Bala Perdida

FUEGO PARTE I

Quiero dedicar este capítulo a mi novio por impulsarme a escribir y escuchar toda la historia.

Darren (hace 10 años)

Mi madre solía decirme que si ves humo es porque el fuego está cerca, no podía creer que al fin la cortina de humo que solía llamar mi vida se estaba disipando y efectivamente detrás de ella todo estaba ardiendo. El fuego crea y destruye, da calor y te quema, el fuego ilumina y purifica pero suele arrasar con todo, el fuego es el gran protagonista de mi historia, juro que hice todo lo que posible pero al final no pude evitar quemarme.

La traición me dolió más que los golpes, la traición no mata pero si deja cicatrices, es una forma ruin para que no olvides que la lealtad es un lujo que muy pocos disfrutan.

Debí hacerle caso a mis instintos, sabía que no había terminado, que simplemente no podían desaparecer, había estado aguardando su siguiente golpe. Pero no hice nada para defenderme, solo me senté a esperar como un cordero que va hacia al matadero y ahora no puedo culpar a nadie de esto, solo a mí mismo o eso creía.

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Las cosas se han puesto raras últimamente, casi no veo a Paula y a Garza aunque vivimos juntos. Con Camila todo ha ido avanzando, ahora pasamos mucho tiempo juntos, siempre encuentro divertida su compañía ahora que los chicos han desaparecido. En cuanto a mis acosadores, empiezo a pensar que si se han ido, no quiero bajar del todo la guardia pero tampoco quiero vivir pensando en eso todo el tiempo, como esperando el golpe, desconfiando de todos y viviendo con miedo, así que he decidido avanzar y fingir que nada de eso había pasado, no sabía por qué habían dejado de molestarme pero lo importante al fin y al cabo es que ya había pasado y estaba disfrutando de nuevo la tranquilidad.

El semestre casi acababa y apenas había logrado sobrevivir para contarlo, me preparaba para presentar mis últimos exámenes y no había dormido casi nada. Cerré mis libros y me dirigí a la cafetería con la esperanza de encontrar a los chicos y poder comer juntos como habíamos quedado, atravesé el pasillo estirando mi cuello para poder ver entre tanta gente hasta que reconocí a la morena que era mi compañera de piso riéndose tan extravagante como siempre, estaba con el tipo con el que salía, el que Garza me había contado alguna vez, Paula me lo había presentado pero yo simplemente lo ignoré, no recuerdo muy bien siquiera su nombre, de alguna forma detesto verla con alguien que no sea Esteban. Al verme ella se detuvo, me dedicó una enorme sonrisa de esas que le iluminaban el rostro e hizo señas para que fuera con ella, me acerqué hasta su mesa feliz de encontrarla.

—Dichosos los ojos que te ven Withman— dijo Paula despeinando mi cabello.

—Quisiera saber dónde carajos andan ustedes metidos—respondí.

Notaba como el sujeto con el que Pau salía estaba hablando por teléfono mientras pasaba el brazo alrededor de su cuello, entonces le hice unas señas a Paula para que fuéramos a sentarnos en una mesa que estaba vacía, ella por su parte le dio un rápido beso al tipo y se fue conmigo.

—Nosotros estamos donde siempre, el que parecer estar más ocupado desde que sale con cierto pajarito pelirrojo es otro—continuó la conversación.

Paula me había interrogado sobre cada detalle de nuestra primera cita y siempre quería saber cada paso que avanzo con Camila, al principio estaba muy emocionada pero ahora trataba de no preguntar ni saber nada de la representante.

—Vamos, sabes que no es cierto— dije mientras giraba buscando por todos a mi amigo que ya brillaba por su ausencia— ¿sabes dónde está Garza?

El rostro sonriente de Pau se desvaneció dejando en reemplazo una mueca disfrazada indiferencia y tristeza.