𝐂𝐫𝐲 𝐦𝐲 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐉𝐞𝐧𝐨

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Y ahí estaba.

 
En primera fila de aquel supuesto evento maravilloso que traería paz y estabilidad al reino, evento el cual reuniría al príncipe mayor y una estúpida doncella que pertenecía a una familia adinerada, ¿Es notorio el clasismo? Jeno sentía que su traje lo estaba asfixiando, pero era más posible que fueran causa  del enojo y los nervios de no saber que pasaría, lo estaban devorando vivo. El personal contratado corría de un lado a otro, las familias más importantes comenzaban a llegar y por supuesto que los dioses estaban presentes, cada uno en su estúpida forma humana, Afrodita, con solo ver a su nieto menor no dudó en acercarse a él y comenzar a tocarlo con "amor de abuela" fue una situación bastante incómoda, pero logró apartarse de ella en cuanto sintió la mirada desafiante de Deméter, prefirió alejarse de ellos a tener que enfrentarse con la diosa en un día tan especial para sus padres y tal vez para Jaemin también. Al llegar a las escaleras del palacio, se quedó al lado de las puertas, mirando toda la decoración del jardín, una mano cálida se colocó en su hombro haciéndole sobresaltar un poco, al mirar se topó con la mirada apagada de Afrodita. 

- ¿Dónde estuviste todo este tiempo?- Preguntó la diosa enredando su brazo con el del menor y apegándolo un poco a ella, no iba a dejar que escapara de nuevo.- Juraba que habías desaparecido para siempre o aún peor, que alguien había logrado acabar con tu vida.

- Solo necesitaba un momento lejos de todo este drama, pero no me esperaba que al regresar mi hermano mayor estaría a punto de casarse.- El príncipe rio levemente.- Y saber que mi padre había ordenado una cacería en mi contra, eso me sorprendió, pero no es algo que no pueda esperar de Jaehyun. 

- A pesar de todo, debo de decirte que Jaehyun no es malo, si es alguien desagradable y un ser que jamás podré admirar, pero no es malo.- Se podía escuchar la honestidad en cada una de las palabras de la diosa, el menor acarició la mano de su abuela y la miró.

- Lo sé, me ha demostrado su apoyo todo este tiempo, me recibió con los brazos abiertos cuando regresé.- Miró de reojo a los invitados en el jardín y luego a su abuela. 

- Pero ¿Dónde estuviste metido, eh? Mira como te han dejado, tuviste que sufrir muchísimo, esa herida esta terrible.- La mujer acarició su rostro con delicadeza, no pudo evitar cerrar sus ojos por el tacto de la diosa.- ¿Qué te han hecho, mi precioso Jeno? Portabas la belleza de Taeyong y esta fue opacada por esa herida tan terrible

- Tranquila, te prometo que estoy bien, además, continúo siendo tan guapo como antes, te sorprenderías al saber de todas las propuestas que recibí en la fiesta de compromiso de Jaemin.- Le dedicó una sonrisa a la diosa 

- Propuestas que jamás tomarías en serio porque tu corazón ya sabe quién es tu otra mitad.- La diosa colocó su mano sobre el pecho del chico y dio suaves caricias, Jeno sabía que era imposible ocultarle cosas a los dioses, especialmente a los que formaban parte del Olimpo, ya que solían recibir las profecías antes que cualquiera.

- No quiero hablar de eso, creo que ya se tomó una decisión y pues me toca aceptar las cosas, el destino puede ser cambiante.- Murmuró mirando hacia la mano de su acompañante la cual tomó para poder dejar un beso sobre ella.

- ¿Has hablado con él?

- No y no quiero hacerlo, siempre que tratamos de conversar terminamos peleando y con ganas de asesinarnos. 

- Y Jeno... ¿Tú sabes algo de Doyoung?

- Pues lo que todos saben, que murió en manos de Jaemin, fue asesinado a sangre fría y si te soy honesto pienso que trató de proteger a alguien o algún secreto jodido.

- Hades se ha mantenido completamente alejado y aunque no lo creas eso pone un poco inquieto a todo el Olimpo. 

- Pues sus razones tendrá, su esposa fue asesinada y su hijo también, ahora solo le queda uno.

- Pero la vida le dio dos nuevos nietos.

- Pero no son su sangre y no sabes lo difícil que es familiarizarte con alguien que no es tuyo.

Las campanadas de inició interrumpieron la conversación de ambas deidades, a su lado las puertas se abrieron dando paso a sus padres, quienes al verle juntos fruncieron sus ceños pero solo continuaron caminando hacia donde se celebraría la boda, así que Afrodita y el príncipe caminaron juntos también, logrando tomar asiento en las primeras filas, más que todo por ser familia directa del novio. Del lado derecho se encontraba la realeza y las deidades, del izquierdo la escasa familia de la novia y algunos amigos del palacio, todo era patético, el único animado era Taeyong. 

La mano de Afrodita sobre la suya le hizo romper su momento de desconcentración, le miró inmediatamente y ella le dedicó una pequeña sonrisa, fue cuando se dio cuenta de que la boda había empezado hace bastantes minutos y estaban por entregarse los anillos, ¿Qué había estado pensando en todo este tiempo? La mujer le entregó el perteneciente a Jaemin y se lo colocó con delicadeza sobre su dedo, luego fue el turno de su hermano. No he de mentir, aquel joven príncipe desde su asiento deseaba que su alma gemela negara casarse con la doncella y escapara con él, quería levantarse de su silla e interrumpir la boda, decirle a Jaemin sus sentimientos hacia él, sus piernas temblaban con la adrenalina que estaba sintiendo, estaba a punto de cometer un acto que su padre Taeyong jamás se lo perdonaría, pero no pudo moverse, especialmente cuando escuchó a Jaemin aceptar de una manera tan feliz y ver como le colocó el anillo a la chica. 

Su corazón se rompió, pudo sentirlo. 

...

- Felicidades, hijo mío, hacen una pareja encantadora.- Habló el rey Lee abrazando a la chica y después a su hijo, acción que el rey Jeong imitó, pero Jeno solo tomó una copa más de vino de la bandeja y comenzó a caminar lejos de ellos, no iba tan lejos cuando nuevamente Afrodita se colgó de su brazo y comenzó a caminar a su lado en silencio, no iba a negar que la compañía de alguien le haría bien. 

La celebración se acabó a altas horas de la madrugada, cuando todos se marcharon del palacio fue el momento en que los reyes notaron la ausencia de Jeno.

- No le vi en toda la noche.- Habló el rey Lee mirando a su esposo con cierta preocupación en su mirada. 

- Quizá está en su habitación.- Trató de tranquilizarle Jaehyun mientras acariciaba sus hombros. 

- Le vi marcharse con Afrodita hace algunas horas, caminaron juntos pero no tengo idea de a dónde pudieron ir.- Habló el mayor de los príncipes quien mantenía a su ahora esposa a su lado.- Nosotros deberíamos subir a descansar, ha sido un día pesado y pues Isabella debería recostarse. 

- Pero no ayudar...- Taeyong interrumpió a Jaehyun inmediatamente. 

- Vayan, ustedes más que todos deben de dormir un poco, fue un día muy largo pero espero que les haya gustado.- Jaehyun miraba a su esposo con el ceño fruncido, ¿Por qué le había interrumpido así? ¿Acaso su preocupación le había durado tan poco?

Todos optaron por ir a descansar menos Jaehyun, quien comenzó a recorrer cada parte del palacio en busca de su hijo, no había podido ir muy lejos, esperaba que al menos no se marchara de nuevo. 

Llegó a la torre más alta del palacio, la cual se encontraba abandonada, tiempo atrás se había utilizado para guardar cosas innecesarias, pero subir tantas escaleras solía ser agotador para los empleados más ancianos. El rey se asomó por la ventana ya rota y pudo observar a su hijo a pocos metros de él sobre el techo, recostado mirando hacia el cielo, era bastante peligroso y cuando trató de gritar su nombre fue interrumpido por una mano en su hombro, estaba muy fría y le hizo tener escalofríos a la vez que paralizó por completo su cuerpo, sintió un suave aliento chocar con la piel de su cuello, deseaba poder voltear su cabeza para ver al responsable pero solo consiguió cerrar sus ojos, los labios de aquella entidad se acercaron a su oído y susurraron en un tono terriblemente escalofriante: 

- ¿Me has extrañado, Jaehyun?

No de nuevo esa voz.


𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐊𝐈𝐍𝐆𝐃𝐎𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora