PRUEBAS

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A Pedro J. el mejor hombre del mundo.

Darren 

Fuimos al maldito restaurante al que Camila quería ir, por más que le dije que no tenía ánimos ella no aceptó un no como respuesta, no tenía ganas de discutir, no tenía ganas de existir. Estaba ahí sentado en esa mesa del balcón con una hermosa noche haciéndonos de telón, con la chica más bella que podría imaginar pero con una sola imagen en mi cabeza. Paula llorando en los brazos de Garza quien ni siquiera me miró a los ojos por un segundo. "La amistad es un alma que habita en dos cuerpos" decía Aristóteles, en mi caso en tres, un perfecto trípode. "Sí, el amor está muy bien a su modo, pero la amistad es una cosa mucho más alta. Realmente nada hay en el mundo más noble y raro que una amistad verdadera." Recordé a Oscar Wilde.

Esa frase me transportó como si hubiese sido abstraído de mi realidad y llevado a un momento mejor, a un momento feliz, a un momento sin tanta incertidumbre. Casi pude ver a Garza cargando las cajas de la mudanza al nuevo apartamento que compartiría con Paula, él cantaba alguna absurda canción de su banda favorita tan desafinado que juré que rompería los vidrios, lo hacía apropósito para que yo riera, siempre decía que era demasiado serio, que me iba a arrugar por mantener el ceño fruncido. Esteban era así, extrovertido, un poco engreído, un payaso total, fingía que nada le importaba, que todo lo que le parecía era efímero, quería ser relajado y despreocupado pero nosotros sabíamos que él era más que eso, era leal y firme con su gente, era de los que haría sacrificios por los demás sin dudarlo, sencillo, humilde a pesar de su fachada de ególatra y sobre todo un buen tipo.

Terminábamos de mover las cosas, él llevaba las pertenencias de Paula a su habitación, aproveché para acercarme, desde hace un tiempo quería hablarle de algo para evitar cualquier tipo de malentendidos.

—Esteban, hermano ¿tiene un minuto?

—Wow, ¿que hice? — dijo dejando una caja en el suelo y levantando las manos en señal de rendición—juro que no he roto nada, solo corazones.

—Idiota—reí lanzándole una bolsa cuyo contenido desconocía pero parecía ser ropa—es en serio, solo tomará un segundo—. Fui hacía la cocina indicando con la cabeza que me siguiera, quería que habláramos lo más relajado posible lo cual no era nada difícil, tenía mucha confianza con él y cuando Paula no estaba lograba que compartiera conmigo cosas que jamás se atrevería a decirle a ella. Encontré en unas bolsas un par de cervezas junto a las cajas del mercado en el suelo de la cocina, tome un par y le lancé una hasta la sala donde él se había acomodado en la única silla que habíamos armado, yo me senté en el suelo recostándome en la pared frente a él y bebimos en silencio hasta que desocupamos la primera lata, decidimos iniciar una segunda ronda y aprovechar para hablar.

—Yo sé que no soy alguien a quien conocen desde hace mucho tiempo— inicié la conversación destapando la segunda lata, él solo me miró por un momento como intrigado por mi frase y devolvió su atención a su cerveza mientras yo continuaba— y ahora viviré con Paula, fue un cambio muy precipitado y más teniendo en cuenta las circunstancias que nos llevaron a tener que tomar esta decisión.

No quería que confundiera de ningún modo el hecho de que Paula y yo viviésemos juntos. Había rumores en la universidad por mi muy notable cercanía con ella y no deseaba que Garza los creyera. Para mi Paula es una mujer hermosa tanto por dentro como por fuera, ella tiene ese tipo de personalidad magnética combinada con esa explosión de energía que hacía que hasta el hecho de que fuera asquerosamente positiva agradara, la amaba, en realidad lo hacía, pero no de la forma como la gente rumoraba en la universidad, no de la forma en que estoy seguro lo hace Garza, era un amor filial, como si fuera de mi familia, como si tuviéramos la misma sangre, como si estuviéramos hechos de una misma materia, como si combináramos perfectamente, ese tipo de unión que solo había sentido con Lux y ninguno de los dos estaba dispuesto a hacer algo que pudiera poner en riesgo ese lazo.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora