CONTRAATAQUE

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Darren (hace 10 años)

Paula y yo llorábamos abrazados en la puerta mientras Garza se quejaba del dolor en el sofá.

—Lo siento, lo siento tanto, yo nunca debí desconfiar de ustedes, entiendo si no quieren verme, solo tenía que pedirles que me perdonaran, nunca debí dudar de ustedes.

— ¡Viniste!—gritaba Paula aun abrazándome—el pasado no importa, lo único que vale es que si viniste, no tengo idea de que hacer, estoy muy asustada, Garza está desangrándose—mi amigo de retorcía del dolor, me acerqué hasta él mientras Paula cerraba la puerta asegurándose de que nadie estuviese fisgoneando. Esteban se presionaba el vientre con las manos llenas de sangre, su rostro estaba casi desfigurado, me dejó ver su herida, era una puñalada bajo las costillas, él solo me miraba y sabía que se sentía aliviado de que estuviera aquí.

— ¿Qué mierda pasó? —dije tratando de hacer un torniquete con un trozo de mi camisa de pijama.

—Nos descubrieron Darren, saben lo que hemos estado haciendo.

— ¿Quienes saben?

—El maldito Círculo.

No entendía nada, mis amigos habían estado haciendo cosas sin contarme y me debían explicaciones tanto como yo a ellos pero en este momento no había tiempo, no iba a dejar que mi hermano se desangrara en esa habitación, lo tomé por el brazo y lo cargué mientras se sostenía la herida.

—Toma las llaves, vamos a ir a un hospital ahora mismo—le grité a Paula mientras salía camino al estacionamiento, conduje como un demente mientras veía por el espejo retrovisor como mi amigo poco a poco iba perdiendo la consciencia hasta que finalmente logramos llegar al hospital, recibieron a Garza en urgencias, lo subieron a una camilla y se lo llevaron por una puerta enorme donde no nos dejaron entrar, pasamos horas en silencio en la sala de espera.

— ¿Al fin descubriste quien era ella? —finalmente rompió el silencio Paula quien se encontraba recostada en mi regazo, la había dado mi chaqueta para que se arropara y se quitara la blusa de pijama llena de sangre que traía, todo lo sucedido y la angustia de ver a Garza así me habían distraído del enorme dolor que sentía a causa de la traición de Camila, las lágrimas querían volver a brotar pero me contuve.

—Creo, ya no sé nada, solo sé que ella me engañó, puso los círculos en mi puerta y el casillero y tiene el mismo símbolo tatuado en el costado—confesé.

—Lo sé—me respondió ella sin levantarse de mi regazo con una voz inexpresiva.

—Lo siento tanto, todo lo que te dije, te mandé al demonio y tú solo querías advertirme.

—Lo siento yo también, debimos decirte todo en cuanto lo supimos pero para entonces ella ya se había metido en tu mente, te manipulaba todo el tiempo, no supimos que hacer—me levanté haciendo que ella lo hiciera también y me senté en la silla de en frente para verla a los ojos.

—Paula tienes que decirme todo, ¿Qué mierda pasa?, no entiendo nada, estoy perdido y yo solo confió en ti, lo que sea que haya pasado dímelo todo hasta llegar al día de hoy.

—No creo que sea el lugar indicado—respondió ella mirando alrededor, era de madrugada aún, el lugar estaba prácticamente vacío.

—Por favor Paula, dime todo ahora—ella se detuvo a pensarlo por un momento.

—Se supone que te lo diríamos con Garza—ella empezó a llorar— no lo entiendes, si se va me iré con él, no podría continuar, nunca debí permitir toda esta locura.

—Calla, eso no va a pasar, él saldrá de esto y estaremos juntos de nuevo, juntos otra vez como siempre debió ser—le dije mientras la abrazaba y lloramos los dos—pero tienes que decirme que sucede, entiende que necesito saberlo—ella me miró y luego de nuevo echó un vistazo a la sala de espera, finalmente asintió con la cabeza, se sentó a mi lado y casi susurrando comenzó a contarme.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora