愛「58」

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━━━ ཹ։ Para ti, dentro de noventa años

— Levanta. No querrás volver a llegar tarde a la escuela. 

— No... — Rodó en la cama y se tapó el rostro con la almohada. 

— Pues si no quieres llegar tarde, levanta. Como tenga que venir tu abuelo va a ser peor. — La mujer salió de allí, para ir a la cocina y servir el desayuno de su nieto. Este se sentó e la cama y pestañeó un par de veces, rascando su nariz.

Bostezó y se desperezó para luego salir de la cama, agarrar su móvil y meterlo en el bolsillo de la sudadera de su pijama. A sus oídos llegó el canto de los pájaros. Abrió la ventana y pudo notar como había un par picoteando el comedero lleno de la casita para pájaros que estaba colgada en el árbol frente a su ventana.

Sonrió y salió de su habitación para ir a comer. — Buenos días abuelo. — Saludó al hombre que estaba yendo al baño.

Al sentarse en la mesa se puso a pensar por unos segundos. Su abuela le puso delante de él una taza de té para que entrara en calor. — Te ves somnoliento. No te había visto tan cansado por la mañana desde que tenías, no sé, ocho años antes de ir al colegio.

— Es que esta noche he tenido un sueño muy profundo. Y además ha sido muy raro. He soñado algo que se ha sentido como si hubiera dormido tres años... — Se rio él solo mientras bebía de la taza. Miró el cuenco de fruta. y sonrió para tomar una manzana roja brillante y darle un bocado. 

— ¿Qué has soñado? — Preguntó la mujer después de servir el desayuno para él, sentándose en la silla de enfrente.

— Abu, la verdad es que no me acuerdo. No de todo, pero creo que habían dragones, duendes ninjas y princesas. O algo así. No sé... Era como toda una historia. Una chica que quería viajar montada en dragón y su novio el guarda que tenían un amor prohibido... — Alzó los brazos para estirarlos. — Ya te he dicho que era muy raro. 

La mujer procedió a reír. — Sí que suena raro. Mejor come deprisa y ve a prepararte. — Le indicó para después notar como su esposo entraba en la habitación con el periódico. 

— La casa de enfrente sigue en venta, pero nadie quiere comprarla.  Es una pena que la anterior pareja se haya tenido que mudar. — Habló puesto que había sido él quien clavó el cartel de "se vende" en el jardín delantero. — Hacían mucho contigo.

— Uhm, incluso me acompañaron a la escuela a veces, eran muy majos. Es una pena que se hayan marchado a la gran ciudad. — Añadió para dar otro bocado a su manzana. 

Al terminar de comer se puso en pie y fue a lavarse los dientes. Se puso el uniforme y tomó su mochila de encima del escritorio para ver junto a la ventana una espada de madera en su funda, apoyada en la ventana. La tomó por unos segundos, la observó con detenimiento y sonrió para después colocarla en su estantería, a modo de tesoro expuesto. 

— ¡Me voy! — Se despidió en la entrada y montó en su bicicleta para poner rumbo a la escuela. — Wow, voy a echar de menos tener vecinos. ¿Quién lo diría? — Se dijo al ver el cartel que colocó su abuelo. 

En cierto punto se encontró a Jisung y juntos fueron a clases, se sentaron en sus respectivos sitios en el aula y comenzaron a rajar y a contarse todo lo que había pasado el día anterior. 

— Estuve toda la tarde barriendo el templo. Literalmente toda la tarde. No dejan de caer las hojas de los árboles y cada vez que termino de limpiar algo, me doy la vuelta veo que lo que recogí antes está todo lleno de hojas otra vez. Si hubiera tenido una motosierra hubiera cortado los árboles de cuajo, pero es más fácil barrer hojas que mover un árbol entero fuera del templo. — Contó haciendo reír a Jisung a todo pulmón, Jeongin le dio un golpe con gracia al ver que se estaba mofando de él. — ¡Oye!

𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐝𝐝𝐞𝐬𝐬 𝐨𝐟 𝐋𝐨𝐯𝐞〡 Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora