Capítulo 27

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Muy pronto supo que si había optado por quedarse tendría que asumir todas las consecuencias. El deseo desmedido los condujo hacia el sofá, les apagó la razón y despertó en él sus adormecidos instintos sexuales.

Jungkook se dejó caer sobre los amplios asientos del sofá y arrastró a Taehyung consigo, que se aposentó sobre él encerrando sus estrechas caderas entre los muslos. Sus manos cálidas emprendieron una caricia firme y anhelante que penetró bajo sus ropas.

Jungkook recorrió la flexible curva de su espalda, y luego hizo el camino a la inversa. Introdujo los dedos bajo la cinturilla de sus pantalones, los deslizó bajo el tejido de sus bóxers y palpó con emoción la carne tibia del nacimiento de sus glúteos.

Él arqueó la espalda y pausó el beso arrebatado. Jungkook atacó su cuello y sus labios emprendieron un reguero de húmedas caricias que finalizó en la tentadora zona donde se unía el cuello con el hombro. Le clavó los dientes ligeramente y él emitió un suspiro contra su oído. Cuando le desabrochó  un botón del pantalón lo sintió fundirse y su voz ronroneó su nombre con un tono tan seductor que su ingle se tensó demandante.

Taehyung le plantó las manos a ambos lados de la cabeza y se perdió en el intenso brillo de sus ojos deseosos. Se observaron con miradas hambrientas.

Jungkook apoyó las manos en sus nalgas y lo estrechó contra sí para que sintiera en la unión de sus muslos el tamaño y la dureza de su excitación. Los ojos de él chispearon y su deliciosa boca se aplastó contra la suya. Los labios juguetearon con caricias sutiles que se alternaron con los roces apremiantes y desesperados de sus lenguas.

La sangre se le aceleró cuando Jungkook internó las manos en su vientre y la punta de sus dedos trepó por su piel trémula. Levantó la tela del suéter y alcanzó sus pezones. Él se removió contra su pelvis y un aguijonazo de placer le recorrió el vientre al sentirlo tan férreo y excitado.

Sus pezones estaban erectos y Jungkook los  frotó contra las palmas hasta endurecerlos como dos pequeños guijarros. Abarcó su pecho y lo tentó con delicadeza, casi con veneración, y luego palpó sus pezones con vigor impelido por los exquisitos jadeos que comenzaron a brotar de su garganta.

—Eres demasiado bueno para ser real —susurró Jungkook.

—Tú también. —Le acarició la barba y lo contempló ensimismado.

Ansioso.

Los besos ya no eran suficientes para aplacar ese estado de agitación interior, y tampoco las caricias por muy placenteras que fueran.

Taehyung necesitaba más de él y Jungkook también.

Tomó el suéter de lana por la cinturilla y lo fue alzando hasta que fue despejando su cuerpo delgado del obstáculo de sus ropas. Su piel era acanelada, preciosa y sus pezones eran una obra de arte que eclipsaron sus ojos, como si mirara al sol.

Le sacó el sueter por la cabeza, lo arrojó a un lado y probó la textura de sus pezones, que lamió y succionó con glotonería.

Taehyung enredó los dedos en su cabello y lo atrapó contra él para sentirlo más cerca.

Calor. Los alocados trazos con los que su lengua hostigó sus pezones incendiaron su cuerpo y abrasaron su entrepierna, en la que comenzó a notar que la carne palpitaba y que la humedad se escurría de su miembro, empapándole la ropa interior.

Lo deseaba. Lo deseaba de un modo tan intenso y desde hacía tanto tiempo que la emoción le sacudía las entrañas.

Él había derribado todos sus controles de seguridad, tanto los físicos como los emocionales, y aunque sabía que más tarde lo asaltaría el arrepentimiento, ahora lo necesitaba tanto como respirar.

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora