Capítulo 20

283 38 16
                                    

La última función en el Teatro nacional de Corea discurrió sin más contratiempos y nuevamente se convirtió en un gran éxito que levantó a los asistentes de sus asientos.

La ovación se prolongó tanto, que Jungkook se hizo con un micrófono para agradecerles su fidelidad y entrega con un improvisado aunque logrado discurso. Además, aprovechó la ocasión para invitarles a acudir al Arko Arts, en el que continuarían su andadura durante las dos primeras semanas del año. Las fechas inciales se habían incrementado ante el exceso de demanda.

Tenían por costumbre salir a celebrar el final de cada etapa, en especial cuando el triunfo había sido tan apoteósico. Todos estaban de buen humor, y, excepto Jongsuk, que se excusó aduciendo que padecía de un agudo dolor de cabeza, quedaron en reunirse en un bar de copas que estaba a una siete calles, a unos cinco minutos caminando desde el teatro.

En las calles, especialmente en las aceras, todavía había restos de la nevada que había caído el día de Navidad, lo que impedía que el tránsito de dos mujeres mayores que calzaban zapatos de tacón fuera del todo seguro. Ellas insistieron en caminar para acompañarlo durante un trecho del camino, ya que el bar de copas estaba muy cerca de la avenida, pero Taehyung se negó en rotundo y llamó a un taxi para que las recogiera en la puerta del teatro.

No disfrutaba de humor para celebraciones, pero se sentía obligado a hacer acto de presencia. Pasaría un rato con sus compañeros y luego se marcharía a casa. El reconfortante calor de los aplausos no había logrado hacer desaparecer del todo la angustia que se le había instalado en el estómago durante los ensayos. Si Jungkook no hubiera reaccionado con tanta rapidez ahora estaría en el hospital con una brecha abierta en la cabeza, o tal vez en el depósito de cadáveres.

Se estremeció bajo el abrigo y se agarró más fuerte a los brazos de su madre y de su tía, a las que no les había dicho nada para no preocuparlas.

Jungkook salió al exterior y vio al trío que se apretujaba contra la fachada del edificio de enfrente para abrigarse del frío. Supuso que Taehyung había llamado a un taxi para que llevara a casa a su madre y a su tía.

Tras la función y la correspondiente reunión informal en los pasillos del backstage, había recibido una llamada de sus padres que lo había entretenido. Le había dicho a Hoseok que se adelantara y que fuera pidiendo una ronda de lo que fuera. Cuando su madre se ponía al teléfono las conversaciones solían eternizarse. Al ver a Taehyung, se alegró de haberse retrasado.

Deseaba estar con él un rato a solas antes de que la reunión en el bar lo hiciera imposible.

La madre y la tía agitaron las manos en el aire para hacerse visibles — según Taehyung, solo les faltó dar saltitos— y Jungkook cruzó la calle en cuatro zancadas. Se retiraron las bufandas de la boca para recibirlo con amplias sonrisas y exagerados saludos que a Taehyung le parecieron afectuosos en exceso. Estaba claro que les gustaba Jungkook, ¿pero era necesario ser tan zalameras? Estuvo a punto de poner los ojos en blanco e hincarles los codos en las costillas.

—Me alegra mucho verlas de nuevo, señoras. Son ustedes nuestras espectadoras más fieles.

—¡Oh! Y seguirás viéndonos, querido. No pensamos perdernos ni una sola función en el Arko Arts —aseguró su tía.

—Les he dicho que no es necesario que vengan a verme todos los días, pero ellas insisten —matizó Taehyung, haciendo una mueca.

—Por supuesto que es necesario. Pensamos apoyarte en cada paso que des, cariño —intervino Yejin—. Esta tarde nuestro chico ha estado brillante, ¿verdad que sí, Jungkook?

—Está brillante todas las tardes.

Lo miró fíjamente, pero a él la situación lo incomodaba tanto que esquivó su mirada. Con gesto impaciente Taehyung se puso de puntillas y escudriñó el extremo de la calle por la que tenía que aparecer el taxi.

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora