Epílogo

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Eran los novios más guapos que había visto nunca. Jin estaba precioso con el traje blanco y las florecillas en la solapa de la chaqueta, y Namjoon estaba tan apuesto con el traje oscuro y el chaleco en tono marfil.

En compañía de los familiares y amigos más cercanos, habían optado por una ceremonia sencilla y muy íntima en un escenario maravilloso. Instalado en lo alto de una colina, a veinte minutos en coche de Busán, estaba rodeado de hermosos jardines y de más de sesenta hectáreas arboladas que lo aislaban de la ciudad.

Taehyung compartía con Ken —el mejor amigo y agente literario de Jin— el orgullo de lucir aquel maravilloso traje color lavanda que el novio había escogido para ellos. Se había prometido que no lloraría y aguantó la ceremonia con tranquilidad, pero llegado el momento en que Namjoon y Jin se prometieron amor enterno frente a la capilla instalada en el jardín, bajo el cielo de un hermoso atardecer primaveral, no pudo evitar que se le anegaran los ojos de lágrimas de dicha.

Ken tampoco pudo. Y el padrino de la boda, que a su vez era el esposo de Ken, el mejor amigo de Namjoon y compañero de profesión, tuvo que apretar los dientes para controlar la emoción.

Desde la segunda fila se escuchaban los sollozos conmovedores de Yejin.

Taehyung buscó a su madre con la mirada y arqueó ligeramente los labios al toparse con los ojos de Jungkook. Él estaba a su lado. Alto, guapo, imponente, luciendo el traje azul oscuro como lo haría un modelo de revista. Rodeaba los hombros de su madre con un brazo, mientras la mujer sacaba un pañuelo de papel de su bolso de mano.

Taehyung nunca había sido tan feliz.

Estaba rodeado de la gente a la que más quería.

Elevó la vista hacia el cielo y respiró profundamente, con el corazón henchido de todas las clases de amor que existían.

Sentía que su padre estaba siendo testigo de aquel precioso momento. Seguro que sonreía.

Al concluir la ceremonia, los camareros contratados para el servicio de catering condujeron a los invitados al jardín anexo donde tendría lugar el festejo. Las mesas redondas con manteles de lino blanco y los centros de mesa elaborados con velas blancas y flores rojas le daban un aspecto muy romántico y sofisticado.

Un cuarteto de músicos de cuerda amenizó la cena, que estaba compuesta de verduras frescas de la temporada servidas con mostaza y miel, torta de queso con tomate, pesto y piñones, queso parmesano caliente y alcachofa servida con pan de pita.

Namjoon y Jin eran el vivo retrato de la felicidad. La conexión entre los dos alcanzaba tantos niveles que tenía conquistados a todos sus invitados.

Taehyung echó un rápido vistazo a su pasado más reciente, a los días en los que creía que nunca amaría de ese modo tan intenso y genuino, que nadie lo amaría con la admiración con la que Namjoon amaba a Jin.

Buscó la mano de Jungkook por debajo de la mesa y le apretó los dedos. Él se inclinó para darle un beso en la mejilla.

Afortunadamente, se había equivocado.

—Bueno, ¿y ustedes dos para cuándo tienen previsto formalizar su unión? —preguntó Yejin mientras removía las verduras.

—Estaba a punto de preguntarles lo mismo —aseguró tía Seulgi.

Jungkook se limitó a sonreír entre dientes, sabedor de lo mucho que incomodaban a Taehyung esa clase de interrogatorios.

—Dejenlo ya, no sean pesadas —refunfuñó—. Si tuvieran vida privada, no harían esta clase de preguntas tan fastidiosas. ¿Qué ha pasado con Joongki, tía Seulgi? ¿Y tú, mamá? He visto cómo miras a ese señor del pelo blanco y el traje gris marengo. Es cirujano jefe, ¿qué tal si más tarde le pides un baile?

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora