Capítulo 30

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El reencuentro con Taehyung en el teatro fue tal y como Jungkook sospechaba que sería.

Durante los ensayos él adoptó un tono tan profesional que hasta sus compañeros se sorprendieron. Taehyung siempre era agradable y cercano, pero esa tarde estaba distante, serio, y sus comentarios eran fríos y desapasionados.

Pero seguía siendo increíblemente hermoso.

Tenían una conversación pendiente.

Ignoraba hacia dónde les conduciría, ya que él también se sentía bastante confundido, aunque no dejaba que se le notara en el trabajo.

Tras la función de esa noche, se encontró con él a la salida del teatro.

Había sido más rápido que nunca en cambiarse de ropa.

Por regla general, siempre llevaba a casa a su madre y a su tía después de cada representación, pero esa noche Jungkook alteró sus planes.

—Señoras, ¿me permiten que les robe a Taehyung? —les preguntó con genuina amabilidad—. Tengo que hablar con él de un asunto muy importante que no puede esperar a mañana. Les pediré un taxi y correré con los gastos. Seguro que lo entienden.

—Oh, pues claro que no nos importa. Es Taehyung el que siempre se empeña en llevarnos a casa en lugar de dejarnos utilizar el transporte público. Sabemos que se queda en muy buenas manos —comentó Yejin con una sonrisa.

—Se lo agradezco, señora Kim.

Jungkook detuvo un taxi que circulaba libre y abrió la puerta trasera para invitarlas a subir.

—Y no tengas prisa por devolverlo a casa, muchacho —le dijo tía Seulgi con la picardía que la caracterizaba.

Jungkook pagó al taxista una suma de dinero suficiente para ir y volver.

Él había contemplado la escena sin decir ni una palabra. Admiraba su capacidad para comportarse de ese modo tan natural, como si no hubieran hecho el amor hasta desgastarse la piel. Como si no fueran empleador y empleado.

Cuando el taxi se alejó, él se lo quedó mirando con los rasgos acusando el peso de las cuestiones no resueltas. Taehyung no podía controlar el frenético aleteo de las mariposas que habitaban en su estómago cada vez que se quedaba a solas con él. Aquello lo enojaba y lo ablandaba a partes iguales.

—¿Quieres que lo hablemos ahora o prefieres seguir evitando mirarme a los ojos? —No sonó a reproche.

—Lo siento, sé que durante los ensayos no he sido todo lo profesional que debiera pero es que… Se me hace complicado.

—A mí también. No es fácil estar a tu lado y tener que fingir que no me muero de ganas de besarte.

—Jungkook… —Las mariposas le cercaron el corazón y se lo aceleraron.

—Tengo el coche aparcado justo ahí. —Señaló con la cabeza la acera de enfrente—. ¿O prefieres que demos un paseo?

—Hace demasiado frío.

El interior del Ford Lincoln estaba helado. Una gruesa capa de escarcha cubría la luna delantera pero Jungkook encendió el motor y la calefacción pronto lo caldeó. Taehyung sacó las manos de los bolsillos y se desanudó la bufanda. Se quedó mirando al frente. Tenía ganas de hablar, se había pasado el día buscando las palabras que le diría cuando tuvieran un momento a solas, pero ahora no sabía por dónde comenzar. Él se acomodó en el asiento y Taehyung sintió su escrutinio.

—¿En qué medida te arrepientes? —le preguntó él.

—En una escala del uno al diez me arrepiento un quince.

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora