EL FINAL

18 1 0
                                    

Lux

Escuchaba el sonido de su corazón latiendo, me aferraba a su compás tratando de calmar mi respiración sincronizándola con la suya, él me atrapada en sus brazos apretando con fuerza, como si su abrazo fuera mi escudo, como lo fue tantas veces.

—Solo abrázame y cierra los ojos—me dijo besando mi cabeza—solo siente mi corazón latiendo para ti, concéntrate en eso y cierra los ojos.

Esto terminará pronto.

Cerré los ojos aspirando su aroma, impregnándome de él, contando sus latidos, esperando el segundo cero en el que todo acabaría, me pregunté ¿cómo sería?, ¿qué se sentiría?, ¿acaso podría tomar su mano mientras nos fundíamos en el infinito?, ¿podríamos estar juntos mientras nos disolvíamos como polvo en el universo, como simple ceniza esparcida por el viento, sin dejar un solo rastro de quienes fuimos, lo que hicimos o lo mucho que nos quisimos?

Todo el miedo que hay en mi pasa a un segundo plano, en realidad lo que hay a mi alrededor es secundario, solo estamos él y yo. Mi mente se escapa creando escenarios alternativos de vidas que pudieron ser y no fueron, de los sueños que León y yo teníamos que nunca van a poderse cumplir, de tantas cosas que nunca dijimos, de los amaneceres que jamás tendremos, de las risas perdidas y los besos adeudados. Supongo que ya no sentía ni rabia, más bien era una mezcla de desconcierto con resignación. Estaba lista, lista para irme a su lado en cuanto el reloj llegara a cero. Entonces, finalmente, el disparo sonó.

Respiré profundo, rogando no sentir mucho dolor, solté el aire esperando que la bala me alcanzara, pero el impacto nunca llegó. Sentí el peso del cuerpo de León tumbándose sobre mí, solo entonces me atreví a abrir los ojos y caí al suelo con él entre mis brazos, las manos llenas de sangre y un pitido ensordecedor que no me permitía entender lo que las personas a mi alrededor decían. Me tomó un tiempo entender lo que había sucedido, León estaba muerto, él se había disparado segundos antes de que acabara el tiempo.

Sentía que no podía respirar, me dominó una fuerte presión en el vientre, como si me hubiera comido una enorme piedra y mis intestinos estuvieran tratando de digerirla lenta y dolorosamente, mis manos teñidas de rojo temblaban mientras las lágrimas salían como ríos de mis ojos.

—¡No!, ¡No! —logré pronunciar mientras sacudía su cuerpo tratando de que reaccionara, el dolor era abrumador, no podía creer que esto había sucedido, yo no quería seguir, no sin él, no tenía sentido, me aterraba más la vida sin su presencia que mil muertes violentas.

—¡Por favor no te me vayas, por favor despierta! —Tomé lo que quedaba de su cabeza en mis manos, —Por favor no me dejes sola, ¡tú no!, tu jamás me dejaste sola ¿recuerdas? —mi alma se fracturó, dejé de sentir cualquier cosa que no fuera ese agujero negro que consumía mi ser—dijiste que estarías para mi hasta que yo decidiera echarte, ¡aun no!, aun no es suficiente —tomé su mano donde se hallaba su tan característico león tatuado, estaba fría y dura, y en mi desespero trate de calentarla de nuevo, como si eso pudiese devolverle la vida, como si eso pudiera solucionarlo todo.

Me di cuenta de inmediato, lo sentí en mi corazón, todo el tiempo mientras yo creía que estaba sola, incluso cuando estaban mis padres, incluso cuando veía a mis amigos, cada vez que me sentía miserablemente abandonada, él estuvo para mí, al principio a lo lejos cuidándome sin que yo me percatara y luego apoyándome e incluso desafiando a mi hermano para que yo conociera la verdad. Pero ahora si era cierto, por primera vez estaba sola, estaba sin él.

—¡Basta!, fue demasiado espectáculo, amárrenla nuevamente—la voz de Camila retumbó en mi cabeza. De inmediato, dos hombres vinieron por mí, trataron de separarme de León, luché con todas mis fuerzas, no quería separarme de él, pateé, arañé, golpeé, pero aun así mi fuerza era inferior a la de ellos, entonces terminaron por arrastrarme cerca de mi hermano en contra de mi voluntad.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora