QUEDARSE

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Paula

Intenté seguir, intenté con todas las fuerzas que me quedaban, siempre es más fácil para el que se va que para el que se queda, y yo, que me había quedado de pie viendo como dos de las personas que más amo en la vida se iban y parecía que no volverían jamás, simplemente no pude aceptarlo. Tuve opciones, pude elegir no hacer parte de este mundo, ellos lo querían así, quisieron alejarme, pero quiero estar donde esté él, porque simplemente no puedo sacarlo de mi vida y él sabe que jamás dejaré que me saque de la suya.

Hace 10 años

La policía llegó unos minutos después de que Garza y Darren se fueran, los bomberos arribaron minutos después. Observaba la escena escondida en uno de los jardines de la casa vecina hasta cuando todos se asomaron a curiosear, entonces pude salir y ver todo desde atrás de la cinta de peligro que pusieron para evitar que la gente cruzara. Estaba de pie cruzada de brazos aferrándome a la chaqueta que Garza me había dado después de que le prendimos fuego a la casa, mi saco se había llenado de gasolina en el proceso, así que tuve que deshacerme de él y al verme temblar de frío Esteban me dio su cazadora de cuero, entonces era lo único que me quedaba de él.

El fuego fue controlado minutos después pero no pudieron evitar que la casa se desplomara, fue entonces cuando la policía sacó dos bolsas negras con contenido biológico en su interior, debían ser los restos de las personas que pusimos en la cama de la habitación principal para que pasaran como Estela y Federico, no pude evitar sentirme asqueada, Dios nos perdone por lo que le hicimos a esas personas, de cierta profanamos sus cuerpos pero era la única manera de que esto funcionara, ahora solo quedaba esperar a que Marqués creyera toda la escena que montamos y que el hombre que envió para asegurarse de que Darren cumpliría lo pactado siguiera de nuestro lado, estaba asustada por ese detalle, no podía comprender cuál sería la motivación para que decidiera ayudarnos en esto y el acuerdo que hizo con Darren era peligroso, le debía un favor y podía cobrárselo como y cuando quisiera, me preguntaba cuál era su interés en Darren.

Cuando todo acabó conduje hasta la pensión que fue nuestro último escondite, un lugarcillo húmedo y demacrado en el centro de la ciudad con apenas una cama y un armario de madera desgastada que olía a naftaleno, nada tenía que ver con nuestro apartamento en las residencias, de ese hermoso lugar que habíamos logrado hacer nuestro no quedaba nada, todo por la maldita de Camila, la odiaba todas mis fuerzas. Comencé a empacar todo y llamé a mi madre, iría pronto al pueblo para pasar el resto del receso estudiantil con ella alejada de todo esto.

Tomé las cosas de Garza y las guardé, él había preparado todo para ir con su familia fuera de la ciudad y envió la mayoría de sus pertenecías por correo, solo dejó un par de mudas de ropa para quedarse aquí mientras solucionábamos todos nuestros problemas, creo que nunca se imaginó que finalmente jamás se iría o no a donde él tenía planeado. Doblé sus camisas y sus pantalones poniéndolos en una maleta pequeña junto a mi ropa y después de un par de horas ya todo estaba listo para abandonar este horrible lugar, en el armario no quedaba nada al igual que en el resto de la habitación con excepción del buró donde estaba la fotografía de los tres el día que acabamos los exámenes del primer corte, bebimos como locos esa noche, me permití reír con un poco de nostalgia recordando ese momento, Garza estaba tan ebrio, en realidad lo estábamos los tres, recuerdo como en un momento de la noche se acercó y me apartó un poco de la barra, lo suficiente para tener privacidad, luego tomo mi rostro con sus manos e hizo que lo viera directo a los ojos.

—Hoy voy a decirte la verdad Paula Rodríguez—dijo mirándome fijamente, sus ojos brillaban y tenía esa expresión de seriedad que me encantaba y que pocas veces mostraba.

— ¡Ya era hora! —gritó Darren desde la barra, yo reí al ver como estuvo a punto de caerse de la butaca.

—Voy a decirte la verdad—volvió a decir y sus palabras eran un poco enredadas por el efecto del alcohol.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora