Capítulo 37

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Poco a poco, las frías temperaturas del exterior le fueron templando la sangre y descongestionando el cerebro. Ya hacía rato que contemplaba la noche cerrada de Daegu desde el pequeño balcón de su habitación del hotel. Apenas había tráfico en la calle a esas horas tan tardías, así que los únicos sonidos que le llegaban eran los del viento azotando las hojas de la zona arbolada que había enfrente.

Y los que producían los engranajes de su mente hiperactiva. Tenía un montón de frentes abiertos.

Había subido a su habitación desde el restaurante del hotel con los ánimos muy caldeados. Enfrentarse a Jiho no le preocupaba en exceso, pero discutir con Hoseok sí que le dejaba un poco de malestar del que luego le costaba desprenderse. Su cuñado lo había telefoneado cuando se tomaba una solitaria copa en el bar, después de la cena. Aunque pensaba tratar el tema cuando Hoseok llegara a Daegu, sus preguntas fueron tan directas que Jungkook se vio en la obligación de contarle cómo había discurrido la controversia.

—Ya te avisé de que Jiho no lo encajaría. Ahora mismo nos tiene agarrados por los huevos y si quisiera jodernos no tendría más que abandonar unas horas antes del estreno y dejarnos con el culo al aire —le había soltado, con ademán acusatorio.

—No abandonará.

—No deberías subestimarlo.

—Si algún día decidiera marcharse, intentaría hacerlo por la puerta grande, con un comunicado de prensa en el que alegaría motivos que lo hicieran quedar bien. A Jiho le importa su imagen por encima de cualquier cosa. ¿Qué crees que diría todo el mundo si nos dejara plantados de la noche a la mañana?

Sus argumentos no convencieron a Hoseok y terminaron la conversación con una seca despedida.

Estaba empezando a hartarse seriamente de Jiho. Hasta la fecha había tolerado sus excentricidades, su mal genio y sus aires de grandeza porque era muy bueno desempeñando su oficio, pero todo estaba llegando a un punto intolerable.

El buen ambiente de trabajo debía prevalecer sobre el resto de cuestiones pero tras el paréntesis de aparente amabilidad que reinó mientras Minjae estuvo en la compañía, este había vuelto a enrarecerse. Y eso que Jiho acababa de enterarse de que pronto tendría que compartir su trono con Taehyung. No quería ni imaginarse cómo se comportaría de aquí en adelante.

Quisiera o no, no le iba a quedar más remedio que tomar medidas drásticas por el bien de todos.

Oyó sonidos de pisadas y murmullos camuflados tras la hilera de árboles que enfilaban la calle. Taehyung y Sooyoung se hicieron visibles al llegar a la entrada suavemente iluminada del hotel. Suponía que habían salido a cenar juntos porque no había visto a nadie de la compañía en el restaurante del hotel.

Ya no le preocupaba que Taehyung pudiera desarrollar un interés romántico por Sooyoung.

Estaba seguro de que las emociones que reflejaban sus ojos cada vez que ellos dos se miraban o se tocaban, no podía sentirlas por ninguna otra persona. Pero sí que le dolía la confianza que lo unía a su compañera.

Deseaba estar en su lugar. Quería ser él el que saliera a cenar con Taehyung, el que recorriera las calles de Daegu en su compañía, hablando de mil historias hasta que se les desgastara la suela de los zapatos. Quería escuchar su risa fuera de las paredes del teatro, y poder mirarlo a los ojos sin que un montón de observadores estuvieran pendientes de los dos. Quería volver a besarlo, a hacerle el amor y perderse en la tibieza embaucadora de su cuerpo.

Quería todas esas malditas cosas que él le prohibia.

Relajó las manos cuando se dio cuenta de que apretaba fuertemente la madera de la barandilla. Su relación personal con Taehyung le estaba empezando a afectar y se sentía extraño bajo su propia piel.

Runaway ✿KookTae✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora