Siempre que entraba por la puerta de la casa familiar en Geumcheon-gu, a Taehyung se le ponía un nudo en la garganta. Sentía que su padre continuaba allí presente aunque los hubiera dejado hacía dos años, al fallecer de un infarto fulminante. El característico olor a cedro del perfume que usaba todavía perduraba en el ambiente, y la sensación de que él lo observaba desde el sillón orejero en el que siempre solía sentarse era tan intensa, que a veces se quedaba sin aliento.
La vida a su lado estuvo llena de dicha y de momentos maravillosos. Su padre, Kim Soohyun, siempre fue su punto principal de apoyo. La persona que lo sostenía y lo ayudaba a levantarse cada vez que se caía.
Era por eso que la pérdida todavía le dolía.
Aún no era capaz de recordarlo desde la felicidad con la que llenó cada uno de sus días.
Colgó el abrigo en la percha del recibidor y escuchó a Yejin y a tía Seulgi hablar en el salón. Se dirigió hacia allí. Estaban sentadas en el sofá verde aceituna, con los costureros abiertos y los ovillos de lana poblando la mesa de café. Las agujas se movían a buen ritmo en sus manos, tejiendo una funda de crochet que estaba quedando preciosa, con todas esas figuras geométricas de colores llamativos y brillantes. Cuando la finalizaran y la colocaran sobre el sofá, daría mucha luz al descolorido salón.
Taehyung se acercó y besó a ambas mujeres en las mejillas.
-No te esperábamos hoy, de haber sabido que vendrías habríamos preparado una fuente de magdalenas para que te la llevaras a casa.
-No te preocupes tía Seulgi, todavía me quedan de la última vez.
Iba a visitarlas un par de veces por semana, a veces tres, y siempre se llevaba una fuente de magdalenas para el desayuno. Eran más rápidas haciéndolas que él comiéndolas.
-¿Qué te has hecho en el pelo? -le preguntó Yejin.
-Me lo he oscurecido y me he cortado un poco.
-Pues te sienta de maravilla recuperar tu color natural. ¡Estás guapísimo!
-Gracias, mamá. ¿Cómo te encuentras? -Acarició el óvalo de la cara de Yejin y su madre esbozó una sonrisa.
-Me siento fuerte como un roble, cariño.
Yejin soltó un momento la aguja para atrapar la mano de Taehyung y besarla.
Él buscó la mirada de su tía y Seulgi asintió, confirmando las palabras de su madre. Hacía algo más de un año le habían diagnosticado un tumor cerebral que le habían extirpado en primavera, y ahora se estaba reponiendo del ciclo de seis meses de radioterapia al que se había sometido tras la operación. Los oncólogos estaban de acuerdo en que evolucionaba favorablemente y que el riesgo de metástasis era remoto, ya que el tumor estaba encapsulado.
Los dos últimos años de su vida habían estado sembrados de desgracias. La muerte de su padre, la enfermedad de su madre, su desastrosa vida amorosa, los problemas laborales e incluso la revelación de turbios secretos familiares habían sucedido sin pausa. Al menos de lo último había surgido algo muy bueno.
Siempre había vivido bajo la creencia de que era hijo único y, de repente, la primavera pasada, había aparecido un hermano mayor en Busán fruto del anterior matrimonio de su madre.
Todavía intentaba aceptar el hecho de que su madre se lo hubiera ocultado.
Peor todavía, de no ser por el azar jamás lo habría descubierto.
Se sentó sobre el asiento libre, levantó un trozo de la manta que pendía sobre el suelo y admiró la textura sedosa y el bello colorido.
-¡Les está quedando preciosa!
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Runaway ✿KookTae✿
FanfictionKim Taehyung siente que ha tocado fondo. Sus días de gloria como cantante en los mejores clubes de Seúl terminaron cuando decidió poner punto y final a una relación amorosa con su jefe, un magnate de los negocios que no acepta la ruptura y reduce la...