Kim Taehyung se estaba agobiando con la hoja de cálculo que tenía abierta en su ordenador portátil. En dos columnas bien diferenciadas había reflejado los gastos y los ingresos y las cuentas no cuadraban. ¡La cifra resultante de la primera era algo más alta que la cifra de la segunda! Apoyó los codos sobre la mesa y se cubrió la cara con las palmas de las manos. Un suspiro de desaliento le calentó la piel fría de las muñecas. Hacía unos días que había renunciado a encender la calefacción hasta que llegaba la noche. La programaba para que funcionara un par de horas y listo.
Aunque pasara frío por el día, al menos por la noche le gustaba dormir caliente.
Recogió todas las facturas desparramadas sobre la mesa y empezó de nuevo, por si había cometido algún error. Pero al cabo de varios minutos los resultados eran exactamente los mismos.
Cuando se hizo la hora, apagó el ordenador y se dirigió al dormitorio para cambiarse de ropa. Se puso algo cómodo, unos vaqueros y un suéter de lana, y descolgó de la percha el abrigo que más la protegía del frío. Ya había anochecido, y, por el modo en que el viento rugía en el exterior, prometía ser una noche muy fría.
Yeontan dormitaba en su canasto, a los pies del televisor, y Taehyung se despidió de él dándole un beso entre las orejas.
-Pórtate bien, mi niño, enseguida estoy en casa.
Se sentó tras el volante de su viejo Chevy y condujo por las calles donde se encontraba el bar de Pocket. Había respondido al anuncio que el dueño había publicado en la red hacía un par de días, en el que informaba de la necesidad de contratar a un cantante masculino para la noche de los lunes y los miércoles. Taehyung llamó por teléfono nada más leerlo, y él lo citó para una entrevista de trabajo.
La primera impresión fue grata. Era un bar desenfadado, de los típicos en los que se reunían los amigos para tomar unas cervezas en un ambiente distendido. Pero no era tan cutre como el Blacklist. Al no tratarse de un local sofisticado, como la mayoría de los que poblaban los distritos más céntricos de Seúl, quizás los tentáculos de Bogum no llegarían hasta allí.
El dueño del bar, un hombre de unos cincuenta años, con grandes entradas en el cabello y unos músculos muy desarrollados, lo condujo hacia un pequeño despacho que había junto a los lavabos. Los papeles se amontonaban sobre una mesa de escritorio con los cantos muy deteriorados y la madera desprendida. También había un ordenador obsoleto y un armario archivador con las puertas desencajadas.
Taehyung tomó asiento al otro lado de la mesa y el hombre, que se había presentado como Lee Doyun cuando lo recibió en la puerta del bar, apoyó los antebrazos en el escritorio y cruzó los dedos tras hacer hueco en su atiborrada superficie.
Su mirada de disculpa habló por sí sola antes de que abriera la boca.
-Señor Kim, no sabe cuánto lamento haberlo hecho venir hasta aquí para decirle que no va a realizar la prueba vocal de la que le hablé. Me habría gustado telefonearlo para ahorrarle el viaje pero no encontraba su número.
El ceño de Taehyung se tensó.
-¿Y por qué razón?
-Bueno, cuando me dio su nombre hice una pequeña búsqueda por Internet y encontré información sobre sus anteriores empleos. Realicé una llamada para solicitar referencias y... -Doyun se recostó sobre el respaldo de la silla y puso una mueca cercana al desagrado-. Digamos que no fueron positivas.
A Taehyung se le desplomaron los hombros.
Había trabajado en clubes muy importantes antes de que Bogum se encargara de machacar su carrera artística y toda esa información podía encontrarse fácilmente en Internet.
ESTÁS LEYENDO
Runaway ✿KookTae✿
FanfictionKim Taehyung siente que ha tocado fondo. Sus días de gloria como cantante en los mejores clubes de Seúl terminaron cuando decidió poner punto y final a una relación amorosa con su jefe, un magnate de los negocios que no acepta la ruptura y reduce la...