Capítulo 12

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Hacía tiempo que las calles de Seúl habían sido asaltadas por el espíritu navideño. La gran mayoría de las fachadas de los edificios lucían engalanadas con luces brillantes que centellaban en la noche como luciérnagas, y a través de las ventanas de los hogares podían verse los tradicionales abetos cargados de estrellas, lazos, bolas de colores y bastoncitos de caramelo. Había Santas Claus colgando de las ventanas, coronas de muérdago pendiendo de las puertas y grupos de chicos cantando villancicos incluso a horas tan tardías como aquella, con sus bufandas de colores azotadas por el viento gélido.

Durante el trayecto en coche hablaron sobre sus planes para pasar las fechas señaladas, mientras en la radio sonaba White Christmas en la voz de Bing Crosby.

-Estaré con mi madre y tía Seulgi, y es posible que haga una escapada a Busan para visitar a mi hermano Namjoon y a su novio Jin.

-No pareces muy emocionado. ¿Eres de los que viven estos días con nostalgia?

-Desde que mi padre falleció, la Navidad dejó de tener sentido - asintió-. Hacíamos muchas cosas juntos. Nunca nos perdíamos el alumbrado del árbol de Navidad y a los dos nos encantaba patinar la tarde del veinticinco en la pista de hielo en la plaza de Seúl.

-¿Cuánto tiempo hace?

-Dos años. Pero parece que fue ayer.

-Es normal que te sientas así. Estas fiestas son una mierda. Es imposible sentir toda esa parafernalia del espíritu navideño con el que nos bombardean por todos lados cuando falta gente a la que quieres.

-¿Quién te falta a ti?

Pensó que había sido indiscreto porque sus largos dedos se apretaron en torno al volante de piel. Lo miró a la cara, ahora bañada por la luz verdosa del salpicadero, y tuvo la impresión de que su pregunta había traído a su cabeza algún recuerdo triste.

-Mis padres pasarán la Navidad lejos de aquí. Se compraron una casa en otra ciudad hace poco más de un año, cuando mi padre se jubiló, y tienen previsto quedarse en ella durante largas temporadas. Será la primera Navidad que Seoyeon y yo pasaremos sin ellos. -Sus dedos volvieron a relajarse, al igual que sus líneas gestuales-. ¿Sabes qué es lo más gracioso? -Taehyung hizo un gesto de negación con la cabeza-. Que ellos están encantados y somos nosotros quienes más los echaremos de menos.

Tenía el presentimiento de que la nostalgia que había aparecido en su expresión y que él había hecho desaparecer antes de que fuera excesivamente notable, obedecía a algo más que a la lejanía de sus padres. Tal vez era algo relacionado con el chico pelirrojo que estaba en la fotografía de su despacho.

¿Por qué lo ocultaría de la vista? ¿No era más sencillo retirarlo si ya no significaba nada para él?

El pub ofrecía un ambiente tranquilo y sofisticado, en el que la música sonaba tan suave como la iluminación en tonos azules y plateados que se derramaba sobre la superficie de las mesas y de los asientos acolchados. Taehyung propuso uno que hacía rinconera y que se hallaba al fondo, donde terminaba la barra de lustrosos espejos negros. Todavía tenía algo de frío y había visto una rejilla de calefacción cerca del asiento.

Se deshicieron de los abrigos y los colgaron en una percha cercana.

-¿Qué te apetece tomar? -preguntó Jungkook.

-Lo dejo a tu elección. Algo sin alcohol estaría bien.

¿Algo sin alcohol a las doce de la noche?

Jungkook se acercó a la barra y pidió a la camarera dos cócteles Campari. Le apetecía comprobar si el alcohol era capaz de desinhibirlo tanto como el sonido de la música en directo. Pagó a la camarera y se acomodó a su lado. Él se desplazó ligeramente sobre el asiento para ampliar un poco las distancias que Jungkook había reducido al sentarse.

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora