Actualmente estaba hospitalizado en el Centro psiquiátrico de Seúl. Localizarlo no había sido difícil. Varios periódicos importantes de Seúl se habían hecho eco de la tragedia y sus secciones de sucesos informaban que tras un intento de suicidio, sus padres lo habían inhabilitado judicialmente para proceder a su internamiento. Su madre había realizado unas escuetas declaraciones para argumentar tales medidas, y había explicado que solo los profesionales podían tratar la profunda depresión que padecía su hijo.
El sólido edificio de tres plantas estaba rodeado de bellos y amplios jardines que lo aislaban del ruido de las calles colindantes, y que contribuían a crear un ambiente tranquilo para los pacientes que albergaba entre sus muros. Era la primera vez que visitaba un centro psiquiátrico, y la mole de ladrillo rojizo, con sus ventanales negros que dejaban ver los tubos fluorecentes que colgaban de los techos de las habitaciones, le imponía a cada paso que daba hacia la entrada. Algunos de esos pacientes, los que no le temían al frío de la mañana, deambulaban por las inmediaciones en soledad o bien acompañados por una enfermera.
Encerrada entre las sobrias y estériles paredes verdes del vestíbulo, había una sencilla mesa de trabajo. Tras ella, una mujer rubia atendía el teléfono y tomaba notas en un bloc. Llevaba el cabello lacio recogido en un moño a la altura de la coronilla, y una tarjeta identificativa con el nombre de Gahyeon colgaba del bolsillo izquierdo de su bata blanca. La reconoció por el nombre, era la mujer que había transferido su llamada al doctor Lee Taemin hacía algo más de una hora. Los gruesos cristales de sus gafas dejaron ver unos enormes ojos negros de mirada cansada que se fijaron en los de Taehyung al colgar el auricular sobre la horquilla.
—¿En qué puedo ayudarlo?
—Soy Kim Taehyung, hemos hablado hace un rato.
—Ah, el chico que quiere visitar a Choi Minho. —Volvió a descolgar el teléfono y tecleó con un dedo regordete una serie de números. Se mantuvo a la espera y, con la misma voz desganada que le hablaba a él, le habló también a su interlocutor—. Doctor Lee, el señor Kim está aquí.—Escuchó y asintió con la cabeza. Después colgó—. El doctor dice que enseguida le atiende.
—Gracias.
Taehyung se alejó hacia los sillones tapizados en color crema que había en la entrada, pero aguardó de pie a que apareciera el psiquiatra mientras observaba distraídamente las entrañas del psiquiátrico. Dos corredores se abrían a su derecha. Uno de ellos finalizaba al pie de una escalera, bajo la cual también había un par de ascensores.
El otro estaba flanqueado por puertas de color verde malaquita y ventanas que daban al exterior, y se alargaba varios metros hasta que desaparecía en un recodo. Al cabo de unos minutos, una de esas puertas se abrió y un señor con bata blanca, pelo cano y gruesas cejas oscuras que sobresalían por encima de unas gafas de pasta negra, recorrió el pasillo hacia el vestíbulo con la mirada fija en él.
Debía de tratarse del doctor Lee.
Al son de sus pasos que repicaban sobre el suelo gastado de mármol, un grito agudo y desgarrador estalló desde algún lugar de la planta superior y retumbó entre las asépticas paredes blancas de los corredores. Otros gritos corearon al primero, y al conjunto se le sumó una carcajada histérica. El eco fue espeluznante y Taehyung se encogió.
Empezó a dudar. ¿Había hecho bien yendo allí?
Al despertar por la mañana temprano, con la mente más fría y los ánimos más templados, desmembró las conjeturas que se había formulado durante la noche pasada. Sí, creía tener motivos suficientes para sospechar que Bogum y Jiho estaban detrás de lo sucedido a Minho. Y ahora podían haberlo convertido a él en el nuevo blanco de sus mentes retorcidas.
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Runaway ✿KookTae✿
FanfictionKim Taehyung siente que ha tocado fondo. Sus días de gloria como cantante en los mejores clubes de Seúl terminaron cuando decidió poner punto y final a una relación amorosa con su jefe, un magnate de los negocios que no acepta la ruptura y reduce la...