EL ACCIDENTE

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León (meses atrás)

Sostengo su cuerpo inconsciente en mis brazos mientras veo el auto arder, ¡no puedo creerlo!, no es posible lo que acaba de suceder, estuve a punto de perderla, aún no sé si se encuentra bien. Si alguien me hubiera dicho esta mañana que Estela y Federico estarían muertos y que posiblemente Lux también, jamás lo hubiera creído, no conmigo cuidándola, le fallé.

19 de abril de 2019 5:00 a.m. Bogotá

Lux está en su cama mientras yo la observo, observo su respiración profunda y su cabello desaliñado, imaginando un puñado de escenas en donde yo despierto a su lado y puedo realmente estar para ella.

Estoy listo para un nuevo turno, otro día como el fantasma de su pasado. Comienzo mi rutina matutina: preparo café, hago ejercicio, llamo a El Círculo y reviso el cuadrante. Todo está despejado, todo marcha como siempre, entonces me relajo y pienso que será otro día normal, viéndola, acompañándola y protegiéndola.

Ella empieza a removerse en la cama, despertando de mala gana como siempre, pospondrá dos veces la alarma y terminará levantándose 20 minutos después. "Despierta ya, llegarás tarde", digo en voz alta como si realmente estuviera con ella, como si pudiera escucharme. Se levanta finalmente y se prepara para salir. Sé que no tuvo una buena noche, así que probablemente no se arreglará demasiado; usa lo primero que encuentra y ata su cabello antes de salir de casa. La espero en mi auto hasta que sube al suyo y arranca, voy tras de ella. Su primera parada, será la cafetería del centro, pedirá un café latte con canela y un palo de queso, sus favoritos, y luego irá a la librería a buscar un nuevo título, le sigo por las estanterías y hago que una copia de El Psicoanalista cayera "accidentalmente" por donde ella pasaba, lo levanta, lee la sinopsis y decide comprarlo; sé que le gustará. Finalmente, conduce hacia su práctica de tiro con arco. Allí está a salvo, así que aprovecho el momento para ir a hablar con sus padres. Ella estará allí dos horas y no me necesitará.

Quisiera decir que no me he involucrado más de lo necesario, que ella solo es mi encargo, parte de mi trabajo, pero a veces puedo imaginarme haciendo parte de su vida, aunque sé muy bien que solo soy su sombra, un fantasma, un espectador. Hace más de ocho años que estoy con ella, si se puede decir que lo estoy. Darren Withman no podía dejar de suponer que podrían encontrarla en cualquier momento y hacerle daño, entonces decidió que simplemente no podía vivir con esa posibilidad. Habló con sus padres para que supieran que Lux tendría una especie de guardaespaldas oculto; ella no lo sabría, como no sabe absolutamente nada de lo que pasa a su alrededor. Al principio no entendía el motivo, pero al ir conociéndola, empecé a comprender por qué Withman se tomaba tantas molestias. Yo también haría lo que fuera por mantener a Lux alejada de nuestro mundo de mierda. Jamás permitiría que pusiera un solo pie en El Círculo, aunque para ello tuviera que morir.

Desde que Darren Withman fue elegido como líder de El Círculo, se había gando el respeto de los demás tomando decisiones difíciles y arriesgadas, pero en su mayoría acertadas. Incluso en momentos de inestabilidad, logró mantener el negocio en marcha. Yo mismo estuve junto a él en muchas transacciones difíciles de las cuales salimos muy bien plantados gracias a su ingenio y determinación. Antes de ser guaradaespaldas de Lux, mi trabajo consistía en movilizar toda la escuadra de seguridad del jefe, lo hice por años, afortunadamente, casi siempre todo salía bien para nosotros. Ahora mimso la industria nunca había sido tan próspera, y yo estaba ganando mucho dinero.  Cuando entré a esto, todo era por el maldito dinero, pero ahora, por más que tuviera no me servía para nada.

Hace años, cuando fui llamado por Withman a su despacho, nunca imaginé que me encomendaría ser el niñero de su hermana. Sin embargo, al reflexionar un momento, me di cuenta de que tenía sentido. Él pensaba que era bueno con la seguridad, por eso decidió enviarme. Mi tarea era estar con ella las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para asegurarme de que nunca corriera peligro y que nadie indeseable se enterara de su existencia. Además, debía hacer un reporte semanal sobre su vida para mantener a su hermano actualizado.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora