PREGUNTAS SIN RESPUESTA

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Darren (hace 10 años)

Habían pasado ya un par de semanas desde el ataque de la casa de Paula y no teníamos incidentes desde entonces, lo cual me tenía aterrado. Cuando fuimos a la policía esa noche la sección informática trató de rastrear el número del cual se habían enviado los mensajes, pero solo fue una pérdida de tiempo. Sabíamos que estábamos tratando con profesionales. Así que, finalmente, nos fuimos con unas recomendaciones de seguridad y un número de emergencias, exactamente lo mismo que ya teníamos y que hasta el momento no nos había servido para nada.

Cambié mi número del móvil y conseguimos un apartamento en un condominio en el que había seguridad privada y cámaras por todas partes el cual era más costoso y solo pude pagar porque Paula accedió a ser mi compañera de piso. Así que, ahora vivíamos juntos y Garza se quedaba casi todos los días, no se despegaba de nuestra amiga desde la noche de la fiesta.

No he vuelto a recibir mensajes, ni llamadas, ni siquiera cartas, nada, es como si solo hubieran desaparecido. Quería pensar que era así, que ya todo había acabado y los chicos trataban de apoyarme para que siguiera con mi vida normal y tomara esto como un episodio del pasado, pero algo dentro de mi sabía que no podía detenerse así nada más y estaba esperando el siguiente golpe, la verdad tanto silencio me tenía aterrado, siempre hay silencio antes de que se desate la tormenta, mientras tanto, allí estábamos de nuevo, tratando de enfocarnos en los estudios como debió ser desde un principio.

— ¿A qué hora es tu reunión del consejo de estudiantes? — dijo Paula mientras recogíamos los libros que habíamos estado usando para estudiar.

—No sé si voy a ir—dije pensativo.

— ¿Así de mal están las cosas con la representante? —me preguntó Garza.

—¡Mal no! , ni siquiera van. No me determina ni para darme la palabra en el consejo—con todo la angustia del ataque en la casa de Paula había salido corriendo y dejé a Camila esperando por mí para que la llevara a su casa, era por eso que ahora estaba enfadada, si había hecho algún avance con ella lo eché todo a perder, ahora estábamos peor que antes.

—Yo de usted no iba por allá, no hay nada más peligroso que una mujer orgullosa enojada—Garza se ganó un puñetazo en el hombro  por parte de Paula por ese comentario.

—Solo habla con ella, explícale lo que pasó— finalizó Pau mientras sacudía su puño en el aire con cara de dolor.
Ella tenía razón, debía ir y ofrecerle una disculpa por haberla dejado en la fiesta, solo esperaba que lo entendiera, y que al menos me tratara con desprecio como antes. Fui al consejo y como las últimas veces ella no me determinó ni para escupirme, pero esta vez cuando la reunión acabó me apresuré para seguirla e intentar hablar con ella.

—Camila, ¿tienes un minuto?—El total y completo silencio y la espalda de Camila fueron mi respuesta.

— ¿Camila?—ella seguía caminando y yo parecía su perro faldero llamándola, eso hasta que caminé más rápido y me planté frente a ella.

—Por favor Camila, ¿en serio no me vas a hablar?— al fin me miró, hubiera deseado que no lo hiciese, trató de esquivarme y seguir su camino pero se lo impedí tomándola del brazo y llevándola hasta una banca cercana al edificio de medicina, ella se dejó conducir a regañadientes y finalmente se sentó, luego yo hice lo mismo a su lado.

—Escucha, lo siento mucho, no quise dejarte en la fiesta, jamás lo hubiera hecho pero era una emergencia, lo juro—comencé a tratar de explicarme.

— ¿Y cuál era esa emergencia? Si se puede saber—no estaba preparado para hablar con ella porque sabía que haría preguntas que no puedo responder, no puedo contarle, lo hice con Paula y Garza y los he puesto en peligro, si algo le hubiera sucedido a Pau ese día jamás me lo hubiera perdonado, no podía exponer también a Camila.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora