𝐋𝐮𝐧𝐚𝐞 𝐥𝐮𝐜𝐞𝐦 𝐢𝐧 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐥𝐢𝐝𝐮𝐬

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Los pájaros cantaban una dulce melodía en la ventana del cuarto real causando que Jaehyun se despertara y encontrara la escena más encantadora del mundo, su precioso esposo se encontraba sentado en la cama con el niño en sus brazos, acariciando las delicadas facciones de su rostro con sus dedos, su mirada estaba completamente centrada en el niño, al punto de que no se dio cuenta que el rey somnoliento ya se encontraba despierto mirando a sus dos tesoros. Llevó su mano hasta el rostro de su esposo, robándole un suspiro y al fin consiguiendo que lo mirara, sus ojos estaban brillantes y llenos de amor, ambos estaban enamorados del niño que había llegado a hacer de su vida algo mucho mejor.

El rey tomó asiento también en su cama, apoyó su rostro en el hombro de su esposo y acarició las manitas del bebé que mantenía sus ojos abiertos, mirando a los dos reyes. Era inexplicablemente hermoso, sin duda alguna el pueblo creería por completo que el pequeño era fruto del amor entre los dos reyes, solo que tomarían su tiempo para disfrutar al pequeño y luego lo presentarían de manera formal ante su fiel reino, por supuesto que a los dioses también.

Ambos se levantaron de la cama para poder recibir al ama de llaves que les ayudaría a bañar al pequeño mientras llegaba quien sería la mano derecha de los reyes; Jaehyun, había llamado a la anciana mujer que nunca había dejado de amarlo, aquella que cuido de él desde que salió de su madre y aún no lo había abandonado, le daría el honor de cuidar a su hijo, así como ella se lo había pedido antes de marcharse a su pueblo natal, luego de pasar unas horas con el niño y su esposo la tarde del día anterior, solicitó al ministro que fuesen en busca de la mujer, la necesitaba y quería tenerla cerca. Luego del baño del bebé, uno a uno tomó su ducha para que el que quedase fuera del baño cuidara al pequeño en la cama. Cuando ambos estaban duchados y vestidos, la puerta fue tocada, el rey Jeong permitió el paso y entro su servidumbre con cajas de madera de gran tamaño, en donde se encontraba la nueva ropa del niño, hecha con las mejores telas de los pueblos cercanos al reino, de manera inmediata, empezaron a acomodar la ropa del bebé en el armario que habían asignado para él, uno de los mejores que había en todo el palacio.

Las actividades que realizaron ese día fue estar con el pequeño en el salón real, esperando la llegada de la mujer encantadora de la que Jaehyun había hablado. Al marcar las 14:00 las puertas del salón se abrieron dejando ver como el ministro venía con su nana, inmediatamente el rey se levantó de su trono y caminó con rapidez a los brazos de la anciana, la cual le abrazó después de que él se arrodillara frente a ella; el ministro, realizó una reverencia al rey Lee que lo miraba desde el trono y se marchó cerrando las puertas.

- Un rey no debería arrodillarse ante un ser sin valor. – Murmuró la anciana acariciando la cabeza de su pequeño niño.

- Pero sí ante un ser superior a mí. - Tomó las manos de su nana y las besó antes de levantarse y llevarla ante su esposo.

No está demás mencionar que su nana quedó encantada con la belleza del hombre que mantenía al pequeño en brazos. El rey Lee se acercó a ella con una sonrisa y cuidadosamente le dio un pequeño abrazo, luego mostró al pequeño. La anciana miró a ambos reyes, solicitando un permiso que de manera inmediata fue otorgado por Taeyong y entregó el bebé a la encantadora mujer, la cual le abrazó con mucho amor y emoción.

- Pero si es un niño precioso, es igual a ti. – Habló mirando a Taeyong y tomando el atrevimiento de acariciar la mejilla del rey, cosa que a él no le molestó e incluso cerró sus ojos unos segundos ante su tacto.

- Debo de agradecer sus halagos y también lo hago por parte de nuestro hijo, agradezco que haya venido al llamado de mi esposo, es un honor que usted nos acompañe en esta etapa tan esperada por ambos. -Incluso el tono del rey Lee hacía que a la anciana se le derritiera el corazón.

- Cuando vi a Jaehyun por última vez, le pedí como deseo que me permitiera cuidar a sus herederos cuando nacieran, soy yo quien agradezco que me otorgaran el honor y cumplieran mi deseo.

- Nadie podría cuidar a nuestro ángel mejor que tú, nana. – El rey Jeong abrazó a su esposo sin dejar de mirar a su nana, aquella escena de la mujer con el niño era maravillosa.

La familia real se desplazó al comedor ya que habían servido la merienda para todos, el rey Jeong tomó al pequeño para que su nana pudiese degustar de todos los aperitivos que habían servido y que de la misma forma su esposo lo hiciera, el cual entabló una cálida conversación con la mujer.

El ministro entró al comedor para poder entregar una carta al rey, este le pidió que tomara asiento en la mesa para poder leer la carta en su presencia, sin interrumpir a su familia. Abrió la misma, quitando el sello el cual era desconocido para él y leyó las palabras en el papel:

"Sinceros saludos, mis reyes.

A mis oídos ha llegado la tragedia de lo sucedido en uno de sus pueblos, ofrezco mi servicio a la corona real e informo que mis hombres han comenzado a investigar sobre lo sucedido, cuando tenga descubrimiento sobre algo, serán informados de manera inmediata.

Las puertas del inframundo se han mantenido cerradas como siempre lo han estado, las hemos vigilado día y noche, no creo que Hades vaya a salir de su miserable escondite.

Espero que la salud abunde en el palacio y me despido nuevamente bendiciéndoles.

Q.K."

El rey entregó la carta al ministro, solicitó que llevase esta a la biblioteca y continúo prestando atención a las dos personas que más amaba en el mundo, ahora tres, porque el niño en sus brazos lo tenía enamorado.

Entregó al niño a los brazos de su esposo ya que él y su nana irían a la habitación real para poder cambiar al pequeño, por su parte, necesitaba ocuparse de asuntos pendientes que había dejado de lado luego de la boda, era momento de retomar su mandato y estar al día con las necesidades del pueblo.

...

Cuento las lunas, para saber en cual de todas ellas te haré derramar el líquido putrefacto sobre las rocas.

𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐊𝐈𝐍𝐆𝐃𝐎𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora