𝐑𝐞𝐠𝐢𝐚 𝐬𝐭𝐚𝐭𝐢𝐨 𝐚𝐭𝐫𝐨𝐜𝐢𝐬𝐬𝐢𝐦𝐮𝐦

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La noche cayó, los reyes se había quedado dormidos luego de tan maravilloso encuentro que habían vivido; sin embargo, en la mente del rey Lee había algo que le ocasionó despertarse cerca de las 2 am, tenía una misión que cumplir y no podía posponer. Se levanto de la cama, sintiendo su cuerpo adolorido y caminó con cuidado de no hacer ningún ruido hasta el baño, donde pudo vestirse con su pijama y colocar su manto real. 

Salió de la habitación y caminó por los pasillos del palacio, no sin antes echar un vistazo en la habitación de sus hijos, donde ambos dormían plácidamente sobre sus camas, cerró la puerta lentamente y continuó con su camino hasta el área de los calabozos. 

Al llegar, fue recibido por el ministro, la doncella se encontraba de rodillas y atada a un sucio poste de madera, el rey caminó hacia ella, tomó la fusta que le ofreció el ministro y con el extremo de este hizo que la chica levantara su rostro, manteniendo el cuero debajo de su barbilla. Sus facciones eran preciosas, pero no era digna de su hijo, era una simple humana que solo buscaba fortuna. 

- ¿Quién te has creído para acercarte con tal atrevimiento al príncipe Jeno? - Preguntó el ministro mientras el rey continuaba mirándola, la chica solo mantenía sus ojos cerrados. 

- Yo... no sabía que era el príncipe.- Tenía una voz chillona y desagradable, lo cual fue bastante notorio por la reacción del rey al escucharla. 

- Eso quiere decir que eres una intrusa, los príncipes fueron presentados ante el pueblo y desde entonces son bien conocidos.- La chica se atrevió a abrir sus ojos, pero cometió el peor error de todos, miró directamente al rey a los ojos y a cambio recibió un golpe con la fusta en su mejilla, el ardor fue insoportable y la sangre brotó con rapidez, incluso el ministro quedó sorprendido por la fuerza que aquel ser divino había usado. 

- No te permití mirarme, eres desagradable. Hazlo una vez más y mi siguiente golpe será tu ojo.- Habló Taeyong manteniendo su mirada en la joven que luchaba por soltar sus brazos y acariciar su mejilla ensangrentada. 

- ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones? ¿Por qué solicito al príncipe que le acompañara al bosque? - La sangre de Taeyong ardía cada vez más 

- No sabía quien era y yo solo...- Fue interrumpida por una risa sarcástica que inundó el lugar. 

- Tú solo querías atraparlo, creíste que por ser un chico cedería fácilmente ante ti, pero para tu desdicha mi hijo no es como cualquier ser, no es humano, así que fuiste rechazada de la forma más respetuosa y sin saberlo te condenaste a una tortura que te hará rogar por tu muerte.- El rey caminó al rededor de la joven.- En este reino, somos los salvadores, sus ejemplos a seguir, mis ciudadanos jamás han conocido algún acto despreciable que dentro de estas puertas haya ocurrido. 

- En cuanto me dejes ir, les haré saber.- La doncella miró amenazante al rey y este se detuvo en su punto. Se acercó a ella y la tomó por su cabello, tirando con fuerza de este. 

- Eso es lo malo para ti. Todo lo que entra a este lugar jamás sale.- Liberó sus cabellos y azotó nuevamente su rostro con la fusta, esta vez, en su otra mejilla.

El rey se acercó a la mesa de implementos y tomó la hermosa pera de la angustia con una toalla, miró a la joven la cual comenzó a suplicar perdón por todas las acciones cometidas, pero el ministro sabía que era demasiado tarde, lo que veía en los ojos del rey era algo que jamás había presenciado, ya no había manera de detenerle. 

Una mano se colocó en el hombro del rey Lee y otra le abrazó por su cintura, sintiendo como su espalda chocaba contra un cálido pecho. 

- No te ensucies las manos con basura sin valor, deja que el ministro se encargue de ello, mi rey.- Las palabras de Jaehyun chocaron contra su oído, cerró sus ojos, disfrutando estar entre sus brazos. Jaehyun miró al ministro y este tomó el artefacto de las manos del rey. Taeyong abrió sus ojos y miró al ministro. 

- Tortúrala, hazla que desee nunca haber hecho lo que hizo, que te implore por su muerte y cuando este lo suficientemente trastornada, lánzala a la fosa, mis bebés deben estar hambrientos. 

Sin más decir, los reyes se retiraron de aquel lugar, por solo una invitación ahora sería la doncella quien perdería su cordura. 

Los pasillos se encontraban iluminados por pequeñas lámparas que habían sido colocadas hace poco, por petición de Nana ya que era tedioso caminar solo con la luz de luna alumbrando muy poco el camino. 

- ¿Me contarás que sucedió con esa joven? - Preguntó Jaehyun quien mantenía su mano sobre la cintura de su amado y caminaba a su lado, se veía muy tranquilo y guapo. 

- Tuvo el descaro de acercarse a Jeno e intentó aprovecharse de él, ya sabes, una mocosa con hormonas descontroladas. - Aún había tensión en el cuerpo del rey Lee 

- Entonces no está de más la tortura que recibirá, es lo que merece por molestar a nuestro hijo y acabar con tu paz.- Las puertas de la habitación fueron abiertas por los guardias que las custodiaban y un buenas noches se escuchó de sus bocas cuando los reyes pasaron, las mismas se cerraron cuando ambos estuvieron dentro. 

- Nadie es digno de nuestros hijos, Jaehyun. Los seres imponentes y celestiales que creamos no tienen tiempo para lidiar con niñas hormonales. - Taeyong, se sentó sobre la cama, manteniendo su mirada sobre su esposo.

- Me agrada la idea de que se queden siendo los dos hermanos solteros que conquistaran muchas más tierras. - Jae se recostó en la cama, colocando su cabeza sobre las piernas de su esposo, lo cual le hizo sonreír.- Así es como quiero verte siempre, no siendo atormentado por estupideces, sino, con una sonrisa preciosa. 

- Tu eres quien ocasiona mi felicidad.- Y prometo hacerlo toda la eternidad. 

𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐊𝐈𝐍𝐆𝐃𝐎𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora