❸ 𝐓𝐋𝐆𝐋〡 ❝─Lo siento, pero no creo en esas cosas como el destino, el hilo rojo o la historia del alma gemela...❞
❝─Menos mal, no sabía como decirte que esos eran métodos pasados de moda. Si quieres encontrar el amor, solo tienes que rezarme a mí...
Las almas perdidas son espíritus fuertemente apegados al mundo terrenal, seres que se niegan a abandonar el mundo humano y cumplir con su destino en la próxima parada, la cual es preparada por la deidad.
Estos espíritus pueden ir tanto al paraíso, como al infierno del Jiog, y en ambos casos, estás almas son recogidas y guiadas por Jugeum, el dios de la muerte o por su corte, los ángeles de la muerte.
Existen dos tipos de almas perdidas: Los fantasmas convencionales y los errantes.
Los fantasmas convencionales son criaturas, normalmente pacíficas, que necesitan terminar algo tras su muerte, son fugitivos dentro del mundo terrenal, esquivando a los ángeles de la muerte y al dios de esta, cuando cumplen su cometido, ellos acceden por sí solos a abandonar el mundo terrenal y a ir al paraíso al que están destinados.
Su apariencia física es como la de un humano normal, en realidad no hay mucha diferencia, solo se les puede distinguir si Jugeum consigue encontrarlos y los toma, devolviendo sus almas a su estado de masa etérea y carente de forma. Lo que es el alma primitiva.
Sin embargo, los errantes son espíritus vengativos y malvados, encargados de hacer enloquecer a los humanos, poseerlos e intentar sustituir sus almas por las suyas dentro de su propio cuerpo. Los errantes pueden habitar el mundo humano o salir del Jiog.
Su salida se efectúa gracias a las brechas abiertas gracias al desgaste del tejido que separa el mundo humano con el Jiog, este desgaste se da por la dilatación y la contracción de las energías, lo cual provoca ese desgaste en las barreras y ciertos errantes consiguen salir a través de esas brechas naturales.
Pero además, una deidad puede abrir una entrada al Jiog con unas cizallas o tijeras, las cuales son capaces de abrir distintas ventanas o puertas entre las distintas capas del mundo, tanto del mundo celestial al humano, como al infierno o como del infierno al mundo humano.
Los errantes se quedan unidos al mundo gracias a un objeto en el que hay mucha carga emocional de su vida anterior, en ese objeto está reflejada su furia o tristeza en los momentos anteriores a su muerte, para deshacerse de un errante solo hay que tomar su objeto y romperlo, el espíritu se desfigurará para ser arenas negras y su alma será incapaz de volver a renacer.
Sin embargo, el objeto del errante se quedará en el mundo en su estado original antes de ser tomado como objeto de obsesión del espíritu.
Los errantes son muy agresivos, desagradables físicamente, con una apariencia enferma o aterradora , los únicos sonidos que pueden hacer son susurros incomprensibles para un humano normal y gritos ensordecedores cuando empiezan a ser confrontados. Son tan peligrosos que hasta un dios debe de tener cuidado con ellos, pues su odio es tan fuerte que puede interferir en la vida eterna de una deidad.
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