McPato... — Se refirió a la figura de JaeSan, puesto que claro... El dinero.

— No sé quien es ese pato, pero me temo que debe dejar la timidez y salir de su cascaron. — Hizo una metáfora con los huevos debido a que Jeongin era supuestamnete el señor de todas la aves  creyó que con esa analogía lo entendería. — Maum es mucho más agradable de lo que puede parecer, sé que no está familiarizado con sus hermanos debido a su forma de vivir tan ermitaña, pero podrá recuperar el contacto con ellos perfectamente. 

Dicho eso cerró las puertas del patio trasero, llamando  así la atención de la deidad, la cual dejó sus ojos sobre Jeongin, quien tragó duro al verla sentarse en el sitio en el que estaba antes, dejando caer sobre él toda su atención. 

— Tú debes de ser Jeongin... El señor de las monedas me habló de ti ayer. — ¿Acaso era como una especie de chiste entre todos ellos? ¿Todo el mundo le tenía puesto un apodo a aquel dios? Maum rio alegremente al ver como su expresión se suavizaba al querer reírse de aquel sobrenombre. — Ven, siéntate aquí conmigo...— La mujer sacó de la manga de su Uilyu un cojín rosa y lo dejó frente a ella. Pero mira que practico. Si todas las mangas de su ropa fueran bolsillos cuatridimensionales... — El rosa es tu color favorito ¿No? — El muchacho afirmó de inmediato.

— Siento si actuó muy extraño... — Jeongin caminó hasta ella, quien le intimidaba muchísimo menos que su hermano. — Pero es que, esta situación me sigue pareciendo surrealista. — Confesó llevando sus manos a su cabeza mientras se sentaba en el cojín. Nunca imaginó caminar sobre lo que parecía un jardín sobre una nube.

Mas allá de la figura de la mujer había unas pequeñas cañas de bambú que llevaban agua por alrededor de todo el jardín, esta agua caía a modo de cataratas en un lago pequeño situado en el fondo del terreno, llenando el lugar del agradable sonido del agua cayendo, era mucho más relajante hablar allí que en una sala del té llena de cosas doradas y cuadros gigantes sobre la vanidad del dueño de la habitación.

— Comprendo que estés asustado... Debemos dar mucho miedo, pero más allá de pensar en nosotros como seres poderosos que pueden destruirte en milésimas de segundo, mejor piensa en que somos los compañeros de la humanidad, os miramos desde arriba, intentamos ayudaros e intentamos guiaros a llevar una vida mejor... Nosotros no existiríamos sin vosotros y viceversa. — La mujer sacó de la manga una pequeña mesita que quedara a la altura de los dos, para así ofrecerle algo de beber o comer. — Así que no tengas miedo... Nuestro carácter varia como el de las personas, pero estamos hechos para ayudaros... Y tú no has hecho nada para ser castigado ¿Verdad? — Jeongin negó lentamente mientras observaba como par de melocotones se hacían zumo delante de él para llenar los vasos que tenía delante suya. 

— Es más agradable hablar con usted que con JaeSan. — Habló agradecido. Aquel era su sabor favorito de zumo. Sabía literalmente a gloria... "Vaya, los melocotones de los dioses, saben a cielo...¿Acabo de hacer un chiste?" 

— Sí, pero solo es muy orgulloso, tu ciudad se ha encargado por siglos de subirle el ego, en su corazón ha florecido la semilla de la vanidad y se cree mucho, le tenemos dicho que no es el rey entre los humanos, pero Hyunjin no deja de pregonar lo maravilloso que es su legado... — Jeongin se atragantó con el zumo al escuchar aquel nombre. — ¿Estás bien?

𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora