EN EL BOSQUE PARTE I

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—Tienes que ser fuerte Lux—mis ojos hacían un esfuerzo sobrenatural por abrirse, solo lograba vislumbrar luces centelleantes que pasaban fugaces y desaparecían en la inmensidad oscura. Mi cabeza estaba acomodada sobre el pecho de mi hermano, íbamos en un auto en movimiento a una velocidad exorbitante, solo veía por el vidrio de la ventana trasera como rebasábamos autos y adelantábamos esquivando el tráfico en maniobras suicidas.

—Siguen tras nosotros—escuchaba la voz de Paula de fondo, se sentía el nerviosismo en el aire, era como si cada cosa que se hiciera o dijera fuera en cámara lenta.

—Dispara entonces—ordenó mi hermano, Paula buscó bajo el asiento y comenzó a scar armamento pesado.

—¡Está reaccionando! —vi como una mano que conocía a la perfección pasaba una especie de trapo húmedo por mi cabeza, no podía verlo a él, pero lo reconocí por su tatuaje de león en el dorso, él estaba ahí.

—Lux, trata de despertar por favor—un movimiento brusco del auto hizo que nos sacudiéramos en nuestros asientos, mi cabeza se sacudió y eso me sirvió para despertarme totalmente.

—¡Maldita sea Mason! —gritó mi hermano al sujeto que iba conduciendo.

—Lo siento, estoy tratando de esquivar las balas de esa gente.

—¿Dónde demonios está Garza? —volvió a gritar Darren.

—Viene atrás, sacó a Dallas y recuperó a Leah, dice que debemos salir de la ciudad, es nuestra única oportunidad para huir—respondió Paula.

—Masón, toma la transversal 65, saldremos por el sur—indicó Darren.

La cabeza me pesaba, estaba pasmada escuchando todo pero sin poder reaccionar, necesitaba dormir, tenía mucho sueño, no podía controlarlo, los ojos se me cerraban prácticamente solo. De repente y sin previo aviso impactos de bala comenzaron a chocar con el auto que a pesar de ser blindado se sacudió tras las ráfagas de disparos.

—¡Maldita sea! —gritó el hombre que llamaban Mason.

—Toma las armas, tenemos que defendernos—sentí como mi cuerpo iba moviéndose involuntariamente hasta terminar en los brazos de Paula.

—Cubre su cabeza, no dejes que nada de suceda—lo siguiente que vi fue cómo mi hermano y León comenzaron a disparar por las ventanas, todo parecía tan surreal, me sentía como en una escena de película de mafiosos, solo que esta vez era real.

—¿Qué sucede Paula? —pude decir finalmente, ella acariciaba mi cabeza y seguía limpiando mi frente con el paño húmedo.

—Shhh, todo está bien Luxi—miré por la ventana, ya no veía los edificios ni los autos pasando junto a nosotros, estábamos saliendo de la ciudad y comenzaba a verse la naturaleza en lugar del asfalto como paisaje.

—¡Mierda! —el auto se sacudió violentamente mientras era impactado repetidamente.

—Son muchos—respondió León.

—Deben hacer algo, estoy perdiendo el control del auto—Masón trataba de maniobrar el volante pero seguíamos sacudiéndonos con fuerza hasta que finalmente no pudo más, una bala o tal vez varias llegaron a los neumáticos haciendo que perdiéramos el control, todo pasó muy rápido y de seguro hubiésemos estado muertos de no ser por la inmediatez con la que Mason reaccionó haciéndonos chocar con un árbol para no irnos hacia un barranco, aun así rodamos un par de metros abajo. El choque fue en extremo fuerte, me recordó al accidente con mis padres, era la segunda vez que algo así me pasaba pero esta vez no perdí el conocimiento, estuve consciente de cada detalle del choque hasta que todo pareció detenerse, cerré los ojos deseando que todo hubiese acabado y para cuando los abrí todo estaba muy silencioso, supe que tenía que salir de ahí, habíamos quedado volcados así que tuve que hacer un esfuerzo para salir, me arrastré por el vidrio roto de la ventana y logré ponerme a salvo, después de unos segundos de estar el suelo pude ponerme en pie, no escuchaba nada, un silbido inundaba mis oídos, traté de cubrirlos en un intento por detenerlo pero solo pude dejar de escucharlo cuando segundos después un grito de ayuda me hizo reaccionar.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora