Las puertas de la bodega fueron cerradas, nadie quedó dentro además de Doyoung y aquellas dos almas que conocerían el sufrimiento.
- No podrás hacerlo, eres un simple soldado que quiere quedar bien con los reyes, pero no tienes las agallas para torturar a dos personas.- El ministro habló con la poca fuerza que le quedaba y solo ocasionó que Doyoung riera.
- Es ahí donde se equivoca, señor. No conoce nada de mi ni mi pasado, únicamente me encontró en aquel lugar luego de que "hui" del incidente.- El dios caminó hasta quedar frente a ambos y se agachó para poder ver directo a los ojos al hombre.- Cometiste la peor falta de todas, sabías que no tendrías el perdón de los reyes.
- Yo no soy responsable de ningún acto, soldado. Me tendieron una trampa, por favor créame. Siempre serví a la corona y jamás los traicionaría.- En su mirada se veía la desesperación por ser salvado.
- Puedo darme cuenta que dices la verdad, pero ¿Cómo explicas tu desobediencia hacia las órdenes que te dio el rey Lee con respecto a esta doncella? No fue capaz de cumplirlas, ¿Por qué? - Esperaba la respuesta del hombre mientras su mirada comenzaba a escanear a la doncella que ocultaba su rostro en su cabello.
- No tuve el valor, la joven tiene mucho por vivir y solo cometió un pequeño error, el rey no tiene compasión. Soldado, los reyes no son almas puras como o creen en el pueblo, ellos acabaran con usted cuando no les sirva de nada, debe saber que...- Las carcajadas de Doyoung interrumpieron al hombre quien lo miró confuso.
Doyoung se levantó, y dándole la espalda a los dos seres insignificantes comenzó a quitarse sus prendas superiores, dejándolas sobre uno de los barriles de vino. Acarició su pecho desnudo antes de darse la vuelta, pudo presenciar la forma en que el ministro comenzó a palidecer; en su pecho, se encontraba aquella marca prohibida, la que fue una burla hasta ese día.
- Si gustas puedes gritar, de igual forma nadie te escuchará. Déjame dejar mi lado lo descortés, mucho gusto, señor ministro.- Habló en tono sarcástico.- Kim Doyoung, Dios de la oscuridad, la muerte y la tortura o como mejor deberían de conocerme: el primogénito de Hades.- Realizó una pequeña reverencia y rio suavemente por los rostros de sus víctimas.
- Es imposible...- Murmuró el hombre intentando liberarse de sus ataduras.
- No lo es, mi padre me mantuvo oculto por un largo tiempo, comentarlo habría sido una desdicha, me habrían apartado del lado de mi madre; sin embargo, debes de saber que donde yo vaya siempre me acompañara una oscuridad poderosa y tarde o temprano vendrá.- Tomó de los implementos una bonita pinza ya vieja y oxidada.
- Cómo... ¿Cómo fue que pudo ocultar una barbaridad así? - El miedo había poseído el cuerpo del ministro hasta los huesos.
Doyoung se acercó a la chica y tomó por su cabello para poder admirar sus ojos, las lágrimas caían como dos pequeñas cascadas, pudo sentir la desesperación.
- Abre bien los ojos.- Sin pudor, colocó sus dedos al rededor del ojo de la chica para poder abrirlo completamente e introdujo la pinza en el mismo, los gritos desgarradores de su victima le causaron un sentimiento de satisfacción inexplicable y comenzó a cerrar el artefacto, hasta el punto que pudo escuchar como su ojo explotaba por la presión, causando que la sangre salpicara y manchara su rostro. Escuchó como el hombre a su lado empezaba a vomitar, sin embargo le ignoró y continuó con el suyo, tiró de las pinzas para sacar parte del ojo de la chica en ellas, admiró el órgano desinflado y manchado de sangre, era precioso. Se levantó para acercarse al hombre y lo tomó por su mandíbula, obligándole a abrir la boca e introdujo el ojo en su boca.
- Atrévete a escupirlo y lo próximo que tragaras serán sus intestinos. ¡Cómelo!- Gritó golpeando la cabeza de su victima con su puño
El pobre hombre, comenzó a masticar el órgano, sintiendo como su estomago se revolvía de nuevo, en cualquier momento se vomitaría, el Dios acarició la mejilla del hombre y se levantó del lugar, caminó hacia los implementos. La joven se encontraba desmayada en su lugar, debido a los dolores que había experimentado. El hombre tragó el órgano que le habían obligado a comer, Doyoung, sin esperar más, golpeó su cabeza con una patada, dejándole inconsciente, era el momento de dar su siguiente paso.
El hombre despertó por los gritos desgarradores de la doncella, solo pudo presenciar como movía sus piernas las cuales estaban amarradas de manera que las tuviese separadas, inmediatamente pudo imaginar lo que estaba sucediendo al ver como Doyoung reía mientras se encontraba recostado en uno de los barriles.
- No tuviste el valor de hacerlo y solo mira lo bien que la está pasando con la pera en su interior, ya fue abierta por completo, tu amiga fue completamente desgarrada, es tu turno de sufrir.- desvió su vista al hombre y fue cuando cayó en cuenta de su situación. sus manos amarradas en la parte superior de un poste, sus piernas abiertas de la misma forma que la doncella, desnudo por completo; Doyoung tomó un pequeño barril de metal que tenía a su lado y se acercó al hombre, vertiendo el liquido en medio de sus piernas, específicamente en su zona sensible, era una sustancia espesa, con un fuerte olor a hierro.
- Extraje una considerable cantidad de elixir de la doncella cuando la desgarré.- El líquido sobre el hombre era la sangre de la dama.- Serás un verdadero atractivo para mis pequeños, tomaré asiento para poder presenciar la manera en que te darán paso al paraíso, mi paraíso.
Pequeñas ratas comenzaron a salir de todas partes, acercándose al hombre desnudo, este intentaba alejarlas con movimientos bruscos, asustándolas en los primeros momentos, pero cuando comprobaron que aquel ser no podía causarles daño, atacaron sin piedad, destrozando a mordidas el miembro viril del hombre que había traicionado a la corona, deleitando a Doyoung con sus gritos y suplicas.
- Y solo para que sepas, fue tedioso robar las prendas y encontrar esa cabaña, pero todo esfuerzo tiene su recompensa, "ministro".
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𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐊𝐈𝐍𝐆𝐃𝐎𝐌
Fiksi PenggemarEn un reino, donde la mentira, oscuridad, la venganza y la pasión, son parte importante de un equilibrio. Jaehyun no quiere perder a Taeyong, pero Taeyong tiene otras intenciones. Taeyong, un rey brillante, con facciones creadas por los mismos diose...