━━━ ཹ։ Nuestra luna de miel
La abuela Yang sirvió los platos de comida para proceder a sentarse en el asiento que estaba frente a su esposo. Jeongin quedaba, como siempre, en la esquina de la mesa de la cocina, esperando a que su abuelo diera el primer bocado para empezar a comer. — Podéis empezar ya. — Dijo el hombre mientras se servía un poco de té verde en su vaso. Los otros dos empezaron a comer al escuchar eso, Jeongin disfrutaba del sabor del arroz después de un día de trabajo duro. Noviembre había pasado mientras trabajaba para el dios de la muerte, dos semanas a su servició se habían consumido y llevaba la mitad de su meta para terminar con su tarea, aquel día no había sido diferente a otros. Las almas seguían llegando lentamente, por lo que el número no aumentaba muy rápido. — ¿Le has dicho a Jeongin lo del señor Park? — Le preguntó el mayor a su mujer. La señora negó después de dar una palmada al acordarse.
— Es verdad, no le he dicho nada al niño. — La mujer se maldijo mientras dejaba sus palillos en la mesa. — Tú sabes que el señor Park está muy enfermo, tú mismo lo viste el otro día cuando fuimos a ayudar en el templo. — Jeongin asintió lentamente. — Pues van a llevarlo a Seúl para que lo vean en el hospital, así que tu padre va a venir esté fin de semana con un coche de alquiler y vamos a llevarlo. — Jeongin asintió lentamente al escuchar a su abuela.
Jeongin sabía que después de dejar aquel mundo, volvería a ver al señor Park, pues permanecería muchos años sirviendo a JaeSan y viviendo en su palacio como recompensa por sus servicios en la vida terrenal, así que podría volver a verlo, al menos a su espíritu vagando por el templo como el resto de fieles.
— Es muy triste que el señor Park esté tan enfermo. Ya es muy mayor. — Habló mientras metía sus palillos en su boca con una mirada melancólica. — Debería ir a verlo cuando tenga un rato libre... Aunque luego me mande a limpiar. — Dijo aquello último por lo bajo. Escuchó a Renjun contener un carcajada por detrás de él. Se giró disimuladamente y lo mandó a callar sin emular sonido.
Renjun leyó sus labios y cerró su boca herméticamente. — Oh, tú ya no tienes nunca tiempo libre, siempre estás fuera de casa. No hay día que te quedes aquí dentro, y siempre vuelves a la hora límite. Exprimiendo al máximo tu hora de regreso. — El chico rascó su mejilla y la mujer decidió apoyarlo un poco.
— Deja al chico, es joven. Es importante que tenga una vida social activa y sana. Que quede con sus amigos, que aprenda a socializar... Además de que Jeongin se ha hecho muy amigo de la hija de la familia Kyun. — Al escuchar aquello, el abuelo Yang empezó a aplaudir.
— Mi nieto me va a hacer rico. — Dijo alegremente y Jeongin se atragantó con su comida. Renjun le dio unos golpes en la espalda, coincidiendo con su abuela, quien también intentaba ayudarlo. — ¿Qué pasa?
Desde que Jeongin descubrió que Seol Jin y Lim fueron la misma persona, o al menos una era la versión antigua de la otra, no podía dejar de sentirse extraño a su lado, pues ella hacía muchas bromas respecto al asunto. Al principio no había parecido tomarse aquello muy bien, parecía bastante preocupa aunque quiso ocultarlo, perlo luego empezó a bromear con él, a bromear con Renjun sobre su pasado, diciendo que antes de ser diosa fue princesa.
Y él no podía dejar de frecuentarla, pues tenía miedo de que les pillaran o que a ella le pasara algo debido a su capacidad de ver los espíritus y las diversas criaturas de la otra realidad. En aquel mes de noviembre, la había acompañado un par de veces a la orilla del río, para verificar que, en efecto, lo que decían las cartas que investigaban sus padres eran verídicas, y es que en el río que separaba ambas ciudades, había duendes.
Los estuvieron observando con curiosidad, incluso les llevaron pepinos, pues los cuentos populares contaban que a los duendes de río le gustaban mucho los pepinos.
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𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang Jeongin
Fanfiction❸ 𝐓𝐋𝐆𝐋〡 ❝─Lo siento, pero no creo en esas cosas como el destino, el hilo rojo o la historia del alma gemela...❞ ❝─Menos mal, no sabía como decirte que esos eran métodos pasados de moda. Si quieres encontrar el amor, solo tienes que rezarme a mí...