Capítulo 24

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La luz azul de un foco incidió sobre él mientras caminaba lentamente hacia el viejo Chevy situado a la derecha del escenario. Se apoyó en la carrocería y observó la oscuridad que se extendía al frente. El patio de butacas estaba sumido en un silencio expectante, vibrante y cargado de una maravillosa energía que los muros del Arko Arts casi no podían contener.

El público presente, apenas distinguible, se lo hizo llegar en potentes oleadas tan pronto como salió a escena. Como cada noche, la admiración que suscitaba se le filtró en la piel, y le atravesó la carne y los huesos hasta que se le clavó en al alma como un alfiler.

Emocionado al máximo, se acercó el micrófono a los labios y entonó la melodía de la que sin duda se había convertido en una de las canciones más aplaudidas y esperadas. En las notas más altas y también en las más desgarradoras, sintió que el público contenía la respiración.

A veces, lo abordaban fuertes impulsos de dirigirse a los presentes para agradecerles su devoción con las palabras emotivas que se le agolpaban en la garganta. Entonces tenía que refrenarse porque no estaba ofreciendo un concierto de música rock, sino que aquello era una obra de teatro en la que no estaba permitido interactuar con el público.

Rodeó el coche al tiempo que deslizaba los dedos por la brillante carrocería azul hielo. Al cambiar de posición vio a Jungkook en el costado derecho, oculto de la vista del público tras las patas de oscura tela negra. Parecía un admirador más. Ahora no lo observaba con la mirada exigente con la que lo dirigía durante los ensayos, sino que se había despojado de su piel de director y gozaba de su actuación como cualquier otro espectador, con los sentimientos a flor de piel.

Taehyung entonó la última estrofa de la balada y lo miró un momento, cautivado por el poder magnético de esos ojos que se empapaban de él. Durante un instante fugaz, todo cuanto lo rodeaba excepto él dejó de existir. Se olvidó del lugar donde se hallaba, del público que tan pendiente estaba de él e incluso de las reglas que se había autoimpuesto, y sintió que las palabras emocionadas que brotaban de sus labios surgían directamente de su corazón, e iban destinadas a él.

Tembló por dentro como si un terremoto de gran magnitud acabara de sacudir los cimientos del Arko Arts. Abrumado por su impetuosa respuesta física, devolvió la atención a la platea y culminó su actuación subiendo el tono hasta lo más alto de los techos abovedados. Al tiempo que su voz se apagaba, se escuchó un estruendo de aplausos que hizo retumbar la tarima sobre la que se erguía su cuerpo.

Taehyung abandonó el escenario suspendido en una nube de sentimientos encontrados, que se volvieron más confusos cuando, al pasar por su lado, Jungkook le atrapó la muñeca y le sonrió con esa complicidad que solo le surgía con él. Taehyung le devolvió la sonrisa, haciendo un leve mohín y luego se retiró al camerino hasta que la función concluyera.

Esa era la cuarta representación en el Arko Arts pero no había hablado mucho con Jungkook desde el regreso de las vacaciones.

La única conversación que habían mantenido al margen de las típicas durante la ejecución de los ensayos, había tenido lugar hacía un par de días, cuando él le comentó que ya había hecho partícipe a Hoseok de sus planes, y que en cuanto Min Yoongi regresara de sus vacaciones también lo hablaría con él.

Con el nuevo año se le veía más distante e inaccesible, y él lo había achacado a la presión de representar la obra en un teatro mayor.

Todos andaban algo exaltados esos días.

Los ensayos habían consistido en arduas sesiones de trabajo. Las vacaciones habían sido efímeras y el grupo continuaba preparado para ofrecer un espectáculo impecable, pero Jungkook los exprimió al máximo aduciendo que representar ante un público más numeroso podía afectar al rendimiento y a la concentración de los actores.

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora