愛「43」

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━━━ ཹ։ Vamos a intercambiar parejas

— Que delicia y que placer... ¡Cantar mientras organizo a mi parecer! —  El mortal vociferaba al compás de una melodía que llevaba en su cabeza. Llevaba puesto un delantal y en la mano traía un plumero para quitarle el polvo a los documentos de Yesul.  Renjun lo observaba desde encima de las estanterías, preguntándose como podía existir alguien en ese mundo que disfrutara tanto de ordenar una biblioteca como su amo y señor, el dios de los pájaros. 

Aquella mañana había madrugado para acabar lo antes posible con su trabajo con la deidad. Y es que encontró un lugar de calma allí en palacio, el poder dejar el mundo terrenal y dedicarse seis horas a poner las cosas bonitas lo llenaba de satisfacción. Ese era el nuevo lugar feliz de Jeongin. 

Tarareando, se pasaba de un tramo a otro de los libreros. Organizando los pergaminos en orden alfabético y por el color del lazo que los envolvían. Era una delicia para la vista girarse y encontrarse con todo resplandeciente y simétrico. Debía decir que hasta la fecha, trabajar para Yesul era lo mejor que le habían obligado a hacer, porque además le pagaban la comida, se ahorraba el viaje de vuelta en tren y no le echaba la bronca si lo veía cotillear los papiros.

¿Un jefe que no se molestaba al verlo colarse y leer sus archivos? ¡Un sueño hecho realidad para el curioso y entrometido de Jeongin! Quien extrañaba irse de chismoso con Dasan para que le contara los detalles más comprometedores de la monarquía de su época. Cuando la gente iba a caballo y dormían bajo techos de hierba seca. 

— Dime, Renjun ¿No se ve esto divino?  No sé... Como yo. — Se señaló con el plumero y ajustó el pañuelo que llevaba en la cabeza.

— Señor, se ha convertido en aquello de lo que siempre se quejaba.— Habló bajando de un salo al suelo.

— ¿En qué? — Inquirió curioso mientras miraba a su alrededor, buscando una pista de  lo que estaba mal.

— En la chacha. — Jeongin se quedó congelado al escucharlo para después negar frenéticamente.

— Por supuesto que no...  ¡Qué cosas dices, Renjun! El complejo de cenicienta siempre estuvo ahí. Yo solo he abrazado, por fin, mi verdadera naturaleza. — Se abrazó a sí mismo. — Soy la limpiadora cotilla de la empresa del guapo CEO que está intentando conquistar a la empleada nueva que viene de una familia de escasos recursos. — Finalizó su monologo con una sonrisa cansada. — Ceni-Jeongin y su escoba. — Miró su mano. — Bueno, ahora plumero.

— Yang Jeongin, dios de los pájaros. Enamorado del amor. — Renjun se alejó de allí lentamente. — ¿Y quién es el guapo CEO? — Preguntó con curiosidad mientras cargaba el carrito de la limpieza de Jeongin ahí hacía donde él se movía.

— No sé, probablemente Seol. — Habló no muy seguro. — O JaeSan.  Ambos pegan en el papel. 

Tras estar otra hora más organizando el gran espacio, acabó por coincidir con Taehyun y Jeno, quienes estaban conversando en una de las bifurcaciones de la biblioteca. Alzó la mano y se acercó a ellos después de dejar el plumero en el carrito. 

— Buenos días, Jeongin. — Le saludó el Siljae con una amplia sonrisa. — Te ves tan resplandeciente como siempre. — El chico hizo un ademán con la mano para restarle importancia a aquello, aunque tenía una sonrisilla boba en su cara.

— ¿Qué hacéis por aquí? — Preguntó ciertamente sorprendido. Aquel lugar era tan grande que coincidir con otra persona era incluso sorprendente. — ¿Buscáis algo en la letra D, subapartado, a, y a su vez, sub-subapartado e? — Señaló el cartel que indicaba que allí comenzaban todas las búsquedas que empezaban por Dae-. 

𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora