𝐂𝐚𝐫𝐦𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐨𝐝 𝐢𝐧 𝐡𝐞𝐫𝐞𝐝𝐞𝐬

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La llegada de Jeno había traído mucha más alegría al palacio, según el acuerdo con la diosa, el rey Jeong había aceptado poner en sus manos a sus hijos, especialmente al que era humano, con el fin de que fuese transformado a una deidad real, sabía que sus hijos iban a cambiar el destino. 

La sangre que corría por las arterias de los reyes había sido extraída, solo un poco de aquella sangre rojiza y pura, llena de vida otorgarían la vida eterna a su pequeño cuando esta entrara en su cuerpo. El ritual para ello tardó más de una semana, pero todo había valido la pena, el niño era un dios cuyas cualidades eran desconocidas al igual que las de su hermano, no querían precipitarse a tener ideas sobre los dones que le habían tocado a cada uno, preferían a esperar y ver cuando dichos dones se manifestaran en el momento indicado. 

- Quiero que se emita la carta de manera inmediata, que los dioses sepan que dos nuevos integrantes han llegado a la realeza, los gemelos reales, no des explicaciones de nadie, únicamente escribe, entrégala y trae su respuesta, estaremos ansiosos de recibirlos para que los niños obtengan su bendición. - El rey Jeong había dejado a su esposo e hijos al cuidado de nana en la nueva habitación de los niños, había decidido realizar una junta con el ministro y sus cabeceras en la guardia real. 

- A sus órdenes mi señor, la redactaré inmediatamente y leeré la misma para usted. - Mencionó el leal hombre, se levantó de su lugar y caminó por la biblioteca en busca de papel, pluma y tinta. 

- Por su parte, general, solicito que duplique la guardia en todas las puertas del palacio desde las externas hasta las internas, especialmente en la habitación de los niños las 24 horas, durante la noche se quedaran con nosotros, pero de igual forma vigilen el lugar, al igual que la puerta de la habitación real. - Levantó su mirada al hombre que se encontraba frente a el en la enorme mesa llena de documentos. 

- Sí, mi alteza, me encargaré de reforzar todo de manera inmediata, reclutare a los jóvenes que hemos estado entrenando a las afueras del pueblo, para nuestra suerte todos tiene un desempeño ejemplar y altas ansias de servir a la corona. 

- Quiero a los mejores, general. Quien venga y no controle sus emociones frente a mi esposo será ejecutado. ¿Entendido?

- Entendido, alteza.

Las puertas del lugar se abrieron de manera precipitada, en medio de estas se encontraba el ser más leal del reino, con su famosa sonrisa egocéntrica, se inclinó ante el rey y se acercó al mismo para poder saludarle con un abrazo corto. 

- ¿Quién iba a decir que iba a recibir esta sorpresa? Estaba al pendiente de tu lealtad hacia mi, pero no esperaba una visita tan pronto. - En el rostro del rey se veía la alegría de tener cerca a quien más que su fiel servidor, era su mejor amigo desde la infancia. 

- Me quedó tiempo libre luego de ayudar con la investigación del incendio, así que decidí traerte personalmente cada detalle que encontré. 

- Pues has llegado en un momento maravilloso, serás la primer persona en verles. 

- ¿Verles? ¿Qué me has ocultado?

- Taeyong y yo somos padres de dos preciosos gemelos.- Cualquiera que no conociera al rey, podía ver como estaba el orgullo presente en su rostro y voz cada que hablaba de sus pequeños. 

- No puede ser, eso es maravilloso, ¡Muchas felicidades, Jeong! - El hombre abrazó nuevamente a su mejor amigo. - Llévame a conocerles, quiero ver a los herederos del reino. 

Sin esperar más, se disculpó con los otros dos hombres y salió de la biblioteca junto a su amigo, en su marcha por los pasillos, ambos iban recordando viejas aventuras que vivieron cuando eran solo unos niños, momentos los cuales eran atesorados por ambos. 

Al llegar a la habitación de los niños, las puertas fueron abiertas por los dos guardias, dejando a la vista de los dos hombres la más encantadora escena. Su precioso esposo estaba allí, sentado en uno de los sofás dándole biberón a su pequeño Jaemin, Jeno reposaba sobre la cuna a su lado, lo cual decía que ya había comido y estaba satisfecho. Nana se encontraba doblando las pequeñas prendas de los niños, la habitación daba muchísima paz a quienes entraban, debido a que todo estaba decorado de blanco y gris, sin duda alguna, su esposo tenía un excelente gusto. 

- Un honor saludarle, rey Lee, estoy a su servicio. - El joven atrajo la atención del rey sentado en el sofá y este le dedicó una sonrisa de agradecimiento ante sus palabras y la reverencia ofrecida. 

- Es un placer tenerte aquí con nosotros. - Elevó su mano, llamando la atención de una persona del servicio.- Por favor prepara la mejor habitación del palacio, nuestro invitado se quedara allí.- La joven asintió ante las ordenes y salió de la habitación.

Nana se levantó de su sofá para poder saludar con un abrazo al joven, Jaehyun aprovechó la distracción y camino hacia su esposo, primero dejó un beso en su frente y luego le dió uno al pequeño jaemin. Se colocó al lado de la cuna y espero a que su amigo fuese liberado por nana para que este se acercara. 

- Quiero presentarte a tus sobrinos, quien está en brazos es nuestro precioso Jaemin, y este niño dormilón es Jeno, son nuestros encantadores gemelos, mis niños, les presento al tío Qián Kūn.

- No hagas que desde niños me traten con formalidad, estos niños podrían destruir mis tesoros y lo agradecería, soy el tío Kun. - Encantado con la belleza de ambos pequeños, tomó el atrevimiento de acercarse al que reposaba sobre la cuna, para así evitar molestar al que comía. 

- Son hermosos como su padre, tendrán una belleza inigualable. - Habló el rey Lee admirando los movimientos  del nuevo tío de sus hijos 

- Espero que hables de ti. - Murmuró el rey Jeong acercándose a su esposo y volviendo a besar su frente. 

Nana, ayudó a retirar al pequeño Jaemin de los brazos de su padre y caminó a Kun para poder colocarlo entre los suyos, dejando que este acunara a su sobrino. 

- Prometo que podrás acunar a nuestro pequeño Jeno cuando despierte, sé que él querrá conocer a su nuevo tío.- Las palabras del rey Lee hicieron que que el joven dedicara una sonrisa a ambos reyes, se podía sentir su alegría.

Las puertas de la habitación fueron tocadas, al abrirse el rey pudo ver al ministro en medio de estas, nana tomó al niño de los brazos de Kun y ambos hombres salieron de manera tranquila, no querían alterar al rey Lee. 

En el pasillo, el ministro estaba acompañado por el general de tropas, era claro que algo había sucedido, así que el rey Jeong con solo una expresión facial, les otorgó el permiso de hablar. 

- Le encontramos, mi rey, encontramos a la persona que huyó del incendió, está aquí.

- Llévenme con él, ahora. 

𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐊𝐈𝐍𝐆𝐃𝐎𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora