LEGADO II

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Darren

—Ve a que tu madre te las dé, Oh verdad, no puedes, la asesinaste—ella estaba molesta y por alguna inexplicable razón yo también.

—No dijiste eso, voy a fingir que no dijiste eso por tu bien ¿entendido? —me acerqué desafiante, apretando la mandíbula y estallando de la ira. No era justo. ella no tenía una idea, aunque en realidad tampoco yo de ella y la había juzgado. Vi en su rostro que le sorprendió mi reacción, no creía que yo iba a responder de esa forma y aunque pareció sorprenderse no se detuvo.

—¿Qué creíste? Que nadie se enteraría, ¿por qué crees que todo el mundo aquí te ve extraño? Todos aquí somos unos malditos criminales, asesinos, mercenarios y aun así ninguno de nosotros mataría a su madre para quedarse con un negocio ¿no fue eso lo que hiciste niño? Quien te ve, con tu cara de inocencia, ¿eres de ese tipo verdad? De los que parece que no rompen un plato—un balde de agua fría me estaba cayendo en ese momento, todo el mundo en El Círculo creía que yo había matado a mis padres, yo mismo me había encargado de que fuese así, es solo que jamás pensé en la reputación que eso me traería, no es que me importara lo que ellos pensaran de mí, es que no quería terminar creyendo que yo era esa persona, hay veces en la vida que de tanto escuchar mentiras terminas creyéndolas, temía que resultara siendo ese tipo que por ambición acabaría con su familia.

—Tu, no tienes una idea, fue un error venir aquí, siento haber dicho lo que dije—el enojo había desaparecido, se había transformado en un nudo en la garganta que amenazaba con impedir mi respiración, de repente, el ambiente en la habitación de Emilia se volvió insoportable y quise salir de allí inmediatamente. Caminé fuera tambaleando, era demasiada presión, todo en mi vida el último año era demasiada presión y cada vez que creía que arreglaba algo se arruinaba peor, me sentía acorralado, encerrado en este infierno donde no podía huir, me hice esto a mi mismo creyendo que podía soportarlo pero ¿y si me había equivocado?

—Bro, ¿dónde estaba?, estaba muy preocupado, estuve a punto de salir a informarle a su tío que no regresaba—caminé tambaleando hasta la cama mientras Garza trataba de sostenerme—¿qué fue lo que pasó?, ¿está bien?

—¿Qué es lo que estoy haciendo bro? ¿Qué mierda hice tan mal para que mi vida terminara así? —me lancé a suelo y mi amigo se sentó a mi lado inmediatamente.

—Hey, no, no es momento para esto, no ahora, no diga esas cosas, su vida no ha terminado, es solo que tomó decisiones muy jodidas y los cambios han sido muy drásticos pero quiero que recuerde la razón por la que está acá—mis ojos comenzaban a inundarse de lágrimas, sentía que toda la maldita mala suerte del mundo había recaído sobre mí, ¿por qué terminé pagando los platos rotos de las decisiones de mis padres?—Cada vez que piense que su vida es una mierda piense en Lux, todas las oportunidades que le esta dando, la vida que ella podrá tener gracias a lo que usted está haciendo, dígame bro ¿lo vale?

—Cada maldito momento lo vale—respondí sin siquiera dudarlo.

—¿Qué es lo único peor que estar aquí? —me preguntó mi amigo y yo lo observé sin entender el punto al que quería llegar.

—¿Qué podría ser peor que estar en este agujero de mierda? —volvió a preguntar insistentemente, reflexioné un par de segundos la respuesta a su pregunta, no tardé en encontrarla, le vendí mi alma al diablo por la vida de mi hermana.

—Vivir sabiendo que alguien le hizo daño a Lux y no pude evitarlo—respondí.

—Exacto, ¿sabe por qué estoy aquí? —lo miré desconcertado—porque sé muy bien que usted es del tipo de personas que da la vida por proteger a su gente y yo respeto eso, porque sé que cuando lo necesite usted hará lo mismo por mí, recuerde que estamos en esto juntos...los tres—dijo mostrándome sus tatuajes, mismos que teníamos Paula y yo. Lealtad e incondicionalidad. Tenía razón, yo había tomado las decisiones y cuando uno decide se queda y afronta las consecuencias hasta el final, eso es lo que hace la diferencia, es lo que define el carácter, era momento de afrontar que esta era mi nueva vida y en ella para sobrevivir debía ser más inteligente que todos mis enemigos, hasta ahora estaba entendiendo cómo tenía que hacer esto, pero una cosa tenía claro, también yo quiero vivir aunque sea de esta forma, sigo queriendo vivir y si la lista de personas que querían asesinarme aumentaba, ellos iban a tener que hacer su mejor esfuerzo porque yo no estaba dispuesto a permitirlo, esta era mi vida, así fue como elegí vivirla y no va acabar pronto, muy seguramente iba a morir en este negocio como me dijo Emilia pero tenía razón también en otra cosa, no sería hoy.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora