Capítulo 29

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La persiana de seguridad del Room Gastro estaba echada, pero daba por hecho que debía de existir una entrada adicional que condujera directamente a su oficina. Rodeó el edificio y accedió a una estrecha calle alejada del ruido del tráfico que circulaba por la avenida. A unos cuantos metros vio a una mujer que depositaba unas bolsas de basura en un contenedor y Jungkook se acercó a ella.

La mujer arrojó la última bolsa y se lo quedó mirando al oír el sonido de sus pisadas sobre el asfalto.

—Buenos días, ¿podría usted ayudarme? Estoy buscando la puerta de acceso al Room Gastro.

—La tiene delante, pero ahora mismo está cerrado al público —le contestó—. Estamos realizando las tareas de limpieza.

—¿Sabría decirme si el señor Park Bogum se encuentra aquí?

—Lo siento, no tengo ni idea. Yo solo limpio.

—¿Y hay alguien ahí dentro a quien pueda preguntarle?

—No, solo estamos mi compañera y yo.

Jungkook supo que mentía.

Observó la fachada. Había una puerta de acceso al edificio y un panel en el que, entre otros, se anunciaban las oficinas de un abogado, un fisioterapeuta, y una agencia de seguros. El interfono tenía más de cincuenta botones, la mayoría sin etiquetas. Al lado, se encontraba la salida de emergencias del club, que también era utilizada por el personal que trabajaba allí, como el servicio de limpieza.

—Vamos, écheme una mano. Vengo expresamente desde el otro lado de la ciudad para verlo.

—Usted debió llamar antes por teléfono.

Sus ojos rasgados eran obstinados. No estaba dispuesta a ayudarle. Ni un soborno habría tenido éxito.

—Bueno, entonces me quedaré aquí y esperaré.

—Haga lo que quiera. Si me disculpa, tengo que volver al trabajo.

La menuda mujer entró en el club y comenzó a cerrar la pesada puerta.

Desde el interior se escapaba una música suave que al momento fue coreada por unos firmes repiqueteos de tacones. La mujer se quedó quieta y miró hacia atrás.

Una mujer muy atractiva y elegante, que no era la compañera de la limpiadora, asomó al exterior.

Vestía un traje de chaqueta de una firma cara, como las mechas rubias que aclaraban su largo cabello, o como el potente perfume que aniquiló el olor a basura que se había expandido por el ambiente cuando la mujer abrió el contenedor.

—¿Hay algún problema, Sora?

—Este hombre pregunta por el señor Park.

Los ojos de la mujer se clavaron en los suyos como dagas.

—Tengo que tratar un asunto importante con él. No contesta el celular, así que no me ha dejado otra opción.

—Ha pedido que no se le moleste en toda la mañana. Debe de estar muy ocupado.

A Jungkook no se le escapó la ironía con la que dijo aquello.

—Estoy seguro de que a mí me atendería.

Ella torció el gesto y se cruzó de brazos.

Hacía frío y no llevaba más ropa de abrigo que la chaqueta entallada de su traje.

—Sora, ¿puedes dejarnos a solas?

La limpiadora asintió y desapareció en el interior. La joven se balanceó sobre los altos tacones de sus zapatos negros y se mantuvo en silencio hasta asegurarse de que la mujer estaba lejos.

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora