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Severus tomó asiento en la orilla de su cama mientras abría la pequeña carta con nerviosismo, la última vez que James y él habían hablado, había sido esa noche desastrosa en la que el basilisco casi lo mata, y luego de ahí.. jamás se habían vuelto a ver. Poso sus ojos en aquel papel de color blanco que estaba lleno de manchas de tinta y tachones, Severus sonrió al notar eso, pero luego se concentró en leer lo escrito en la carta.

"Querido Severus.

No sé que demonios estoy haciendo, sabes que escribir no es lo mío, en realidad pocas cosas lo son porque soy un idiota, fui un idiota.

Yo no quiero hacer esto por medio de una carta, sé que todo lo que escriba no ayudará mucho así que te suplico, por favor, si en tu corazón aún queda un poco de aprecio por mi, espero que me des la oportunidad de disculparme apropiadamente en persona, prometo que si después de vernos, tú no quieres perdonarme lo entenderé y aceptaré por más que me pese.

Siempre tuyo.

Att: James Potter"

Severus entonces observó que también había una dirección escrita, y como indicaba que era un sitio muggle. El pelinegro tembló.

Ver a James, ver a James.. verse con James.

—¿Cariño, ya estás durmiendo....?—Elena hizo que Severus se sobresaltara, observó como el chico guardaba el papel rápidamente pero ella sonrió, cerró la puerta y tomó asiento junto a él.—¿Y bien? ¿Te lo ha dado Sirius?—Pregunto deduciendo todo.—¿Te lo ha mandado James?

El pelinegro asintió levemente, no le ocultaria aquello a su madre, sabía que ella no estaba de acuerdo en su compromiso con Mulciber y cae vas a que podía se lo hacía recordar a su padre.—He, si, bueno..—Sus mejillas enrojecieron.—Quiere que nos encontremos, en un sitio muggle, bueno.. anotó que su madre le acompañaría y, tu. ¿Si.. podríamos ir?

Elena sonrió temblorosa para luego abrazar a su hijo.—Claro que si, cariño ¿Cómo puedes dudar que te diré no? ¿Cuándo es? Iremos te lo prometo, ya tengo la escusa perfecta para tu padre no tenga que acompañarnos.—Río maldadosa.

Severus asintió –en dos días, en un sitio muggle para que.. nadie de nuestro círculo pueda vernos.

Elena entendió aquello y asintió nuevamente, bien, no era mal momento para un reencuentro. Sabía que Severus lo necesitaba.—Bien, no.. Soy muy buena ubicándome en el mundo muggle pero, lo intentaré.—Rio levemente.—Ahora descansa, cariño ¿Ya tomaste tu medicamento?

Severus asintió.

La mujer beso su frente y cubrió el cuerpo de su hijo con una gruesa manta y apagado la luz.—descanses, mi amor, te amo.

Severus sonrió.—Yo también, mamá.

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Sirius saludo al señor Fleamont al llegar a visitar a su amigo al día siguiente, subió directamente a la habitación de Slytherin, James estaba sentado al parecer haciendo anotaciones en un cuaderno y un enorme libro de medimagia, si bien cuando conoció a James, este le habia asegurado que quería ser auror, todo cambió luego del incidente en Hogwarts, su amigo quería ser medimagio ¿Y por quien quería serlo? Sólo había respuesta: Severus.—¿Interrumpo tu sección de estudio?

James negó y cerró el libro para finalmente acomodarse los lentes.—¿Tu.. L-lograste hablar con él? ¿Lograste darle la carta?—Preguntó.

Sirius asintió.—Si. Lo logré, aunque Mulciber nos interrumpió mientras hablábamos, amigo.. Bueno, Severus no parece enojado contigo.

El futuro en el pasado I - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora