19 Parte II.-

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Severus se removió al despertar, bostezo con fuerza mientras tomaba asiento en la cama en la cual dormía y restregó sus ojos para finalmente abrirlos, el niño se sobresalto al ver que no se encontraba en el lugar en el cual habia caído dormido, estaba en una habitación desconocida para él, dentro de una casa que no conocía, Severus bajo de la cama con algo de miedo pero, tragando ruidoso lo hizo, encontró sus zapatos en una de las esquinas de la cama, se los colocó para luego acercarse a la puerta, pero antes de siquiera tocarla esta se abrió.

Una mujer ya algo mayor sostenía una bandeja con lo que parecía ser un desayuno.—Oh, ya despertaste.—Amelia Black, la esposa de Marius le sonrió.—No tienes que asustarte, mi marido ha ido a avisar a tus padres qué estas aquí, dentro de poco vendrán a buscarte.

Severus casi sonrió con ilusión a la espera que fuera verdad, la señora no parecía que mentía, asintió.—Yo.. gracias.

—de nada, cariño, ahora siéntate, he preparado waffles ¿Te gustan?—Preguntó posando la bandeja aun lado de él.—Come todo para que estés fuerte y no te enfermes, ah, toma esto..—Amelia se acercó a su closet y saco un tarrito con remedio.—Marius me dijo que subiste al autobús en plena noche ¿No te dio miedo cielo? Además, estaba lloviznando podrías resfriarte, abre la boca.

Severus lo hizo, la mujer sirvió algo del brebaje en la tapa y lo llevo a la boca del niño, Severus estrujo el rostro el sabor era asqueroso, sabia a aceite de pescado combinado con fresas.

Amelia río levemente.—Emulsión Scott, sano y fuertes crecerás.—Tatareo la canción para luego tenderle el tenedor para que comenzará a comer.

Severus corto una parte del waffles para llevárselo rápidamente a la boca y así pasar el mal sabor del remedio que le habían dado.

Amelia observó al niño comer, acarició su cabello al parecerle lo suficiente adorable.—¿Esta rico?

Severus asintió con las mejillas enrojecidas, los dos pequeños waffles con miel y fresas que le habían servido los acabo con rapidez.—Gracias—repitió.

Amelia le sonrió, sostuvo la bandeja mientras colocaba los platos sucios.—Vamos cariño, bajemos a la sala mientras tu padres vienen en camino, fui al supermercado y compre un cepillo de dientes para ti, lávate la cara y cepillar tus dientes en el baño que esta en el primer piso mientras esperamos ¿Vale?

Severus asintió y sin pensarlo mucho siguió a la mujer.-

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Tarek entró al apartamento en el que se encontraba Eileen, la mujer estaba sentada el pequeño sofá de la minúscula sala-comedor, los ojos de la pálida estaban enrojecidos.

—Escapó..—sollozo débilmente, Tarek cerró la puerta tras él, tomó asiento aun lado de la mujer mientras la sentía temblar, Eileen le habia contado de su paradero desde el primer día de su escape con el niño, y como pensó, las cosas no habían terminado bien.—Mi hijo, escapo, mi hijo ya.. mi bebé ya no...

Tarek atrajo a Eileen a su cuerpo, las lagrimas de la pelinegra no tardaron en humedecer su túnica de color gris.—¿Lo buscaste? ¿Sabes donde esta?

Eileen sonrió con amargura.—¡¿Dónde más debe estar?! Debe estar con ellos, mamá, papá, ellos.. ellos me traicionaron. Tarek.. no puedo.. quiero morirme, e-esto no puede estar pasándome a mí.—La Prince jaloneo la túnica de su prometido.—Mi Sev, mi Sev, no puedo, no puedo estar sin él.

Tarek le abrazo débilmente.—Tengamos un bebé.—Le propuso.

Eileen alzo la vista para verle.—¿Qué?—Murmuró con la vista borrosa.

El futuro en el pasado I - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora