━━━ ཹ։ Nuestros últimos recuerdos
— Jeongin, atrápame, ¡Estoy aquí! — La risita traviesa de Byeol se escuchó desde el otro lado de la sala del trono.
— No, ven a por mí. — Dal la secundó desde la dirección contraria.
"Esto sería el paraíso para Jisung..." Pensó para sus adentros, recuperando el aliento. — No vale si estáis flotando. Así vais más rápido. — Corrió detrás de las chicas, quienes consiguieron perderle de vista en un instante.
Suspiró y llevó sus manos a sus rodillas, tomando aire. — ¡Vamos, Jeongin! ¡Estamos aquí! — La risita de Byeol volvió a sonar cuando asomó la cabeza por la esquina del pasillo del palacio.
Se veía tan adorable que no pudo evitar volver a echar a correr detrás de ellas. Era como si los tres estuvieran trotando en un prado de flores bajo el sol brillante y el cielo azul. Riendo suavemente mientras jugaban.
— ¡Qué te pillo! — Habló , bueno, casi cantó, extendiendo sus brazos hacia Dal.
Aunque en realidad nada de eso estaba pasando, desde la perspectiva de Renjun se veían como tres tontos corriendo por el palacio del aterrador dios del tiempo, quien podría llegar en cualquier momento y colgarlos de las agujas del reloj por hacer desorden en su morada.
El Dokkaebi se llevó las manos a la frente y negó sutilmente para ir a preparar la merienda de los demás dioses. Por el camino se topo a los siervos de las diosas hijas de Milae. — Yangyang, Seungchan... ¿Hacemos algo rico para tomar? Algo dulce.
Propuso dándole toquecitos en la espalda de ambos para dirigirlos a la cocina del lugar. Las tres criaturas se alejaron, sabiendo que era imposible perder de vista a sus deidades en aquel palacio, y menos si se mantenían gritando y riendo por todo el lugar.
Aquella tarde, las hermanas hijas del dios del tiempo se pusieron de acuerdo en jugar al escondite-pilla-pilla con Jeongin, porque sí, porque les salió de lo más profundo de su corazón el querer que el mortal las persiguieras, cansarlo y darle un poco la lata después de ver entre líneas que la hermana favorita del joven era la deidad del sol. Así que quisieron trastear con él por ser tan obvio.
El chico no había podido deducir aquello, así que simplemente pensó que las chicas estaban aburridas y uno de los tres tenía que ser el que atrapara, y para su mala suerte, él siempre era quien corría con ese papel. Lo más probable es que desde la infancia hubiera sido así y ni siquiera lo había pensado en el momento cuando los roles fueron asignados.
Las estuvo persiguiendo entre risas por más de media hora, había recorrido todo el palacio, incluso habían dado vueltas por la cámara del tiempo, sin tener en cuenta el peligro que conllevaba aquello. El único lugar en el que no habían puesto un pie eran los aposentos de Milae. Para Dal y Byeol ese lugar era territorio prohibido, pero como estaban intentando fastidiar a Jeongin, decidieron atraerlo hasta allí, sin contarle previamente lo mucho que odiaba Milae que se metieran en su habitación.
— ¡Jeongin! ¿Por qué no nos pillas? ¿Es qué ya te has cansado? — Byeol preguntó de forma juguetona y con cierta picardía desde la esquina del pasillo que daba paso al cuarto del dios.
El chico dejó salir todo el aire por su nariz y decidió aumentar la velocidad para encontrarse a las dos volviendo a salir de allí flotando, pero aquella vez hasta el interior del cuarto, dejando a posta la puerta abierta para que él no supiera que era la habitación de Milae y entrara sin pensarlo dos veces.
"¿Dónde están estas dos?" Pensó al asomarse por la puerta. Todo estaba oscuro y como no había estado allí antes, no sabía como encender las luces de la sala. A penas podía reconocer que había allí, y Dal, sabiendo que Jeongin estaba ciego en aquella oscuridad, cerró la puerta para cerciorarse de que no podía dar vuelta atrás para salir.
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𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang Jeongin
Fanfiction❸ 𝐓𝐋𝐆𝐋〡 ❝─Lo siento, pero no creo en esas cosas como el destino, el hilo rojo o la historia del alma gemela...❞ ❝─Menos mal, no sabía como decirte que esos eran métodos pasados de moda. Si quieres encontrar el amor, solo tienes que rezarme a mí...