NUEVA VIDA

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Lux

Inhalo el olor a café recién preparado de mi taza como todas las mañanas, mi rutina es la misma de siempre, me levanto, bebo café, arreglo mi ropa y me preparo para ir al hospital, nada ha cambiado en el estricto proceder diario sin embargo todo parece diferente. Lucas duerme profundamente en mi cama y no puedo evitar sonreír al verlo mientras termino mi café antes de partir a trabajar, tuvo turno en el hospital anoche y llegó a la madrugada agotado, hace un tiempo que prácticamente vive conmigo a pesar de que tiene su apartamento, nuestra relación ha avanzado mucho después de que al fin decidimos estar juntos a pesar de todo, incluso su pasado y tenía que admitir que eso me hacía feliz, el hecho de que él haya confiado en mí hizo que al fin entendiera sus extrañas actitudes y al contrario de lo que todos pensarían en vez de alejarnos nos unió más.

Todo ha ido tan bien en los últimos meses que a veces no puedo evitar sentir pánico, en mi mente todo el tiempo estoy esperando a que algo salga mal, simplemente a veces creo que es demasiado bueno para ser verdad, que en mi vida siempre que las cosas están cerca de ponerse normales algo tiene que arruinarlo.

—Tienes que calmarte Lux, sé muy bien que en tu vida han pasado cosas malas muy seguido pero es justamente esa la razón por la cual tienes que permitirte disfrutar esto, te lo debes, si todo el tiempo estás preocupada por lo malo que pueda pasar vas a olvidarte de aprovechar lo bueno que ya te está sucediendo—Connie me aconsejaba en la cafetería mientras comíamos el almuerzo. Sabía que tenía razón, por primera vez estaba teniendo estabilidad, un trabajo que amaba, amigos cercanos, un apartamento propio en el cual había desempacado todas las cajas pues estaba segura de que ya no me iba a mudar y lo que sea que tenga con Lucas, que aunque no tenga un nombre, es increíble. Me encanta su compañía, disfruto pasar el tiempo con él, es gracioso, se preocupa por mí, incluso descubrí su faceta cariñosa que a juzgar por su personalidad un poco fría creía que no existía, después de que me contó su historia nuestro vinculo se estrechó de una forma más fuerte, nunca había tenido a alguien con quien me sintiera tan apoyada, respaldada, Lucas me hace sentir segura.

—Tienes razón, es solo que a veces los fantasmas del pasado vienen a tratar de quitarme la paz—tengo que confesar que había olvidado un poco los problemas del pasado, no había desistido de mi propósito de encontrar a mi hermano, es solo que ninguna pista parecía llevar a ningún lado y me estaba quedando sin ideas. Lo de la estación de policía fue todo un fracaso, lo único que encontró Paula en la oficina del aun desaparecido oficial Castillo era un trozo de papel con 3 nombres escritos en él, Francisco Cortés, Virginia Luna y Pedro Santos, cuando los vi creí reconocer al menos uno en el expediente que el oficial me había dejado leer un día, salí corriendo a buscar la libreta donde anotaba todas mis pistas y confirmé que Francisco era el asistente de Isabel Santos en la expedición en la que fueron secuestrados, había muerto hace 5 años de cáncer, ni rastros de su familia. Los otros dos nombres me llamaron más la atención, lo supe de inmediato, Virginia Luna y Pedro Santos tenían que ser los padres de Isabel Santos Luna, estaba segura de que en alguno de los recortes de prensa del expediente había una entrevista a Virginia, sí eso era cierto tenía por primera vez el nombre de mis abuelos y la sola idea me estremeció, desde entonces me he dedicado a tratar de buscarlos pero parecían haberse esfumado de la faz de la tierra, el secuestro de Isabel causó mucho revuelo mediático, mis abuelos aparecieron en múltiples medios de comunicación presionando por la liberación de mi madre pero después de un tiempo solo desaparecieron, sus nombres y direcciones no aparecían, nada que pudiera indicar al menos si seguían con vida, dejé un par de mensajes a algunos periodistas que los conocían muy bien a raíz de sus múltiples entrevistas, sin embargo no había obtenido respuesta, no sabía que más hacer.

En cuanto al oficial Castillo tampoco había avance notorio, ya completaba 6 meses desaparecido, no se había podido ligar su secuestro con ningún caso que estuviese manejando. Después de lo que presenciamos esa noche en la bodega decidí ir a hablar con Triana, le conté que había encontrado la identificación del oficial en esa camioneta y cuando fueron a inspeccionar simplemente había desaparecido, el lugar había sido prácticamente desvalijado después del asesinato del sujeto que lo administraba y no pudieron rastrear de nuevo las placas. Triana me prohibió volver a interferir en el caso, si lo hacía levantarían cargos en mi contra, así que trataba de mantenerme alejada del asunto aunque siempre estaba al tanto, no podía deshacerme de la sensación de que la desaparición del oficial estaba relacionada con su investigación del caso de mis padres.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora