RECONCILIACIÓN PARTE II

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León venía desangrándose en el furgón al que nos habían metido, solo estábamos los hombres de confianza de mi hermano y dos sujetos del Círculo más, el resto de personal había fallecido en el bosque. Mason estaba tratando de canalizarlo para ingresarle medicamentos intravenosos mientras Emilia despejaba las heridas cortando su camisa y desinfectando los dos agujeros que tenía en su pecho y brazo respectivamente, él se quejaba del dolor, le ardía demasiado.

—Vamos, has pasado por esto antes, tienes que aguantar hermano—le repetía Mason mientras se aseguraba de que no se quedara dormido—¡necesitamos atención médica de inmediato! —gritó a los hombres que venían conduciendo.

—Llegaremos pronto a nuestra base, ya avisé que tenemos heridos, tienen todo listo para atenderlo tan pronto lleguemos—respondió uno de los dos sujetos que iban en la parte de adelante, eran gente de Hudson, ellos nos sacaron de ese bosque donde todos creíamos que íbamos a morir.

—No te duermas León, por favor—yo sostenía su mano fuertemente y trataba de mantenerlo despierto, tenía las manos, la ropa y el rostro llenos de sangre, me preocupaba la cantidad de fluido que había perdido León.

—Lux, Emilia sabe donde están todos mis ahorros, toma todo y empieza de nuevo—comenzó a hablar con dificultad—siento mucho lo de Connie, también yo la quería sinceramente—una lágrima se escurrió por su mejilla, no podía soportar pensar en eso de nuevo, tenía la imagen de ella suplicando por su vida mientras Camila jugaba con su arma apuntándole a la cabeza, afortunadamente Dallas me cubrió el rostro cuando le dispararon, aun así vi su cuerpo desangrándose en el suelo, nunca iba a poder olvidar eso, jamás iba a poder perdonarme.

—No digas esas cosas León, ¿sabes que necesito para empezar de nuevo?, que tu estés conmigo—estar con León hace unas horas me parecía una locura, ahora era lo único que quería, necesitaba que se levantara se pusiera bien y todo se arreglaría, sé que era muy ingenuo creer que era así de fácil pero esperanza era lo que yo necesitaba ahora y me iba a aferrar a ella para no caer en un abismo de desesperación.

El camino hasta la base de Hudson me pareció eterno, nosotros no veíamos donde a dónde íbamos, pues el furgón en la parte trasera no tenía ventanillas. Mi hermano abrazaba a Mateo tratando de calmarlo, esta había sido definitivamente una situación que dejaría marcado al niño de por vida y me sentía culpable por ello. Finalmente, sentimos que nos detuvimos, escuchamos unas rejas abrirse y lo siguiente que vimos fue que abrieron la puerta trasera del vehículo, una camilla nos esperaba, había un médico y dos enfermeras para atender la emergencia, primero sacaron a León y entonces se lo llevaron para revisarlo.

—¿A dónde lo llevan?, ¿qué van a hacer con él? —gritaba mientras veía como se lo llevaban en esa camilla, no me dejaban ir con él.

—Hay que operarlo ahora—gritó una de las enfermeras en respuesta.

—Deja que Mason y Emilia vayan con él, tu necesitas descansar un poco—me dijo mi hermano. No quería separarme de él ni un instante incluso cuando todo lo que había pasado en ese bosque me había derrumbado, no podía dejar de repetir las escenas en mi cabeza, estaba agotada, aterrada, me sentía culpable, triste, agobiada y aparte preocupada por el destino de León, ya no podía más, si él se iba ya no tenía sentido, estoy demasiado herida, ya no podría soportar ese golpe, quería dejar de sentir, quería que esto parara, aun así, por más que lo deseara, no encontraba salida.

—No quiero dejarlo Darren—le supliqué a mi hermano. El personal médico arrastró la camilla dentro de la gran casa a la que habíamos llegado, bajaron una rampa y en un piso subterráneo comenzaron a atender sus heridas, lo ingresaron a una especie de quirófano y entonces lo perdí de vista, no me dejaron entrar junto a él, tampoco a Mason, solo Emilia ingresó mientras nosotros esperábamos fuera.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora