Bala Perdida

REVELACIONES I

León

Estoy harto, me miro al espejo y ya no sé quién soy, ¿soy León o soy Lucas?, Lucas es un mentiroso que está a punto de lograr lo que quiere pero León, León por su parte grita, suplica por hacer lo correcto, soy todo lo que siempre he odiado, alguien que le hace daño a los que ama. Siempre he estado tan jodidamente defectuoso, no quiero pretender ser la cumbre de la moralidad, no sería más que hipocresía, pero esto es diferente, esto es muy ruin, incluso para mí. Vi a Lux desmoronándose, el dolor de la pérdida de su hermano carcomiéndola por dentro y fingí, fui yo quien le hizo ese daño y aun así digo que la amo, me doy asco, no puedo conmigo mismo.

—Yo no puedo irme a España con ella—repetí por milésima vez mientras golpeaba el saco de boxeo, estaba con Mason en un improvisado gimnasio de entrenamiento en una bodega a la afueras de la ciudad, El Círculo ahora mismo estaba en crisis, tras el ataque de Camila estábamos todos dispersos a la espera de las órdenes de nuestro líder quien se había retirado con Emilia a recuperarse, nadie tenía claro nuestro destino pero después de tantas perdidas se agradecían los días de paz.

—Creí que era eso lo que querías—me respondió amargamente Mason, al tiempo que me lanza una toalla para secarme el sudor.

—No así—cuando quieres algo, el cómo lo logras es tan importante como el objetivo, el fin no justifica los medios, estar con Lux no justifica lo que le hice.

—Entonces has algo antes de que sea demasiado tarde—dijo Mason.

Solo habían pasado dos semanas desde el ataque a la base, más específicamente desde que perdimos a Leah, sé que mi amigo no es de manifestar sentimientos pero sé también que le afectó como a nadie su muerte. No tengo muy clara cuál era la naturaleza de su relación pero era evidente que se habían vuelto cercanos, Mason casi nunca deja entrar a nadie nuevo justamente por esto, sabe que este mundo es muy difícil y que si te encariñas con alguien debes estar listo para aceptar su muerte. Ellos eran como dos bombas de tiempo juntos, no sé sabía cuál iba a estallar primero pero a la vez, eran tan parecidos que podía entender porque se habían involucrado.

—¿Está todo bien? —pregunté aun sabiendo que él diría nada.

—Nada está bien ahora León—respondió pensativo mientras daba un par de golpes más al saco de boxeo.

—No has hablado casi desde que atacaron la base—intenté animarlo a que me dijera algo, Withman y él siempre guardaban secretos entre ellos, quizá mi amigo sabía algo que yo no y si tenía que ver con Lux quería averiguarlo.

—No tengo nada que decir, fallé en la planeación, subestimé al enemigo y hay alguien muerto por eso, fin—me asustó la forma cómo dijo eso. Mason era una persona difícil, su naturaleza era tosca, solía decir lo que pensaba incluso si era cruel, era calculador con sus palabras, se alejaba de la gente, tenía pocos amigos y siempre actuaba muy racionalmente, pese a ello no podía evitar la necesidad de proteger a los suyos, creo que todo proviene de su relación con su padre, el hombre que se supone debía protegerlo fue el primero que lo puso en peligro, en algún punto se dio cuenta de que no quería seguir sus pasos y se convirtió en todo aquello que el coronel, como siempre tuvo que llamarlo odiaba, un hombre de palabra. Su infancia fue muy dura, siempre tuvo que ser bueno en todo lo que hacia y en realidad se esmeraba con la esperanza de que algún día obtuviera la aprobación de su padre, tenía responsabilidades de vida o muerte a los 12 años, aprendió a tomar decisiones difíciles antes de poder distinguir entre lo bueno y lo malo y aun así nunca fue suficiente para el comandante.

—Eso no fue así y lo sabes—contradije, él dejó lo que estaba haciendo, tomó un envase con agua y se lo roció encima para refrescarse, después se sentó conmigo para hablar.