LOS CAMINOS QUE TOMÉ PARA ALEJARME

61 9 41
                                    


Lux

Un hombre ensangrentado entró abruptamente al apartamento, nunca lo había visto pero al parecer era conocido de Lucas o León o cómo sea que se llamara ese sujeto, me asusté, me asusté mucho y lo único que atiné a hacer fue correr, quería estar lo más lejos posible de él y todas su malditas mentiras, ¿por qué todo el mundo tiene que mentirme? ¿acaso tengo cara de idiota? Salí corriendo por las escaleras, trataba de darme prisa y salir de allí cuanto antes, hacía frío, solo tenía mi pijama e iba en pantuflas, aun así eso no me importaba, quería salir del edificio cuanto antes.

Llegando al primer piso me crucé con un par de hombres, yo iba de prisa y miraba para atrás para ver si León me estaba siguiendo, así que prácticamente choqué con el brazo de uno de los sujetos, era grande, mi cabeza solo llegaba hasta sus hombros, barbudo, vestía de negro y llevaba un largo abrigo gris.

—Disculpe—dije sin levantar la cabeza pare verlo, solo mantuve mi mirada en el suelo e intenté seguir caminando con prisa hasta que algo me detuvo.

—¿Lux? —pronunció el sujeto con el que había chocado, inmediatamente levanté mi rostro para verle, era calvo y tenía una enorme cicatriz en el mentón, ¿por qué ese hombre conocía mi nombre?

—¿Disculpe?, ¿le conozco? —respondí mirando con desconfianza como el tipo sujetaba mi brazo con fuerza, él miró a su compañero con complicidad y después se abalanzó contra mí. En un movimiento rápido el sujeto pasó su brazo por delante de mi cuello impidiendo mi respiración, traté de gritar pero de inmediato tapó mi boca con la mano del brazo suelto, comenzó a arrastrarme hasta el ascensor mientras yo trataba de liberarme en vano, me sacudí, pataleé, me resistí, pero nada parecía funcionar, hasta que golpeé con el codo el estómago de mi captor y así logré soltarme por instante, de inmediato supe que tenía las de perder, estaba encerrada en el ascensor y ellos eran dos, el otro hombre al ver que lastimé a su amigo me lazó un puñetazo, mi cabeza fue a dar contra el espejo del ascensor, de inmediato sentí un líquido caliente escurriendo por mi rostro, estaba sangrando, caí al suelo en una esquina, tocaba mi cabeza para ver de dónde provenía la sangre, comencé a marearme, las puertas del ascensor se abrieron y uno de los tipos agarró mi pierna para comenzar a arrastrarme fuera, era demasiado fuerte, estaba sosteniendo todo mi peso de mi extremidad, sentía que iba a arrancármela mientras me movía por todo el estacionamiento, grité, traté de agarrar algo para aferrarme pero simplemente no podía soltarme, con la pierna libre lancé una patada tan fuerte como pude, desestabilicé al hombre por unos segundos, su compañero se abalanzó sobre mí, tuve que lanzar un golpe con mi brazo hacia su manzana de Adán para librarme de él, tan pronto como pude intenté levantarme, mi pierna dolía, sentí como me halaban hacia el suelo de nuevo, grité de impotencia y le clavé la pierna en el rostro al que me sujetaba, entonces estaba libre nuevamente, me puse de pie y eché a correr despavoridamente, el compañero del sujeto sacó su arma y comenzó a dispararme, la puerta del estacionamiento estaba abierta por suerte, así que me salí del edificio y seguí corriendo por la calle.

Las calles estaban vacías, recordé que era de madrugada, no sabía qué hacer, ¿Quiénes eran esos hombres y qué querían de mí? Por supuesto que nada bueno. Corrí y corrí como si mi vida dependiera de ello, no dejé de hacerlo hasta que sentí que tenía nauseas, entonces me detuve en un parque que reconocía, estaba a unas 20 cuadras de mi apartamento, Dios mío, ¿qué voy a hacer?, me detuve un momento a recuperar el aliento, el viento soplaba frio pero mi cuerpo se sentía muy caliente, entonces pude notar que mi pijama estaba cubierta de sangre, toqué mi cabeza con suavidad y justo detrás de la oreja derecha hallé el origen de la hemorragia, necesitaba ayuda y solo se me ocurrió un lugar en donde buscarla, no tenía teléfono ni dinero, ni nada, solo quedaba seguir corriendo hasta la casa de mi amiga, Paula me ayudaría y sabría que hacer, necesitaba de ella ahora mismo.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora